Coronavirus: con reacciones tardías, Ecuador no logra salir del pantano
Mientras los números no ceden y los enfermos de las zonas más afectadas se mueren en sus casas y se entierran donde sea, en Ecuador, con la segunda mayor cifra de muertos de Covid-19 de América Latina, detrás de Brasil, pero con una población varias veces menor, se preguntan hasta cuándo seguirá la expansión "tremendamente agresiva" del coronavirus.
Con 7600 casos y 369 muertos confirmados, según cifras oficiales -aunque serían más, según expertos-, las perspectivas no son mucho mejores que hace dos semanas en Ecuador. En ese momento, los cuerpos sin retirar de las casas de familia o dejados en la calle a la buena de Dios, pusieron a Guayaquil de ejemplo de cómo el virus, si se le saca el ojo de encima, puede sembrar un caos de dimensiones épicas en una ciudad.
El epidemiólogo Daniel Simancas, que reconoce los apresurados y tardíos esfuerzos del gobierno nacional que tratan de paliar la catástrofe sanitaria, es enfático es señalar que falta mucho por hacer y que el tiempo es el peor enemigo.
"Se han implementado varias estrategias para mejorar la crisis, sin embargo todavía son insuficientes, sobre todo en lo referente al número de pruebas de diagnóstico, la implementación de personal, mascarillas, insumos y equipos para los casos graves", dijo Simancas a LA NACION.
Ecuador aumentó la dotación de trabajadores de la salud, compró equipamiento en el exterior, sancionó a miles de infractores de la cuarentena. Pero igual se queda corto mientras el virus se las ingenia para evadir a sus perseguidores y deja en el aire la respuesta de cuándo se alcanzará el pico. Iba a ser esta semana, luego se corrió hacia mayo.
"En el caso de Guayaquil tuvimos una propagación extremadamente agresiva, estimamos que a corto plazo podríamos alcanzar el pico de la curva epidemiológica", declaró el ministro de Salud, Juan Carlos Zeballos, con más ilusión que certezas. Y dijo esperar que con el distanciamiento social, la restricción de la movilidad y el cuidado personal "la curva empiece a mostrar una forma geométrica de estabilidad y descenso sostenida".
La alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, cuestionada por su manejo de la crisis, dijo que los hospitales, morgues y cementerios de la ciudad siguen desbordados por un desastre sanitario que pegó como nunca en la ciudad.
"No hay espacio ni para vivos ni para muertos", declaró Viteri. Y admitió, además, que el Covid-19 los tomó por sorpresa. Cuando aún creían que era un problema chino o a lo sumo europeo, el virus se subió a los aviones y pasó la aduana como un amigable turista más.
"Como era época de vacaciones, viajaron nuestros ecuatorianos al exterior y vinieron las personas nuestras que vivían en Europa. Y cuando llegaron no hubo ningún control como se debió haber hecho si hubiéramos sabido que esto ya venía por aire", confesó Viteri, que también se contagió del Covid-19. Fue en las primeras semanas de la crisis, cuando según sus críticos las reacciones vacilantes de su gestión, así como la del gobierno nacional, le dieron tiempo al virus para sentirse en casa.
La cuarentena impuesta por el presidente Lenín Moreno a mediados de marzo, arma central contra el Covid-19 como en todos los países, fue reforzada con un toque de queda desde las dos de la tarde. Aunque muchos no la cumplen: casi 10.000 personas fueron multadas desde que rige la prohibición de circular en horas de veda total, y cerca de 300 personas fueron puestas en prisión preventiva. Solo en Guayaquil se retienen más de 100 autos al día.
Al mismo tiempo se estudia establecer un sistema diferenciado en las provincias, un semáforo con tres niveles de riesgo que permita facilitar la movilidad y descongelar la actividad económica, con los debidos controles. En Guayaquil y la provincia de Guayas no se conocerá ningún color que no sea el rojo furioso. Pero otras provincias menos afectadas se sienten con más resto para entrar en movimiento.
El doctor Simancas advirtió contra la idea de graduar la cuarentena cuando queda tanto por hacer. "El semáforo funciona una vez que tienes diagnosticadas y localizadas a las personas enfermas y a los casos sospechosos para que el resto de las personas puedan resguardarse. En este caso no las tenemos. Las pruebas llegan más tarde a las provincias lejanas de los centros de diagnóstico y no sería prudente por el momento levantar las medidas", afirmó.
La economía tampoco deja margen a los ecuatorianos para ilusionarse en el mediano plazo, ya que la secuencia de pandemia-recesión que se augura como regla general en el plano internacional podría impactar en Ecuador como en pocos otros lugares de la región.
Según las proyecciones del FMI difundidas en Washington, Ecuador podría caer un 6,3% este año, muy por encima de la baja del 5,2% en promedio de América Latina. Sería el tercer país con peor performance económica de la región, detrás de México y Venezuela, tres países petroleros.
De cumplirse estas cifras, Ecuador podría estar experimentando la crisis de mayor impacto desde 1967, según los registros del Banco Central del Ecuador (BCE).
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