Coronavirus: por qué no sabemos la verdadera tasa de letalidad del Covid-19
NUEVA YORK.- Las morgues de algunas ciudades norteamericanas están desbordadas, las casas de sepelios de los lugares más golpeados por el coronavirus no dan abasto, y las columnas de obituarios en los periódicos parecen interminables. En Estados Unidos, el Covid-19va camino a cobrarse más vidas que la gripe estacional.
Pero determinar con exactitud la letalidad del nuevo coronavirus es una pregunta crucial que enfrentan los epidemiólogos, convencidos de que las oleadas de contagios pueden durar hasta 2022.
A fines de febrero y principios de marzo, cuando el virus se propagaba por el mundo, las proyecciones de posible cantidad de muertes que hacían circular los expertos en enfermedades infectocontagiosas ya eran bastante sombríos: anticipaban un 1% de letalidad, 10 veces más alta que la gripe común.
Pero según varios relevamientos no oficiales del Covid-19 que calculan la tasa de letalidad dividiendo el total de muertos por el número de casos conocidos a nivel mundial, alrededor del 6,4% de las personas que contraen el virus pierde la vida por la enfermedad.
En Italia, la tasa de letalidad ronda el 13%, y en Estados Unidos el 4,3%, según las últimas cifras de casos conocidos y fallecimientos. Incluso en Corea del Sur, donde los testeos masivos ayudaron a contener el brote, el 2% de la gente que dio positivo murió, según los datos más recientes.
Estas supuestas tasas de letalidad también parecen variar enormemente según la zona geográfica: la mortandad en Alemania parece ser una décima parte de la de Italia, y la de Los Ángeles un tercio de la de Nueva York. Comparando los distintos estados norteamericanos, Michigan encabeza la lista con un 7%, mientras que Wyoming, que esta semana registró las primeras dos muertes, tiene una de las más bajas de Estados Unidos, cerca de un 0,7 por ciento.
Según los virólogos, no hay evidencia de que el virus, cuyo nombre científico oficial es SARS-CoV-2, haya mutado en cepas que sean más letales en algunos lugares del mundo que en otros. Por eso la enorme variación en la tasa de letalidad entre los distintos países despierta tantas dudas.
Determinar tasas de letalidad en medio de una pandemia es un desafío doble, ya que las cifras van cambiando todo el tiempo. Según los epidemiólogos, las tasas de letalidad basadas en la comparación del número de muertos, relativamente fáciles de contar, con la cantidad de infectados, algo no tan sencillo, casi siempre sobreestiman la verdadera mortandad del virus. Las autoridades sanitarias y los epidemiólogos estiman que algunas comunidades, por cada caso confirmado hay entre 5 y 10 personas infectadas no detectadas, y algunos dicen que son incluso más.
A eso se suma que el momento del fallecimiento está desfasado del momento de contagio. Los miles de personas que murieron de Covid-19 esta semana en Estados Unidos muy probablemente se infectaron de un mes a esta parte. Por lo tanto, aunque el número de nuevos casos conformados empiece a caer en los lugares más afectados, como Nueva York, lo más probable es que la tasa de mortalidad igual aumente.
"Para calcular con exactitud la tasa de letalidad hay que saber cuántas personas están infectadas y cuántas murieron por la enfermedad", dice Ali H. Mokdad, del Instituto de Mediciones y Evaluaciones Médicas de la Universidad de Washington en Seattle. "Sabemos cuánta gente muere, pero no cuántos infectados hay."
De hecho, hasta el número de muertos parece un blanco móvil. Las muertes por Covid-19 que se producen en los hogares no parecen ser contadas como producto de la enfermedad. El martes, cuando las autoridades de Nueva York empezaron a incluir a los fallecidos que nunca habían sido testeados, pero que se presumía que habían muerto por coronavirus, la ciudad sumó 3700 muertos más.
Pero la cantidad de fallecidos no contabilizados es mínima en comparación con la cantidad de infectados no detectados, afirman los epidemiólogos. Las estadísticas que suelen citar los alcaldes y gobernadores en las conferencias de prensa del Covid-19 se basa en datos que incluye mayormente a personas con síntomas lo suficientemente graves como para ser testeadas.
Los epidemiólogos lo llaman "sesgo de severidad". Por eso inicialmente si informó que la tasa de letalidad en Wuhan, origen del brote, era de entre el 2 y el 3,4%, y luego fue corregida a la baja, al 1,4%, y hasta podría seguir bajando.
Un caso de estudio que intriga a los epidemiólogos es lo ocurrido con la tasa de letalidad en el crucero Diamond Princess, que se convirtió naturalmente en una especie de experimento casual, donde casi todos los 3711 pasajeros y tripulantes fueron testeados por coronavirus tras desatarse el brote a bordo de la nave.
La "tasa de letalidad de casos" en el barco, que incluyó solo a quienes presentaron síntomas, fue del 2,6%, según un estudio de investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, mientras que la "tasa de letalidad de infectados", que incluye a todos los que dieron positivo, incluidos los asintomático, fue del 1,3 por ciento. (Cabe aclarar que la situación en un crucero, donde la gente está confinada en un mismo espacio, no es representativa de lo que ocurre en las ciudades, donde la situación es más dinámica.) En el mundo hay unos 2,2 millones de casos conocidos de coronavirus, y al menos 150.000 de esos enfermos han muerto. Pero lo cierto es que hay muchas personas infectadas sin síntomas o con síntomas leves, que no figuran en las cifras oficiales.
"A las personas con síntomas leves las mando a su casa, sin testearlos", dice el doctor Amesh Adalja, académico de alto rango del Centro de Seguridad Sanitaria Johns Hopkins y médico de terapia intensiva de la ciudad de Pittsburgh. "Todo eso genera disparidades en las tasas de letalidad, y por lo tanto esas tasas no reflejan la realidad."
Aunque en muchos países el testeo de pacientes con síntomas es cada vez más generalizado, se desconoce cuántas personas que no sienten síntomas significativos están infectadas, ni siquiera en los lugares con mayor número de muertos cada 100.000 habitantes; Nueva York (55), España (40), Bélgica (36), Italia (35), Nueva Jersey (32), Francia (23), Luisiana (22).
Una buena pista puede darla Islandia, que ha testeado al 6% de toda su población, tal vez el país con mayor proporción de testeos. Allí, del total de personas que dieron positivo, el 43% era asintomática al momento de ser testeadas, aunque es probable que más tarde algunos de ellos hayan manifestado síntomas.
La enorme disparidad entre Nueva York, con 55 muertes cada 100.000 personas, y California, con 2, ha sido recientemente atribuida a la decisión temprana de California de imponer la orden de "quedarse en casa". Pero algunos señalan que en la propagación del virus también influyó la enorme densidad poblacional de Nueva York y su lugar como capital de los negocios del mundo, receptora de viajeros de negocios que llevaron el virus sin saberlo a mediados de febrero.
"La comparación entre Nueva York y California es un poco injusta", dice Mokdad. "No hay que restarle mérito al gobernador de California por haber implementado una cuarentena temprana, pero Nueva York tenía todas las de perder."
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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