Coronavirus: Maduro cerca Caracas y crecen los saqueos y las protestas
CARACAS.- La Venezuela profunda sufre en las últimas horas no solo la pandemia del coronavirus, sino el efecto contagio provocado por el hambre, cuyos principales síntomas son los saqueos y las protestas al grito de "¡Queremos comida!". Una tormenta perfecta, sin tintes políticos, que se abate sobre las clases populares, impedidas de guardar la "cuarentena radical y obligatoria" impuesta por el presidente Nicolás Maduro por la falta de alimentos y por sus precios desorbitantes.
En paralelo, el gobierno bolivariano cercó Caracas con el pretexto de luchar contra la pandemia. Contenedores y barreras pesadas obstaculizan el paso desde el litoral y desde la autopista que conduce al occidente del país. Sólo las personas que dispongan de un salvoconducto pueden pasar o salir de la capital.
"Murió por hambre", reza la pintada escrita a tiza, junto a un charco de sangre en una céntrica calle de Upata, un grafiti que simboliza el incendio social declarado el jueves en este municipio del estado Bolívar, frontera con Brasil. Charli Antonio Núñez (de 29 años) murió tras recibir dos impactos de bala en la cabeza durante los disturbios en torno a varios comercios de la localidad. Otro joven fue alcanzado por un proyectil en el cuello y un menor de 15 años también resultó herido en los mismos incidentes, "un conato de violencia y de saqueo", según la Guardia Nacional Bolivariana.
El general Justo Noguera, gobernador chavista impuesto por Caracas, aseguró hoy que el agente que efectuó los disparos está a disposición del Ministerio Público, tras las denuncias de los manifestantes. Oposición y organismos civiles acusan a la policía de reprimir de forma salvaje a los cientos de personas que desesperadas se lanzaron en las últimas horas a las calles y que saquearon media docena de comercios y un supermercado. En el operativo policial también participaron los famosos paramilitares gubernamentales, que pese a la escasez aguda de combustible usaron sus motocicletas.
Desde que en 2013 comenzara el derrumbe revolucionario, los saqueos asustaron al país en determinados periodos. Primero durante la escasez y después con la hiperinflación, las protestas políticas y los apagones eléctricos. Las turbas se mueven entre la desesperación y la violencia, incluso en situaciones puntuales se descubrió el protagonismo de grupos gubernamentales.
La tensión salta de municipio en municipio. En Cumanacoa, estado Sucre al oriente del país, cientos de personas pasaron de protestar a lanzarse en busca de alimentos, lo que provocó el saqueo de una carnicería y varias tiendas más. Al menos siete personas resultaron heridas. En Maturín los saqueos son de hoy mismo. En Churuguara, Pueblo Llano, Araya y Turén se han repetido escenas parecidas.
La escasez de combustible limita la distribución normal de los productos básicos y la hiperinflación pulverizó los bolsillos agujereados de los venezolanos: en sólo un mes el dólar superó la barrera de los 200.000 bolívares por billete verde americano, el doble de lo que marcaba al comienzo del confinamiento. En el estado Bolívar, principal foco hasta ahora de los saqueos, el maple de 30 huevos cuesta en torno a un millón de bolívares, cuando el salario mínimo mensual es de 350.000 bolívares.
"El distanciamiento social es una quimera. No se puede confinar a una nación sin alimentos, sin agua, sin gas, sin electricidad, sin trabajo ni combustibles", advirtió Susana Raffalli, experta en seguridad alimentaria y activista de derechos humanos. Venezuela, pese a sus riquezas petroleras y minerales, es el cuarto país con mayor inseguridad alimentaria grave, según Naciones Unidas.
Protestas de corte social y sin sesgo político, que unifican los distintos desastres que se abaten sobre un país en derrumbe. "Incontenible la presión social. Lástima que las víctimas sean inocentes de esta tragedia inducida por la narcodictadura", criticó el diputado exiliado Américo De Grazia.
El miedo al efecto contagio no cambió, de momento, el relato gubernamental, que se ufana de su supuesto éxito contra la pandemia. "Apelo a la disciplina, a la unión familiar, para que esta cuarentena se mantenga radical. Si no hubiéramos tomado las decisiones audaces tendríamos ahora en Venezuela más de 120.000 casos", aseguró Maduro en su alocución de ayer. Según las estadísticas gubernamentales, hasta ahora se contabilizan 318 pacientes infectados y diez muertos.
El chavismo aceleró en las últimas horas el cerco de grandes ciudades, sobre todo el de la capital. "Es una acción desesperada del régimen", criticó Iván Simonovis, antiguo preso político y coordinador de Seguridad de la presidencia encargada. Una estrategia muy parecida a la usada el año pasado para impedir el paso de ayuda humanitaria por la frontera con Colombia .
"Proteger la capital pasó a ser vital para Maduro. Cualquier alteración del orden público a escala masiva en Caracas puede colocar en jaque al poder. Especialmente por que en los actuales momentos hay duda sobre la capacidad de respuesta de la Fuerza Armada Bolivariana sobre la represión", puntualizó para LA NACIÓN Rocío San Miguel, presidenta de la ong Control Ciudadano para la Seguridad y las Fuerzas Armadas.
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