Coronavirus: por qué Noruega y Finlandia ahora son los modelos a seguir
Mientras Estados Unidos y Europa luchan a brazo partido para contener el rebrote de contagios en medio del otoño boreal, dos pequeños países están logrando revertir la tendencia y mantener bajo control el número de contagios sin imponer restricciones draconianas.
En el norte de Europa, Finlandia y Noruega pueden jactarse de las tasas de mortalidad por Covid-19 más bajas Occidente y de una baja incidencia de contagios, manteniendo sus economías y actividades sociales abiertas, mientras al resto del continente volvían las restricciones y el confinamiento.
Aunque Suecia había captado la atención internacional por negarse a imponer restricciones —una política que hoy está revirtiendo, frente a la espiral de contagios y de muertes—, ahora son sus dos vecinos nórdicos los que se destacan como los equivalentes occidentales de las naciones asiáticas que lograron evitar las peores consecuencias de la pandemia.
¿Su receta? Una breve confinamiento focalizado en marzo, seguido de estrictos controles fronterizos, con hisopado y cuarentena obligatoria para todos los viajeros.
Hace seis meses, a principios de la primavera boreal, el resto de Europa logró disminuir los casos con un estricto confinamiento y cierre de la economía, pero como la mayor parte del continente fue reabriendo sus fronteras, los veraneantes se convirtieron en incubadoras de una nueva y gigantesca ola de contagios. Y aunque los gobiernos reimpusieron las restricciones draconianas, las fronteras de Europa siguen mayormente abiertas.
El combo de políticas de los países nórdicos puede servir de ejemplo para los gobiernos occidentales que no saben cómo transitar los meses que faltan hasta que la vacuna esté ampliamente disponible, y donde la nueva cuarentena genera enorme frustración entre la gente y costos económicos irremonatables.
"Acá la vida está mucho más cerca de la normalidad que en la mayoría de los países", dice Katja Kähkönen, directora de teatro de Tampere, Finlandia. La nueva obra de la directora se estrenó el sábado frente a un público reducido, por las reglas de aforo de alrededor de un 50% que permiten que la gente asista a restaurantes y teatros.
Después de la función, Kähkönen y su elenco cenaron en un restaurante italiano, cerca de un bar donde se realizaba un concierto de rock, una escena hoy inimaginable en casi cualquier otro país europeo.
Controles fronterizos
Finlandia y Noruega siguen un protocolo similar, con estrictos controles de ingreso y salida del país, aislamiento obligatorio para los viajeros, y exhaustivos rastreos de las cadenas de contagios, para evitar los "eventos de supercontagio" cuando ya hay un caso confirmado. A los viajeros que ingresan a Noruega se les exige un certificado de testeo negativo y deben hacer cuarentena en aislamiento durante 10 días en un hotel autorizado. Quienes violan el confinamiento son pasibles de cuantiosas multas o la inmediata deportación.
Frenar tempranamente los arribos internacionales e instar a los finlandeses a no viajar al extranjero fueron las bases del éxito de Finlandia, dice Mika Salminen, director del Departamento de Salud y uno de los arquitectos de la estrategia del país contra la pandemia. Con esas medidas, los viajes aéreos cayeron un 95% y más del 94% de los finlandeses veranearon dentro del país entre mayo y agosto, mientras que el resto viajó mayormente a la vecina Noruega.
"Por eso no importamos contagios, como sí ocurrió en gran parte de Europa", dice Salminen.
Tanto Finlandia como Noruega se destacan por haber alcanzado un amplio consenso político sobre su estrategia para la pandemia. Las medidas apenas se modificaron a lo largo de los meses, y eso evitó la confusión que reina en el resto de Europa por el permanente cambio de reglas. Además, las encuestas muestran que las medidas cuentan con amplio apoyo popular.
En marzo, el partido gobernante y los partidos opositores de Noruega dieron una conferencia de prensa conjunta para apoyar la política del país frente a la pandemia. El gobierno ha publicado todas las recomendaciones de los expertos que dan sustento a sus medidas, y la primera ministra Erna Solberg brinda conferencias de prensa para niños por televisión, donde ella y sus ministros responden a las inquietudes de los chicos sobre la pandemia. En abril, Finlandia hizo lo mismo.
Det blir en annerledes påske i år. La oss gjøre det beste ut av det. Vi kan spille morsomme brettspill med våre...
Publicado por Erna Solberg enSábado, 4 de abril de 2020
Y ese enfoque les ha reportado beneficios económicos. Está previsto que los PBI de Noruega y Finlandia caigan este año un 2,8% y un 4% respectivamente, frente a caídas previstas del 12,8% en España y del 9,8% en Francia y Gran Bretaña, según estimaciones del FMI.
En el frente sanitario, Noruega y Finlandia están siendo capaces de rastrear el origen de la mayoría de los nuevos contagios, mientras que Alemania —que en términos generales ha tenido mejores resultados que la mayoría de las grandes naciones europeas—, no logra determinar el origen del 75% de los casos. Cuando las autoridades noruegas notaron una mayor incidencia del Covid-19 en algunas minorías, organizaron reuniones con líderes comunitarios y religiosos para diseñar una estrategia de información conjunta.
Este mes, Noruega experimentó un aumento de nuevos casos, que las autoridades atribuyen en gran medida a los trabajadores extranjeros que habían esquivado la cuarentena gracias un vacío legal que desde entonces fue subsanado.
Por supuesto que a ambas naciones las beneficia su baja densidad poblacional, una sofisticada infraestructura digital, sistemas de atención médica de primer nivel, y una confianza pública en el gobierno relativamente alta. Casi la mitad de los 5,5 millones de finlandeses utilizan la aplicación para celulares que implementó el gobierno para el rastreo de contactos, y el cumplimiento de las reglas supera el 80%, según Vivikka Richt, vocera del Ministerio de Salud.
"Cuando el gobierno establece reglas para protegernos de la pandemia, no salimos a las calles a protestar, como pasa en otros países", dice Richt en referencia a las protestas en Estados Unidos y Europa.
Esa confianza fue clave para que Noruega fuese capaz de contener los contagios sin imponer medidas draconianas, dice Bent Høie, ministro de Salud del país. Al principio, Høie invocó la antigua tradición nórdica del dugnad, el trabajo comunitario no remunerado realizado en solidaridad con los vecinos, como receta para vencer la pandemia.
"Es importante que las personas no solo tengan confianza en el gobierno, sino también entre ellas" dice Høie. "Tienen que saber que cuando siguen las reglas, su vecino también lo hará."
Cultura nórdica
La cultura nórdica también jugó un papel para mantener a raya al virus. Los funcionarios de ambos países reconocen que el hecho de que haya pocos hogares intergeneracionales y que la distancia social sea algo comúnmente aceptado reduce las chances de que el virus llegue a los grupos vulnerables.
"Los finlandeses son amigables, pero tal vez un poco retraídos en términos de contacto físico", dice Salminen. "Es probable que nuestro espacio de confort individual sea más grande que el de los italianos."
Noruega y Finlandia también aprovecharon el verano boreal para prepararse para el aumento invernal de los contagios. En cooperación con las autoridades, las universidades finlandesas capacitaron online a miles de personas para realizar el rastreo de contactos, mientras que Noruega aumentó su capacidad de testeo para alcanzar al 5% de su población todas las semanas.
Noruega, al igual que Finlandia, tiene un sistema descentralizado en el que los municipios disfrutan de cierta autonomía para dictar normas frente a la pandemia. Esta semana, por ejemplo, Oslo prohibió la venta de alcohol en bares y restaurantes, cuando se conocieron datos que muestran que el virus se estaba propagando más rápido entre los adultos jóvenes cuando consumían alcohol.
Las empresas también se han adaptado. Durante la primavera boreal, unos 9000 de los más de 12.000 empleados de OP Financial Group, con sede en Helsinki, trabajaron desde sus casas. Ahora esa cifra se ha reducido a 7000, pero solo el 30% del personal puede estar en la oficina simultáneamente, dice Hannakaisa Länsisalmi, directora de recursos humanos de la empresa.
Länsisalmi dice que por suerte ha podido seguir practicando su pasatiempo, el ballet clásico, pero que durante las clases se le exige usar máscara, y que su grupo se ha reducido a cinco personas. Ahora espera con ansias el inminente estreno del Cascanueces en la Ópera Nacional de Finlandia.
"Un espectáculo perfecto de Navidad, aunque por supuesto todos estarán con máscara", dice Länsisalmi. "Mejor prevenir que curar: ese es nuestro mantra."
The Wall Street Journal
(Traducción de Jaime Arrambide)
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