Coronavirus: Italia prolonga las restricciones y pone el foco en las escuelas
ROMA.- Hoy y mañana días "rojos" nacionales, el jueves y viernes, "amarillos", el fin de semana "naranja", a partir del lunes próximo, división de colores de acuerdo al índice de contagio y a partir del 15 de enero, quizás, nuevas zonas "blancas"... Si el semáforo de colores impuesto en Italia para frenar la pandemia de coronavirus y evitar una tercera ola, con confinamientos intermitentes más o menos duros, ya era confuso antes de las fiestas de fin de año, al acercarse el fin de las vacaciones invernales se acercaba al caos.
Si bien el gobierno de Giuseppe Conte había prometido que luego de la "Befana", como aquí se llama la fiesta de Reyes, todo volvería a ser de color amarillo, es decir, con menos restricciones y más libertad de circulación, finalmente decidió prolongar e incluso endurecer las medidas para confrontar al virus, hasta el 15 de enero.
Además , después de una fuerte pelea interna, debió hacer una marcha atrás en la reapertura de la escuela presencial para los alumnos del secundario, que en los últimos meses fueron los más perjudicados porque hicieron clases en remoto. Chicos del jardín y primaria hasta los 13 años, sí pudieron volver presencial y seguirán haciéndolo desde el 7 de enero.
Si bien se esperaba que los alumnos del secundario volvieran a la escuela presencial -al menos en un 50%- a partir de este jueves 7, finalmente el gobierno, presionado como nunca, se vio obligado a decidir postergar la decisión del regreso presencial hasta el lunes 11, después de un nuevo monitoreo de la situación del Comité Técnico Científico.
Entre idas y venidas, indecisión e incertidumbre total, lo cierto es que, en una virtual rebelión en la granja, cuatro regiones –Veneto, Friuli Venezia Giulia, Marche y Campania- ya habían decidido por su cuenta aplazar la reapertura presencial de los secundarios hasta el 31 de enero. Otras 8 regiones, en la vereda de enfrente, se manifestaron listas para volver a empezar, algo que creó no solo caos, sino gran polémica porque todo el mundo coincide que la didáctica a distancia penaliza el aprendizaje de los chicos.
Entre los padres de los alumnos secundarios no solo reinaba incertidumbre -porque solo dos días antes del fin de las vacaciones se supo qué pasará-, sino enojo por la evidente incapacidad de organización demostrada, ya que el gran problema de los secundarios no son los contagios, sino la falta de transportes públicos.
Según un informe del Instituto Superior de la Sanidad, en efecto, de agosto a diciembre se detectaron 3173 brotes en ámbito escolar, algo equivalente al 2% del total de brotes a nivel nacional. La mayor parte de los casos, el 40%, se reportó en adolescentes de entre 14 y 18 años. Por eso la ministra de Educación, Lucia Azzolina, había prometido que, para la reapertura presencial del 7 de enero -ahora aplazada-, al margen de organizarse horarios de entrada escalonados, se potenciarían los transportes.
Luca Zaia, el gobernador del Veneto –la región más afectada por la pandemia-, de la derechista Liga, explicó que su decisión de postergar el comienzo de clases presenciales para secundarios no tenía que ver con un tema de oposición política: "La situación está degenerando, hacen falta medidas ad hoc", dijo, envalentando a muchos otros gobernadores, como el del Lazio, a seguirlo.
La situación epidemiológica, de hecho, sigue siendo aún más que complicada en Italia, que superó hoy el umbral de los 76.000 muertos (76.329, la cifra más alta de Europa) y sigue teniendo demasiados casos diarios. Así, justo mientras el gobierno de Conte, por otro lado, lucha por sobrevivir porque el expremier Matteo Renzi amenaza con destronarlo quitándole el apoyo parlamentario, debió nuevamente tomar la impopular decisión de seguir adelante con una semi-cuarentena comenzada a fines de octubre, cada vez más dura.
Según el último decreto, que se aprobó durante la noche, desde el 7 hasta el 15 de enero estará prohibido cualquier desplazamiento entre las regiones, salvo por motivos de trabajo, necesidad o salud. Se confirmó, además, la continuación de un toque de queda nacional desde las 22 hasta las cinco de la mañana, así como mantener la "excepción" que permite a dos personas ir a visitar a parientes y amigos.
El 7 y 8 de enero serán días "amarillos", es decir, con libre circulación dentro de la propia región, bares y restaurantes abiertos hasta las 18 y demás negocios abiertos. En lo que significa una nueva vuelta de tuerca, el fin de semana del 9 y 10 volverá a ser color "naranja", con prohibición de salir de la propia comuna, bares y restaurantes cerrados, aunque abiertos los negocios, las peluquerías y centros estéticos.
A partir del 11 de enero, en cambio, Italia volverá a dividirse en zonas de colores de acuerdo al Rt, el índice de contagio que haya en cada región, aunque con nuevos parámetros, más duros.
Según los nuevos criterios, si una región tiene una índice de contagio de 1 entra en zona naranja; si es de 1,25 entra en zona roja: en los dos casos se decidió bajar el umbral de 0,25. "Esta nueva clasificación fue aprobada por todas las regiones porque todos estamos de acuerdo en la necesidad de que arranquen de inmediato las medidas restrictivas cuando se supera el 1", aclaró Francesco Boccia, ministro de Asuntos Regionales.
Boccia adelantó que el gobierno también está pensando implementar, a partir del 15 de enero, una cuarta zona, de color "blanco", la mejor de todas, que sería la panacea: allí podrían reabrir bares, restaurantes, gimnasios, cines, teatros, museos. Quedaría por supuesto la obligación del barbijo y el distanciamiento social, la prohibición de aglomeraciones, la obligación de desinfectarse las manos antes de entrar a los locales; pero habría libertad de movimiento y podría, además, archivarse el toque de queda. Pero todo es muy cambiante y habrá que esperar.
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