Coronavirus: el libreto de campaña deTrump se estrella con su test positivo
MILWAUKE, Wisconsin.- La campaña presidencial de Donald Trump había hecho hercúleos esfuerzos por sacar la pandemia del coronavirus de la campaña presidencial. Trump, sus colaboradores más cercanos y su equipo intentaron durante semanas dar vuelta la página, y hablar de otros temas: la recuperación de la economía, la "ley y el orden", la Corte Suprema y el riesgo que podría suponer para el estilo de vida estadounidense una presidencia de Joe Biden, a quien Trump ató al socialismo.
Ese libreto se estrelló contra el positivo de Trump al test del coronavirus.
A tono con la grieta política y el ambiente caldeadísimo en el que está envuelto Estados Unidos, los críticos de Trump tardaron poco tiempo en volver a echarle en cara al mandatario su ninguneo de la peor crisis de salud del último siglo, que después de nueve meses, más de siete millones de contagios confirmados y más de 200.000 muertes, finalmente cruzó la puerta del Ala Oeste de la Casa Blanca.
El contagio presidencial también obligó a Trump a cancelar su principal herramienta de campaña: sus rallies, los actos de campaña que le permitían tener un contacto directo con su fiel base de seguidores, y llevar su mensaje a lugares claves del país. Es imposible negar la enorme importancia que tienen esos actos para Trump. Además de permitirle al presidente hacer pie en los estados pendulares donde se decidirá la elección, ofrecen una señal nítida del sólido poder de convocatoria que aún tiene el mandatario, y le envía un mensaje a Joe Biden, a los demócratas, y, sobre todo, al resto del país: más allá de lo que digan las encuestas, el respaldo de su "base" está intacto, y mientras eso exista, Trump aún tiene posibilidades de conseguir su reelección. Trump quedó ahora varado en Washington, en cuarentena.
Durante meses, la campaña de Trump ridiculizó a Biden por hacer campaña "desde el sótano", y Trump también lo cargó por usar barbijo, del cual él siempre renegó. Con Trump contagiado por el coronavirus, ahora lo que quedó ridiculizado fueron esos mensajes. Biden, sano y sin coronavirus, podrá decir ahora que hizo lo correcto, y que no se puso en riesgo a si mismo ni a nadie de su círculo íntimo. Más aún: puede decir que el principal riesgo que enfrentó en las últimas semanas fue compartir escenario con Trump durante el debate. Y podrá seguir haciendo campaña.
Con todo, el impacto final que tendrá una "sorpresa de octubre" a tono con 2020 es aún muy incierto. Jair Bolsonaro y Boris Johnson, dos lideres que también contrajeron el virus, lograron recuperarse y vivieron un rebote en su popularidad al superar la enfermedad. Pero Trump tiene más años que ambos, y una evidencia de la preocupación sobre su salud fueron las especulaciones acerca de una eventual transferencia del poder a su vicepresidente, Mike Pence.
Para sus más fieles seguidores, Trump es una figura casi biblíca. En sus actos de campaña se ven banderas donde Trump aparece como Rambo o montado arriba de tanques de guerra, y sus simpatizantes más fanáticos lo consideran un enviado de Dios. Una eventual y pronta recuperación del presidente solo alimentará aún más su mito, y Trump seguramente explotará su recuperación como una evidencia de su fortaleza, y de que, tal como él siempre dijo, el coronavirus es más leve de lo que le parece. Pero si Trump empeora, se abre un escenario de extrema incertidumbre. La campaña, ahora, quedó atada a su salud.
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