Coronavirus: un rebrote amenaza el éxito de cinco países en su lucha contra la pandemia
Hace un tiempo los científicos vienen diciendo que no es cuestión de si el brote estallará en un país sino de cuándo lo hará. Bajo esta premisa, los gobiernos de todo el mundo han trabajado a contrarreloj para retrasar la llegada del nuevo coronavirus a sus territorios y, de esa manera, "aplanar la curva" de contagios y evitar que sus sistemas sanitarios colapsen.
Y algunos lo lograron. Incluso recibieron elogios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su manejo de la epidemia y se sorprendieron al ver que la ola de infectados no llegaba para desbordar sus hospitales. Sin embargo, un reciente pico de nuevos casos en Japón, Singapur, Suecia, Dinamarca e Indonesia podría ser un indicio de que estos países cantaron victoria demasiado pronto. De hecho, a contracorriente de la mayoría, comenzaron a endurecer las medidas de confinamiento en lugar de suavizarlas.
El 31 de marzo, Japón tenía 2178 casos positivos. Un número asombrosamente bajo en comparación a otros países de la región, y dado su alto porcentaje de adultos mayores de 65 años (27,8%), sus ciudades densamente pobladas y su gran conexión con China.
Tampoco había tomado medidas draconianas de aislamiento. Hasta hace unos días decenas de personas estaban reunidas en los parques para presenciar el florecimiento de los cerezos.
Sin embargo, el favorable escenario ha comenzado a revertirse en los últimos días. Desde que comenzó abril, Japón ha registrado 1728 nuevos casos, con un pico máximo el 5 de abril de 515 contagios en un solo día, alzando la cifra global a 4257, según la herramienta de monitoreo de la Universidad Johns Hopkins. Aunque no es un número alarmante, menos aún si se lo divide per cápita, en tan solo una semana el país registró casi la misma cantidad de casos que en dos meses.
Ante este repunte de infecciones, el primer ministro Shinzo Abe declaró ayer estado de emergencia por un mes, robusteciendo las medidas de respuesta a la pandemia. Pero algunos expertos temen que la decisión se haya tomado demasiado tarde y que no sea lo suficientemente severa.
"Japón ha metido la pata", dijo Kenji Shibuya, director del Instituto de Salud de la Población del King’s College de Londres, a The New York Times. Los casos confirmados, dijo, son "solo la punta del iceberg", y agregó que una oleada de pacientes podría provocar el colapso del sistema de salud de Tokio.
Abe también anunció esta semana que el país aumentará su capacidad de testeo a 20.000 por día. Hasta ahora, rara vez había realizado incluso la mitad de las 7500 pruebas diarias disponibles. El incremento permitirá evaluar con mayor claridad la situación real de casos en el país.
Por su parte, Singapur fue señalado como uno de los primeros casos de éxito en la contención de la epidemia. Su sistema de salud de primer nivel, las medidas inexorables de rastreo y reclusión que tomó el gobierno, y la obediencia de los ciudadanos a las órdenes expansivas de las autoridades parecían la combinación perfecta para una respuesta triunfante frente la crisis.
Pero en los últimos días la ciudad-estado registró nuevos picos: el 5 de abril batió su récord con 120 casos en 24 horas, y ayer los enfermos llegaron a 106, elevando la cifra total de contagios a 1623. De nuevo, este número no es aterrador, pero es significativo si contemplamos que para fines de marzo había 926 infectados en en el país.
Como respuesta, el gobierno ordenó el lunes el cierre de las escuelas y la mayoría de los lugares de trabajo durante un mes como parte de un paquete de restricciones más severas para combatir la Covid-19. Singapur había sido uno de los pocos países que se había resistido a hacerlo, citando investigaciones preliminares de que los niños y los jóvenes no están tan afectados como los adultos por el virus, incluso cuando más de 160 países ya habían cerrado sus escuelas.
"Fue correcto mantener abiertas las escuelas, pero a partir de ahora, creo que si queremos hacer un interruptor de circuito correctamente, deberíamos cerrarlas", dijo el ministro de Educación, Ong Ye Kung, a Bloomberg TV.
Alarma en Suecia
Otro de los países que sufrió un duro revés esta semana fue Suecia. Desde comienzos de mes, el país nórdico fue testigo no sólo de un aumento en los nuevos casos sino también en las muertes. Rompió su marca de contagios el 2 de abril con 621 y ayer la de fallecimientos con 114.
La estrategia blanda por la que optó el gobierno sueco que excluye el cierre de escuelas, restaurantes y bares ya había suscitado las críticas de varios expertos y personalidades públicas, quienes acusaron a la Agencia de Salud Pública de poner en peligro la vida de la gente.
"No podemos permitirnos repetir en Suecia la desesperación humana de Wuhan y Bérgamo. Sería una apuesta violatoria del principio fundamental de la sociedad, el que establece que cada individuo tiene un valor propio", afirmó el director del diario de referencia sueco Dagens Nyheter el mes pasado, al pedir medidas más severas y la generalización de los test del nuevo coronavirus.
Sin embargo, el gobierno, que confía plenamente en las bondades de su sistema de salud, defendió sus iniciativas. "No estamos haciendo como si no ocurriese nada en Suecia", consideró la ministra de Salud, Lena Hallengren.
Los contagios en la nación escandinava alcanzaban esta mañana los 8419 y las muertes las 687.
La cercana Dinamarca también comenzó el mes de abril con el pie izquierdo. Luego de un pico el 11 de marzo con 252 casos en un día, la situación parecía haberse calmado y los nuevos infectados habían disminuido considerablemente. Pero esta última semana el país sumó 2211 contagios, aumentando el número total a 5071, con un récord de 371 infectados el 3 de abril.
El repunte tomó por sorpresa al gobierno danés, que a finales de marzo se preparaba para flexibilizar las medidas de contención –que incluían el cierre de sus fronteras, de instituciones educativas, negocios privados no esenciales y gran parte del sector público–, las cuales parecían haber funcionado.
"Si nosotros, los daneses, durante las próximas dos semanas, más allá de Pascua, seguimos unidos, con distancia, y si los números permanecen estables y razonables, entonces el gobierno comenzará una apertura gradual, tranquila y controlada de nuestra sociedad nuevamente", dijo el 30 de marzo la primera ministra danesa Mette Frederiksen.
Pero sus planes podrían frustrarse si el rebrote continúa.
Indonesia, con 1548 enfermos a finales de marzo, había resaltado por la ausencia de casos, una sorpresa dado que es el cuarto país más poblado del mundo y dada su cercanía con China. Pero desde que comenzó abril no ha parado de batir marcas, con un pico máximo ayer de 247 casos en un día, alcanzando una cantidad de 2956 a nivel nacional.
Aunque el número es bajo, más aún cuando se lo divide por sus 264 millones de habitantes, una frase reciente del presidente Joko Widodo ha generado preocupación sobre la verdadera situación en el país.
"No le dimos cierta información al público porque no queríamos despertar el pánico", admitió Widodo, quien retuvo deliberadamente información sobre los casos de Covid-19 para que la gente no recurriera a comportamientos como las compras de pánico.
Widodo declaró la emergencia sanitaria el 31 de marzo. Pero los académicos de la London School of Hygiene en Reino Unido estimaron días antes que el número real de casos podría ser superior a 34.000, según informó la BBC.
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