El mundo todavía está lejos de la inmunidad de rebaño para domar el virus
NUEVA YORK.- Al coronavirus le queda cuerda para rato. Esa es la conclusión que se desprende de una nueva tanda de investigaciones de todo el mundo que intentan cuantificar cuántas personas ya fueron infectadas.
Todos los conteos oficiales subestiman significativamente el número de infectados con coronavirus, pero incluso en un conjunto de nuevos estudios que hacen testeos más amplios sobre la población, el resultado también indica que el porcentaje de infectados en el mundo sigue siendo de un dígito. Esos números están muy lejos del umbral conocido como "inmunidad de rebaño", a partir del cual el virus ya no puede de propagarse de manera generalizada. Todavía se desconoce cuál es el umbral exacto de inmunidad de rebaño para el nuevo coronavirus, pero muchos expertos creen que estaría por encima del 60%.
Los datos muestran que en Nueva York , el 19,9% de la población tiene anticuerpos al día 2 de mayo, en Londres , el 17,5% al 21 de mayo, Madrid : 11,3% al 13 de mayo, Wuhan (China): 10% al 20 de abril, Boston: 9,9% al 15 de mayo, Estocolmo: 7,3% al 20 de mayo,y Barcelona : 7,1% al 13 de mayo.
Los estudios sugieren que incluso en las ciudades más golpeadas del mundo, la inmensa mayoría de la población sigue siendo vulnerable al virus.
Algunos países -sobre todo Suecia , y durante un tiempo Gran Bretaña - apostaron a conseguir inmunidad de rebaño y aplicaron pocas restricciones por la pandemia. Pero incluso en esos países, los estudios recientes revelan que no más del 7 al 17% de la gente contrajo el virus hasta el momento. En la ciudad de Nueva York, que tuvo el brote más grande de todo Estados Unidos, apenas el 20% de los residentes se había infectado con el virus hasta principios de mayo, según una encuesta/testeo sobre clientes de supermercados y asistentes a centros comunitarios realizada por la oficina del gobernador Andrew Cuomo.
En China , donde apareció el virus, ya se están realizando sondeos similares, pero los resultados todavía no fueron informados. Un estudio hecho en un solo hospital de Wuhan revelo que alrededor del 10% de quienes quieren volver a trabajar había contraído el virus.
Considerados en su conjunto, los estudios muestran que es muy improbable que la protección por inmunidad de rebaño se logre "en poco tiempo más", dice Michael Mina, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan, de la Universidad de Harvard.
"Para ser honestos, no hay una manera segura de desarrollar esa inmunidad de rebaño en el corto plazo", dice Mina. "Salvo que uno deje que el virus circule otra vez desbocadamente, pero pienso que la sociedad ya le ha cerrado la puerta a ese enfoque."
Los nuevos estudios analizan la sangre de la población en busca de anticuerpos, proteínas producidas por el sistema inmunológico que indican una infección pasada. La ventaja de estos testeos es que detectan personas que fueron asintomáticas y cursaron la infección sin saberlo. La desventaja es que estas pruebas a veces fallan: varios estudios, sobre todo uno en California, fueron criticados por no contemplar la posibilidad de resultados inexactos o por no ser representativos de toda la población.
En este momento, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo se están realizando las llamadas "encuestas serológicas", que son testeos sobre un corte trasversal y más representativo de la población.
Si bien esos estudios distan de ser perfectos, el profesor de biología de la Universidad de Washington, Carl Bergstrom, dice que en su conjunto brindan un cuadro más acabado de la verdadera extensión del virus, y por lo tanto, de su potencial de propagación futura.
El umbral de inmunidad de rebaño difiere en cada lugar, en función de factores como la densidad poblacional y las interacciones sociales, dice Bergstrom. Pero el porcentaje promedio para alcanzarla, según los expertos, es de al menos un 60% de la población. Si el virus se propaga más fácilmente de lo que actualmente se cree, ese umbral podría ser incluso más alto. Y si la probabilidad de que las personas expuestas se contagien varía mucho, el umbral podría ser más bajo.
Pero todos esos cálculos sobre la inmunidad de rebaño dan por sentado que haberse contagiado da inmunidad de un segundo contagio. Hay evidencias que sugieren que los infectados quedan inmunizados al coronavirus, pero no hay certeza de que así sea en todos los casos, como tampoco que tan fuerte es esa inmunidad, ni cuánto tiempo dura.
El doctor Mina, de Harvard, dice que hay que pensar la inmunidad como un freno temporal que ralentiza la propagación de la enfermedad.
Si un infectado entra a una habitación donde todos son susceptibles al virus, dice Mina, puede contagiar a un promedio de entre 2 y 3 personas.
Y aun cuando llegue la inmunidad de rebaño, algunas personas se seguirán enfermando. "El riesgo personal, si uno se expone, seguirá siendo el mismo", dice Gypsyamber D’Souza, profesor de epidemiología de la Universidad Johns Hopkins. "Simplemente existen menos probabilidades de cruzarse con un infectado activo."
Enfermedades como la varicela o el sarampión , antes muy comunes entre los niños, hoy son poco frecuentes, porque las vacunas ayudaron a desarrollar una inmunidad de rebaño que contiene los brotes.
Para el coronavirus no hay vacuna, así que apostar a la inmunidad de rebaño sin que exista alguna forma de tratamiento puede conllevar un gran aumento de casos y de muertos.
Suponiendo que esa inmunidad de rebaño se logre cuando un 60% de la población se vuelve resistente al virus, entoncesla ciudad de Nueva York recién recorrió una tercera parte del camino. Y hasta el momento, casi 250 de cada 100.000 neoyorquinos murieron de la enfermedad. Pero en la ciudad sigue habiendo millones de habitantes vulnerables al contagio y propagadores de la enfermedad, y decenas de miles más que corren riesgo de muerte.
"¿Quién se atrevería a aconsejarle a la gente que pase viva algo parecido a lo que se vivió en Nueva York?", dice Natalie Dean, profesora adjunta de bioestadística de la Universidad de Florida. "Escucho a algunos que hablan de administrar el contagio masivo entre jóvenes, pero es inconsciencia y soberbia pensar que se puede manejar este virus. Es ingobernable."
Los estudios serológicos también pueden ayudar a los científicos a determinar la verdadera letalidad del virus. Actualmente, esas estimaciones son muy someras, y para calcularlas con precisión es importante saber cuántas de las personas infectadas en determinado lugar murieron a causa de la infección. Pero ambos datos son a su vez difíciles de calcular. El número oficial de casos, que depende de los testeos, subregistra la verdadera extensión del virus entre la población. Pero la serología nos da la dimensión real de la huella epidémica.
En la ciudad de Nueva York, donde el 2 de mayo había un 20% de infectados y 18.000 muertos, la tasa de mortalidad del covid rondaba el 1%.
En comparación, la tasa de mortalidad de la gripe estacional se estima entre el 0,1 y 0,2%. Pero la estimación de casos de gripe que hacen anualmente las autoridades son menos precisas, porque no usan serología y hay subregistro de infectados, lo que implica que la verdadera letalidad de la gripe común es más baja.
Pero incluso si los índices de mortalidad de la gripe y del coronavirus fuesen idénticos, el Covid-19 sería una enfermedad mucho mas peligrosa que la gripe, y eso tiene que ver con la cantidad de gente que está en riesgo de enfermarse y de morir si la enfermedad de propaga.
Con la gripe estacional, solo la mitad de la población corre riesgo de contagiarse cada año. Muchos ya son inmunes, o porque ya tuvieron una gripe de una cepa parecida, o porque recibieron una vacuna contra la cepa del virus que circula ese año.
Ese número no es lo suficientemente alto para generar inmunidad de rebaño, y por eso la gripe sigue circulando año tras año. Pero la inmunidad parcial tiene igualmente sus beneficios para la población: en un año normal, solo una fracción de los adultos corren riesgo de pescarse la gripe, y por lo tanto la propagación también es más lenta. Eso implica que también son menos los que corren el riesgo de morir por la enfermedad.
Pero el Covid-19, a diferencia de la gripe, es una enfermedad flamante. Hasta este año, nadie en el mundo tenía ningún tipo de inmunidad contra este coronavirus. O sea que incluso si las tasas de mortalidad fuesen similares, el Covid tiene el potencial de matar a mucha más gente: el 1% de un gran número es más que el 1% de un número chico.
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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