Coronavirus: Daniel Ortega reaparece en Nicaragua tras 34 días y dice que la pandemia es una "señal de Dios"
CARACAS.- Y a los 34 días reapareció, como el ave fénix de la revolución. Daniel Ortega, el único presidente latinoamericano desaparecido durante la crisis del coronavirus, regresó anoche a la primera línea política de Nicaragua en emisión televisiva obligatoria de 26 minutos para todos los medios. Y lo hizo junto a su mujer, Rosario Murillo, y sus ministros para desmentir los rumores sobre su muerte y asegurar que el coronavirus "es una señal de dios".
El líder sandinista, de 76 años, no explicó los motivos de su ostracismo durante cinco semanas, aunque sugirió que se mantuvo al frente del país. Aparentaba un buen estado físico. Ninguno de los presentes tomó medidas de bioseguridad, incluso al acabar el acto se dieron la mano y se saludaron con alborozo.
"Si mandamos a la policía, a los militares y a los campesinos a aislarse, desaparece el país", justificó el cabecilla revolucionario, quien sólo reconoció una muerte por coronavirus entre los 1272 fallecidos por otras causas en las semanas de impacto del covid-19. El gobierno mantiene que sólo se han producido nueve contagios, pero el Ministerio de Salud ha advertido sobre un extraño brote de neumonía que ha matado a cerca de 70 personas.
Daniel Ortega no anunció ningún plan para combatir la pandemia que abruma al mundo. Nicaragua es el único país del continente que no ha impuesto prevenciones ante la llegada de la pandemia: ni cierre de fronteras, ni cuarentena, ni uso de mascarillas ni siquiera distancia de seguridad. Ha mantenido colegios y universidades abiertas, incluso el campeonato local de fútbol, el único de la región, para deleite de los apostantes mundiales. Procesiones, días de playa y festivales musicales se multiplicaron a lo largo de la pasada Semana Santa.
"Ortega es un manipulador que juega con la fe de los nicaragüenses, sobre todo de las clases más populares. Por eso dice que es un castigo de Dios, para quitarse la responsabilidad por no tomar medidas y por no tener las condiciones adecuadas en el país. Lo que quieres es que nos resignemos y por eso se lava las manos. No es por mí, dice, es porque Dios decidió castigarnos", criticó la excomandante guerrillera Dora María Téllez tras escuchar a quien fuera su compañero de luchas.
El caudillo centroamericano, aliado irrestricto de Cuba y Venezuela, recuperó el estilo crepuscular de los famosos "Apuntes" de Fidel Castro para hacer un llamado por la paz mundial y exigir la refundación de Naciones Unidas. "Hay que eliminar las armas nucleares, esas armas no son para la salud ni para la alimentación, son armas para matar", enfatizó el presidente. Durante los dos años de rebelión popular contra su gobierno, las fuerzas sandinistas han asesinado a más de 300 personas, provocado miles de heridos y forzado el exilio de más de 100.000 opositores.
Ortega no sólo se reafirmó en su política de brazos cruzados, sino que también alardeó de ella y criticó a los "países ricos": "La potencia más grande del mundo ni siquiera puede dar respuesta a sus propios ciudadanos en las grandes ciudades. Tampoco Europa, la tragedia que vive. El llamado desde este pequeño territorio, donde enfrentamos la pandemia con nuestros recursos limitados, con paciencia y disciplina y la abnegación de los trabajadores de la salud".
"La reaparición de Ortega en televisión confirma el desgobierno que existe en Nicaragua ante la pandemia. No propuso ninguna solución sanitaria, económica o humanitaria y ratificó que la dictadura agravará la crisis del covid-19", resumió el periodista Carlos Fernando Chamorro, hijo de la expresidenta Violeta Chamorro.
"Ortega estaba escondido, viendo noticias internacionales. De eso salió a hablar. No le importaba lo que le estaba pasando al pueblo nicaragüense, su enorme incertidumbre. Salió a enseñarse, a decir que está tranquilo y sin ningún problema. Tanto él como Rosario Murillo han estado en su búnker o en algún centro recreativo", reprochó Téllez.
Ante la inacción de la revolución, la Iglesia Católica y la oposición llamaron a los nicaragüenses a protegerse en cuarentena y no participar en los actos de la Semana Santa. Nicaragua vive un extraño semiconfinamiento, que lleva a cabo una buena parte de la sociedad.
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