Coronavirus: los muertos en Italia serían "muchísimos más" que los datos oficiales
ROMA.- Guido Marinoni, presidente del Colegio de Médicos de Bérgamo, la ciudad mártir de Italia , donde el nuevo coronavirus está siendo más letal que en ninguna otra parte de Lombardía, no tiene dudas. Aunque las cifras oficiales, es decir, las de la Protección Civil, hasta ahora indicaron un total de 12.428 decesos en Italia, en verdad son muchísimos más los muertos, así como las personas actualmente positivas, que son muchas más que las 77.635 oficiales.
"Los muertos de los que habla a diario la Protección Civil son los que fallecieron en los hospitales. Esos datos no cuentan a quienes murieron en su casa, ni a los ancianos que fallecieron en las decenas de residencias para mayores", advirtió Marinoni en una entrevista vía Facebook con miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera.
"Los alcaldes de la provincia de Bérgamo ya están viendo que los datos que tienen en los registros civiles no coinciden con los oficiales: se multiplicó por diez el número de personas muertas con respecto al mismo período de otros años y son muertos que no entran en las estadísticas. En la provincia de Bérgamo se contabilizaban 6000 huéspedes en residencias de ancianos y se calcula que murieron 600, el 10%", alertó.
Hablando desde su casa de Albino, localidad que, junto a la de Alzano Lombardo y Nembro forman una suerte de ciudad de la provincia de Bérgamo, Marinoni también subrayó que hay muchos ancianos muertos en su casa porque las terapias intensivas de la zona no dan abasto, y tampoco están contabilizados. "Muchos mueren en sus domicilios", aseguró.
Destacó, además, que tampoco están contabilizadas muchísimos pacientes de coronavirus que están en su casa y están siendo asistidos allí porque aún tienen síntomas leves o medianamente graves. "Lanzamos un sondeo entre los médicos en toda la región y por ahora estimamos en forma prudencial que en la provincia de Bérgamo hay unos 100.000 enfermos sobre 1 millón de habitantes, con formas leves y 4000 pacientes con pulmonía de diversa gravedad. Pero los datos completos no los tiene nadie", admitió. Según los datos de Protección Civil, en cambio, en la provincia de Bérgamo hay sólo 8803 contagiados, que son los que están internados...
¿Cómo pudo pasar semejante hecatombe? Marinoni no ocultó críticas tanto a la gestión de la emergencia, como a los severos recortes sufridos en las últimas décadas por el servicio sanitario público italiano.
"Acá pasaron varias cosas. En el hospital de Alzano Lombardo al inicio, en el mes de enero, no tomaron conciencia de la epidemia, no se dieron de que los casos de pulmonía que tenían eran Covid-19 y hubo una primera difusión del contagio. La infección salió del hospital de Alzano y cuando propusimos el cierre total de Alzano Lombardo, Albino y Nembro, nadie nos escuchó", lamentó. "Si se hubiera hecho eso, el contagio se hubiera detenido", acusó.
Marinoni también denunció que, si bien en el principal hospital de Bérgamo, el Papa Giovanni XXIII, se hizo un potenciamiento "maravilloso" de la terapia intensiva, el territorio de la provincia "fue abandonado a si mismo". "A los médicos de familia, de medicina general y a las casas de reposo de ancianos no se les dio indicaciones. En ausencia de medios de protección, los médicos se compraron heroicamente sus barbijos en ferreterías, pero igual se contagiaron el virus y, al mismo tiempo, fueron involuntariamente difusores", dijo. "El territorio fue abandonado a sí mismo", insistió.
En este marco, tampoco le pareció extraño que el número total de médicos muertos por Covid-19 haya subido en Italiaa 66, una cifra dramática. "Esto se explica por la ausencia de protección individual. Si uno se expone, se enferma, sobre todo trabajando en el terreno, en las casas de reposo. El dato del 60% de positividad en los tests hechos a los médicos de familia con pocos síntomas, lo refleja", dijo. "Hubo errores enormes, aunque murieron también médicos de edad avanzada en Bérgamo porque el virus ataca sobre todo a los mayores. Pero imagínense a médicos que visitan a pacientes, los hacen toser, los tocan, les auscultan los pulmones, les miran la garganta, sin protección", agregó, sin ocultar su indignación.
¿Cuánto pesan los recortes que hubo en la sanidad italiana en los últimos años? "Pesan en modo dramático, hicieron recortes devastadores. Si uno hoy produce automóviles hace una cosa meritoria, pero si uno produce salud provoca un derroche de recursos. Esto yo nunca lo entendí. El hospital Papa Giovanni XXIII, que tiene 400 camas, antes tenía más de 1000", contó. "En realidad, también cortaron el número de médicos de familia en la región, ya ni hicieron escuelas para formarlos y especializarlos y la higiene pública también fue abandonada y esto explica lo que ha pasado. A principios de 1900 en todos los países de Europa nació la Higiene Pública, con profilaxis para las enfermedades infecciosas, con medidas de aislamiento, cuarentenas, etc. Pero luego, debido a la idea errada de que ya no había emergencia infecciosa, estos departamentos fueron abandonados", indicó. "La salud siempre fue considerada un derroche -disparó- y es por eso que nos encontramos ahora en estas condiciones. Pero deberá cambiar".
Marinoni cargó asimismo en contra de una política de testeo equivocada, porque sólo se le hizo el aquí denominado "tampone" (test de hisopado) a pacientes internados, cuando ya tenían pulmonía intersticial y era evidente que estaban infectados. "Al comienzo se descartó el testeo de los contactos más cercanos del paciente, que hubiera permitido el aislamiento y cuarentena de muchas personas", criticó.
En cuanto al futuro, Marinoni advirtió que le parecía poco realista que después de Pascua puedan llegar a aflojarse las medidas de restricción implementadas en Italia. "Cuando empiezan a verse señales positivas, aunque aún es temprano para hacer previsiones, llega el verdadero desafío... El problema es que la gente vuelva al trabajo sin saber si está curada o es positiva... Deberán hacer testeos masivos antes de cualquier reapertura de actividades", advirtió.
A una pregunta de LA NACION sobre qué espera que suceda cuando termine la pesadilla, Marinoni fue directo. "Renaceremos, pero deberemos seguir con controles aún si se reabren las actividades porque si no lo hacemos esto se va a volver a inflamar y entonces el incendio tendrá daños doblemente devastadores para la economía", aseguró. Y fue más allá: "deberemos vivir varios meses en emergencia, que solo terminará cuando llegue una vacuna, quizás, en menos de un año. Hasta entonces todo el mundo deberá vivir en alarma: será un mundo distinto".
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