Coronavirus. Rivera, la ciudad fronteriza con Brasil que es una bomba de tiempo para Uruguay
Elogiado durante meses como uno de los países que mejor dominó la pandemia en la región –de hecho está en el puesto 12 del índice del Instituto Lowy de Sidney entre los mejores países por sus resultados sobre el coronavirus –, Uruguay, sin embargo, tiene un talón de Aquiles: la llamada Frontera de la Paz, 12 kilómetros de límite urbano que lo separan –o más bien unen– a Brasil.
Las ciudades de Rivera (norte de Uruguay) y Santana do Livramento (sur de Brasil) conviven a tal punto que se transforman en dos grandes barrios de una misma ciudad, integradas por una gran avenida, una frontera imaginaria que permite estar en los dos países al mismo tiempo. Son la gran puerta de entrada a ambos países y el punto de acceso por el cual la crisis epidemiológica de Brasil, el país con el peor manejo de la pandemia según el mismo índice, alarma a Uruguay.
Rivera tiene 90.000 habitantes y Santana do Livramento, unos 80.000. La vida de esta "ciudad binacional" funciona como una sola desde su fundación histórica. Muchos habitantes residen en un lado, pero trabajan del otro.
Estas peculiaridades generaron que bajo el contexto de pandemia, la frontera entre Brasil y Uruguay fuera casi imposible de controlar. Pese a los intentos del gobierno de Luis Lacalle Pou por cerrar sus puertas para controlar el virus, al norte del país esa frontera permanece como una ventana permeable. Hoy el departamento de Rivera tiene el índice más alto de contagios de Uruguay en la escala de Harvard, de 38,03, que indica que de los 103.500 habitantes del departamento, 2101 tuvieron Covid-19. Rivera se considera "zona roja".
"El ingreso a Uruguay está restringido por ley, pero a Rivera no. En la barrera fronteriza a 12 kilómetros hacia el sur de la ciudad está el Ejército controlando que las personas que entren sean uruguayos residentes únicamente", explica a LA NACION Richard Sander, intendente del departamento de Rivera. Agrega que la intendencia se encarga de controlar los comercios y los espacios públicos, con énfasis en el uso del tapabocas, el distanciamiento y otras medidas. Pero en cuanto a la ciudad de Rivera, "la vida diaria es muy difícil de poder ponerle barreras", aclara.
Al ser ciudades gemelas, nunca estuvo sobre la mesa la idea de cerrar por completo el paso. "Los 12 kilómetros de frontera seca son muy complejos, necesitaría una enorme cantidad de efectivos policiales y militares que no tenemos en el departamento, y además se complicaría la vida", agregó el intendente.
Cerrar la conexión entre la ciudad de Rivera y Santana es "materialmente imposible" según Tabaré Viera, senador por el sector batllista del Partido Colorado y exintendente de Rivera. "La frontera es totalmente permeable. Iría contra la naturaleza de la convivencia pacífica de lo que nos gusta llamar la ‘Frontera de la Paz’", dijo a LA NACION.
El sistema de salud entre ambas no está coordinado. Si bien las autoridades mantienen reuniones semanales integradas por un comité de emergencia, tienen un sistema de salud distinto. "Tenemos campañas coordinadas que apuntan a proteger a los vecinos y cuidar a los adultos mayores. Sí realizamos trabajo en conjunto para entregar alcohol en gel, tapabocas, folletos para explicar cómo debía circular la gente en la ciudad", dijo Sander.
"Tenemos un sistema de salud pequeño para las demandas de la ciudad y mucha cercanía con el sistema de salud de Rivera, pero los sistemas de salud no están coordinados debido a las diferentes legislaciones. Hay un reglamento distinto para Brasil y para Uruguay", explicó a LA NACION Ana Tarouco, la alcaldesa de Santana do Livramento, que también figura en zona roja, con 2445 casos confirmados de coronavirus.
Brasil está inmerso en una crisis sanitaria, con la nueva cepa del virus surgida en Manaos que, según los expertos, pone en peligro la inmunidad de rebaño de la capital del Amazonas y podría volverse "dominante" en el país en un mes.
Brasil, uno de los países más golpeados por la pandemia (con 221.547 muertos por Covid-19, solo detrás de Estados Unidos) empezó a vacunar el 18 de enero con la vacuna china Coronavac. Por su parte, el gobierno uruguayo espera recibir a fin de febrero las dosis de Sinovac y Pfizer. Es por eso que muchos médicos y enfermeros uruguayos, con doble nacionalidad, cruzan al lado brasileño para inocularse. Santana do Livramento recibió una orden de alrededor 1000 vacunas, de las cuales ya prácticamente todas fueron aplicadas.
"El año pasado, Rivera y Santana establecieron un protocolo de acción conjunta binacional para combatir la pandemia, pero aún no se hablaba de vacunas, por lo cual, ésta no integró el protocolo", expresó Tarouco. "La semana próxima Lacalle Pou se juntará con Jair Bolsonaro y la situación de la frontera es uno de los temas a tratar. Estamos esperanzados de poder tener un protocolo conjunto de vacunación a partir de esta reunión", concluyó.
Viera dijo que se planteó al gobierno la posibilidad de realizar un "cinturón sanitario" cuando comience la vacunación masiva. Es "una especie de barrera al ingreso de nuevos casos y nuevos contagios". Para ello, sería necesario que "las fronteras tengan prioridad" en la inmunización.
Santana tiene dos hospitales. "Organizamos una vacunación escalonada y un equipo administra las 660 dosis disponibles. La campaña de vacunación comenzó hace una semana y terminará cuando se acaben las vacunas", informó Raquel Levy, coordinadora de Inmunizaciones del hospital Santa Casa.
Free shops
Rivera es conocida como la ciudad de los free shop. El turismo de la ciudad en buena medida depende de los brasileños que compran productos importados. El sector comercial, sin embargo, se vio muy afectado por los cierres y muchos comercios tuvieron que bajar la persiana.
Según Carlos Loaiza Keel, secretario general de la Cámara de Free Shops de Uruguay, la caída en la facturación fue de 70% en algunos casos. "La situación probablemente haya destruido unos 3000 empleos. Hubo una contención muy fuerte del gobierno uruguayo a través del seguro de desempleo que impidió muchos despidos", señaló.
Por otro lado, el flujo de turistas que llega desde distintos puntos del sur de Brasil a las tiendas libres de impuesto riverenses no cesó.
"Los fines de semana se ven muchísimos ómnibus estacionados en la ciudad. Mucha gente viene a comprar productos baratos para después revenderlos en sus localidades", dijo Maitena Rivas, una estudiante santanense de Derecho, de 25 años.
"Los brasileños continúan llegando en cantidades industriales diariamente. Se nota de forma acentuada los fines de semana. Vienen a comprar cosas importadas y los casos de coronavirus siguen en aumento. Decenas de ómnibus vienen, estacionan del lado brasileño, y cientos de personas hacen sus compras normalmente como si nada pasara. Uno los ve tomando mate, compartiendo bebidas", detalló María Eugenia Viera Grau, riverense de 32 años. "Debería haber más controles, pero la vida de la frontera hace necesario que entren personas para que haya ingresos económicos", agregó.
Otro problema atormenta a esta frontera y en particular a Uruguay: los migrantes. "Uruguay por ley debe brindarle refugio a los migrantes, que en su mayoría van a Montevideo. Tenemos un protocolo para que sigan su curso", contó Gustavo Guedes, responsable del Centro Coordinador de Emergencias Departamentales. "Se les hace el test y se los aloja en un centro de contingencia. A hoy pasaron 436 migrantes. Cuando dan negativo –la mayoría– los liberamos para que sigan". Guedes expresó que en los últimos días recibieron una gran cantidad de migrantes, en su mayoría cubanos.
Lucía Miguel y Rafael Córdoba
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