Coronavirus: pese la segunda ola, las escuelas europeas siguen abiertas y los resultados son positivos
WASHINGTON.- Hace ocho meses, pasado el pico de la primera ola de coronavirus en Europa, las escuelas europeas reabrieron sus puertas y muchos padres temían que sus hijos fuesen usados como "conejillos de indias" de un peligroso experimento.
En todo caso, en la medida en que las escuelas en Europa funcionaron como laboratorios para el resto del mundo, los resultados ocho meses después son mayormente positivos. La mayor parte de Europa mantuvo las escuelas abiertas incluso durante este otoño boreal, mientras el continente sufría la peor segunda ola de contagios del planeta. Y sin embargo, las escuelas parecen haber sido espacios relativamente seguros, dicen los funcionarios de salud pública europeos. En tanto y en cuanto cumplieron con las medidas de precaución establecidas -uso de barbijo, lavado de manos y ventilación-, se cree que las escuelas jugaron un papel muy limitado en la aceleración de los contagios durante el otoño europeo.
Esas conclusiones chocan de lleno con el criterio que prevalece en Estados Unidos, donde las autoridades de salud primero esperan que el índice de contagios de una comunidad sea bajo como requisito para considerar la educación presencial. Ahora que el número de casos en Estados Unidos va en aumento, algunos distritos escolares acaban de anunciar el cierre de escuelas y el retorno a la educación remota, mientras que otros distritos directamente nunca llegaron a reabrir.
"Me cuesta entender por qué las escuelas están cerradas en Estados Unidos", dice Otto Helve, pediatra especializado en enfermedades infectocontagiosas del Instituto de Salud y Bienestar Social de Finlandia, que ha estudiado el contagio de coronavirus en el ámbito escolar. "No son las escuelas las que impulsan los contagios."
Aunque los casos entre alumnos y maestros han aumentado a la par de los niveles generales de virus en sus comunidades, la tasa de contagios dentro de las aulas se mantuvo baja y constante, a diferencia de las universidades, que sí generan preocupación.
En Finlandia, 20.000 de los 1,2 millones de estudiantes y docentes de este año lectivo tuvieron que aislarse por una posible exposición al virus en el ámbito escolar, dice Helve. Pero solo el 1% de ese grupo -unas 200 personas-, manifestaron algún síntoma de coronavirus y dieron positivo. No todos los asintomáticos fueron testeados, pero en base a los que sí lo fueron, puede decirse que otro 1% de esas personas probablemente fueron casos asintomáticos, dice Helve.
Los escépticos dicen que las escuelas no testean lo suficiente como para tener una idea real de la propagación del virus en el ámbito escolar. Pero las comunidades con recursos suficientes para realizar pruebas masivas después de una posible exposición han encontrado pocos casos asintomáticos escondidos entre profesores y alumnos. Y como la mayoría de las escuelas europeas adoptaron el sistema de "burbujas", donde alumnos y docentes interactúan solo con su clase y con nadie más, es posible realizar un rastreo de contactos completo dentro de la escuela, mientras que resulta imposible en la sociedad en general.
"Lo que vemos no es la punta del iceberg, sino el iceberg entero, gracias al buen rastreo de contactos intraescolares", dice Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo español, coordinador del grupo de trabajo para reaperturas escolares de la Asociación Española de Pediatría.
Los casos de coronavirus ya estaban aumentando considerablemente en toda España a principios de septiembre, cuando las aulas se preparaban para reabrir por primera vez desde que golpeó la pandemia.
"La preocupación de que podíamos estar alimentando la epidemia era legítima y que esto iba a ser el apocalipsis era legítima", dijo Bassat. "Para sorpresa de muchos, reabrir las escuelas con estrictas medidas de precaución logró controlar los contagios, y no hubo grandes brotes".
Francia también registró números relativamente bajos en las escuelas. En mes pasado, en la semana del pico de casos, el 0,1% de los estudiantes y el 0,2% del personal escolar dieron positivo por el coronavirus. En toda Francia, 142 de 528.400 aulas del país debieron ponerse en cuarentena, -un 0,03% de la comunidad educativa-, y de 61.500 escuelas, solo 21 debieron cerrar y hacer cuarentena por completo , según datos del Ministerio de Educación francés.
El aumento de los contagios en los chicos alemanes ha generado inquietud en ese país, pero los sanitaristas dicen que en parte refleja un relajamiento de las medidas de precaución. En las últimas semanas, el grupo etario con más contagios entre los alemanes es el de los adolescentes de entre 15 y 19 años y los casos: entre mediados de octubre y el pico, a mediados de noviembre, los casos de coronavirus en adolescentes se triplicaron, mientras que en la población en general se duplicó. La canciller alemana, Angela Merkel, ha pedido uso estricto de barbijo y reducir aún más la cantidad de alumnos por aula, pero esas decisiones están en manos de los gobiernos regionales.
En general, y aunque algunos sindicatos de docentes y asociaciones de padres siguen preocupados, en muchas sociedades europeas hay un amplio respaldo a los esfuerzos para mantener a los estudiantes en las aulas. Los defensores de la educación presencial dicen que el aula virtual es inaccesible para los estudiantes de bajos recursos, a lo que se agrega el ingente costo para la economía que implica retirar a los padres de la fuerza laboral para cuidar a sus hijos en casa.
"No decimos que las escuelas no sean un peligro ni que no haya ninguna posibilidad de contagio", dijo Steven Van Gucht, director de enfermedades virales de la agencia de salud pública de Bélgica. "Las escuelas son lo último que hay que cerrar, son realmente lo último en la lista. Hay presión política y presión social. Pero consideramos que la educación es una prioridad absoluta ".
Austria, Italia y la República Checa son las excepciones dentro de Europa, con cierres generalizados de escuelas o reaperturas restringidas entre brote y brote. En Italia, la decisión generó protestas de los estudiantes, que en varias ciudades hicieron sentadas con sus computadoras portátiles frente a las escuelas para manifestar su derecho a la educación presencial.
The Washington Post
(Traducción de Jaime Arrambide)
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