Coronavirus: la salud mental de los franceses, la "cara oculta" de la pandemia
PARÍS.- La salud mental se degrada en Francia. Según las autoridades sanitarias, el número de personas que sufren de un estado depresivo creció en forma exponencial en el país desde que comenzó la pandemia de coronavirus.
"El Covid-19 afecta el cuerpo, pero también el alma de los enfermos y de sus familias", advirtió esta semana Jerôme Salomon, director general de Salud Pública.
La situación, considerada por los especialistas como "la cara oculta" de la pandemia, es confirmada por numerosos estudios realizados en entre decenas de miles de personas. El mes pasado, un sondeo del instituto Ifop abordó la cuestión del suicidio. Uno de cada cinco franceses habría pensado en esa opción durante 2020.
"Entre el 20% de los encuestados que declaró haber pensado en esa posibilidad seriamente, 11% lo hicieron durante el primer confinamiento y 17% después de ese periodo, lo que debería hacernos tomar conciencia en forma colectiva de la crisis que nos espera", concluye Ifop.
Según los responsables del sondeo, la explicación de ese fenómeno reside en la solidaridad que se manifestó durante el primer confinamiento, menos durante el segundo, y la dificultad de pasar al acto cuando alguien se encuentra confinado en familia.
Desde la segunda semana del primer confinamiento, en el mes de marzo, el psiquiatra francés Nicolas Franck, profesor y médico en el hospital universitario Lyon Claude Bernard, lanzó una amplia investigación sobre las consecuencias de la extraordinaria situación social provocada por el Covid-19.
"Nuestra investigación permitió estudiar la evolución de la salud mental durante ese periodo y constatar que fue degradándose continuamente", explica Franck.
En un libro recientemente publicado, "Covid-19 y sufrimiento psicológico", el doctor Franck afirma que esa degradación es particularmente manifiesta en ciertas categorías de la población: la gente aislada, los más jóvenes, los desempleados, aquellos que padecen alguna invalidez o que estaban enfermos antes de la crisis.
"Mientras más largo es el confinamiento, más difícil es para la gente y más necesario es acompañarla", precisa.
El ministro de Salud Pública, Olivier Véran, confirmó ayer esa nueva consecuencia de la pandemia en su conferencia de prensa cotidiana:
"Durante el confinamiento, uno de cada tres estudiantes manifestó signos de sufrimiento psicológico", dijo. A su juicio, las causas son múltiples, todas resultado de la profunda conmoción que aquejó la vida de la gente.
"Antes que nada es el enfrentamiento con la muerte, la angustia de los que estuvieron enfermos, el temor de contagiar a nuestros allegados y, a veces, la culpabilidad de haberlos contagiado", prosiguió.
Para Véran, es también a causa del famoso distanciamiento físico, que puede favorecer una actitud de encierro en si mismo.
"El confinamiento también puede provocar tensiones familiares, incluso violencia dentro del núcleo familiar", agregó el ministro, recordando algunas medidas que tomó el gobierno para actuar rápidamente en esos casos.
Para los especialistas, no se trata de decir que los franceses han perdido la razón. Simplemente se sienten menos bien, incluso muchos de ellos no presentan trastornos serios.
"Pero tienen dificultades para proyectarse en el futuro, se sienten inútiles, incapaces de verse en armonía con el contexto. Todos hemos visto nuestra salud mental más o menos afectada por las circunstancias", explica Franck.
La mayoría de sus colegas lo confirman: ciertas personas que nunca habían pisado un servicio psiquiátrico o jamás habían visto un médico psiquiatra, comenzaron a consultar.
"La paradoja es que ese aumento está en constante progresión mientras que, al mismo tiempo, los medios adjudicados a ese sector hospitalario se reducen en forma constante", se lamenta.
Para los especialistas esta pandemia dejó al descubierto grandes necesidades en el terreno de la salud mental.
"Será necesario abordar rápidamente numerosos aspectos. La gente quedó pasmada por las circunstancias y tuvo que reconstruir algo rápidamente. Es necesario ocuparse de aquellos que no lo lograron", explica Franck.
"Desde el primer día, todos tratan de hallar un equilibrio entre los riesgos de contagio y el aspecto económico de la pandemia. Pero el gran olvidado de toda esta crisis es el impacto psíquico, extremadamente fuerte y muy subestimado", advierte por su parte el doctor Eric Charles, psiquiatra en el centro hospitalario Esquirol.
Previendo esa degradación de la situación, el Ministerio de Salud Pública creó en forma urgente en el primer confinamiento "41 células de emergencia médico-psicológicas, que atendieron a 8000 pacientes durante el primer confinamiento", recuerda Olivier Véran. En pocos días más, 160 psicólogos suplementarios se incorporarán a esas células. El gobierno activó asimismo un número verde, que registró más de dos millones de llamadas desde el mes de abril.
"En este momento, recibidos más de 20.000 llamados diarios", precisó el ministro.
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