Coronavirus: la pandemia ya causó más muertes para EE.UU. que la guerra de Vietnam
WASHINGTON.- Estados Unidos cruzó otro desolador hito en la batalla contra el nuevo coronavirus : en poco más de dos meses, la pandemia ya dejó más víctimas para el país que la guerra de Vietnam, un trauma vivo que se estiró por 20 años, y que, aún al día de hoy, es el conflicto más sangriento de todos los que ocurrieron tras la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos ya registró 58.365 muertes confirmadas por Covid-19, según el conteo que lleva la Universidad Johns Hopkins, y superó las 58.220 víctimas norteamericanas que dejó el conflicto en el sudeste asiático entre 1955 y 1975, según el Archivo Nacional. Estados Unidos ya era el país con mayor cantidad de decesos por la pandemia en el mundo, y, como ocurre en otras naciones, se estima que el número real de víctimas es mayor, ya que muchas personas murieron sin ser diagnosticadas.
Detrás de las estadísticas, hay historias. Muertes en soledad, o entierros que nunca llegan. Madres, padres, hijos, hijas que se despiden de sus familias –cuando pueden– a través de una pantalla, con la ayuda de médicos o enfermeros vestidos con batas, guantes de látex, barbijo y máscaras de plástico. Son ancianos, pero también adultos, jóvenes y niños.
Un nombre unió a ambos momentos traumáticos de la historia de Estados Unidos: Bennie Adkins. Hijo de granjeros de Oklahoma, dejó la universidad y en 1956 fue reclutado por el Ejército y enviado a Alemania Occidental. Le tocó un trabajo aburrido, y un par de años después, en 1961, se ofreció como voluntario para entrenar con las Fuerzas Especiales, popularmente conocidos como "boinas verdes". Buscaba "un poco más de actividad". Durante la década siguiente, Adkins fue enviado a Vietnam tres veces. Salió ileso de los combates, de un ataque con una granada, y de un encuentro con "un tigre hambriento", según su obituario en el Washington Post. Fue galardonado con el Corazón Púrpura, y, en 2014, recibió la Medalla de Honor de Barack Obama. A los 86 años, murió en un hospital en Alabama a manos del "enemigo invisible" que castigó a todo el planeta.
En Detroit, Skylar Herbert, una niña afroamericana de 5 años, se convirtió en la víctima más joven del estado de Michigan, uno de los estados donde la pandemia golpeó con más dureza. Skylar no tenía ninguna condición médica, y pasó las dos últimas semanas de su vida sostenida por un respirador artificial. La gobernadora, Gretchen Whitmer, la mencionó en una de sus conferencias. "Nadie merece perder un hijo", dijo. Su madre, LaVondria Herbert, una policía de Detroit por 25 años, imploró ante las cámaras de televisión que la gente se quede en su casa.
"No entiendo cómo la gente no sabe cómo sentarse y quedarse quieta. Esto está afectando a todos en el país", afirmó al canal ABC.
El Bronx, el barrio más pobre de Nueva York –epicentro de la pandemia en el país–, ha sentido el azote de la nueva enfermedad como pocos rincones del mundo. En Estados Unidos, el nuevo virus ha impactado más a los afroamericanos y a los hispanos, dos comunidades que viven codo a codo en el barrio. Christopher Mondal, miembro del plantel de la Escuela Pública 46 del barrio, falleció en abril. Tenía asma, una de las comorbilidades que genera complicaciones al contraer el nuevo coronavirus.
"Su título oficial era ‘Asistente Educativo’, ¡pero era polifuncional! Era asistente, fotógrafo, mentor, ayudante de almuerzo, tutor, amigo, experto en informática, entrenador de básquet y un amigo. Usaba traje y corbata todo el tiempo como si fuera un CEO, quería ser un ejemplo a seguir para los estudiantes de la escuela PS 46. Era un joven de 30 años", lo honró la escuela.
Margit Buchhalter Feldman tuvo que mentirle a los Nazis para sobrevivir en Auschwitz. Nacida en Budapest, fue capturada junto sus padres en Tolcsva, un pueblo agrícola. Dijo que tenía 18 años, en vez de sus verdaderos 15, y logró que la pusieran a hacer trabajos forzados. Su familia murió en las cámaras de gas. Tras ser liberada, en abril de 1945, Feldman viajó a Estados Unidos, donde hizo su vida en Nueva Jersey. Trabajó como técnica de rayos-X, y muchos años después contó su historia décadas a un estudiante de su barrio, quien se lo pidió para un proyecto en su clase. Terminó dedicándole el resto de su vida a esa labor.
75 years ago, yesterday, the Bergen Belsen concentration camp was liberated by British forces. One of those freed was Margit Feldman. Her legacy is best captured in her work to ensure that the world never forgets the horrors of the Holocaust. Our hearts are with her family. pic.twitter.com/uCJJGxrQNo&— Governor Phil Murphy (@GovMurphy) April 16, 2020
A mediados de abril, Feldman murió a los 90 años. "Su objetivo era inspirar a las personas a defenderse unas a otras y luchar contra todas las formas de prejuicio y odio", recordó su obituario.
A sus 60 años, Frank Gabrin murió en el frente de batalla. Médico, trabajaba en la sala de emergencias de un hospital en Nueva Jersey, y otro en Queens. Había sobrevivido a la epidemia de SIDA en los 80, y a un cáncer testicular. Pero la pandemia de coronavirus fue demasiado. Le envió un mensaje de texto a un amigo contando cómo creía haberse contagiado.
"Fui yo usando la misma máscara durante cuatro días seguidos lo que me infectó", escribió a un amigo. Gabrin murió en su casa en los brazos de su marido. Fue el primer médico de sala de emergencias en Estados Unidos en morir de la enfermedad.
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