Coronavirus: los gobernadores se distancian cada vez más de Bolsonaro
RÍO DE JANEIRO.- Mientras Brasil alcanza casi los tres mil infectados por el virus e ingresa en una "espiral ascendente" de contagios de coronavirus , el gobierno de San Pablo defendió el éxito parcial del distanciamiento social para moderar los contagios y aseguró que evalúa implementar en el futuro de un cierre del estado más populoso, medida rechazada por el presidente Jair Bolsonaro .
"Existe un gradualismo. Estamos haciendo un distanciamiento social. El próximo paso sería un aislamiento domiciliario. Y si hay necesidad de apretar más el cinturón, sería un cierre", dijo José Germann, secretario de Salud de San Pablo.
Los casos de contagio siguieron ayer en franco aumento en Brasil. Las autoridades confirmaron 2915 enfermos y 77 muertos, un aumento diario de 20% en los contagios, justo cuando se cumple un mes del primer caso reportado.
A San Pablo le corresponden 1052 del total de casos, y el número de pacientes graves creció 42% en un día en ese estado.
"Si se acuerdan, teníamos prácticamente el 90% de los casos y ahora tenemos el 30%", aseguró el funcionario, quien evaluó como satisfactorias las medidas de restricción de actividades, profundizada el martes con la adopción de una cuarentena parcial por 15 días. A diferencia de otros países, la circulación de los ciudadanos no está prohibida.
"Acá tomamos medidas fundamentadas en datos y números. No hay decisiones precipitadas", recalcó el gobernador Joao Doria, quien esta semana fue llamado "lunático" por Bolsonaro por presuntamente haber exagerado en las medidas.
Las diferencias entre los gobernadores y el presidente brasileño por el gerenciamiento de la crisis del coronavirus parecen cada vez más irreconciliables. Gobernadores de 24 estados, incluido San Pablo, enviaron una nueva carta al presidente, en la que pidieron apoyo y liberación de recursos para combatir el impacto humanitario y económico de la pandemia.
"Vamos a continuar adoptando medidas basadas en lo que afirma la ciencia, siguiendo la orientación de profesionales de la salud y, sobretodo, protocolos orientados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)", dijeron los gobernadores, una estocada a Bolsonaro, que hasta ahora ignoró los consejos de la OMS.
Mientras el coronavirus sigue propagándose, Bolsonaro se inclina por un gerenciamento "economicista". El presidente brasileño participó ayer de la reunión de líderes del G-20 e insistió en que las acciones de protección de la salud deben estar en sintonía con la preservación de empleos.
El derechista apareció en la reunión, realizada por videoconferencia, con una caja de cloroquina, un remedio utilizado en tratamientos contra la malaria que todavía está en etapa de pruebas para determinar su efectividad contra el Covid-19. Bolsonaro orientó a laboratorios del ejército a aumentar la producción de la droga, que entró en la discusión cuando el presidente estadounidense Donald Trump deslizó la posibilidad, días atrás, de que el remedio fuera eficaz.
El presidente brasileño propuso esta semana la implementación de un aislamiento "vertical", que apenas incluya a infectados, ancianos y personas con alguna enfermedad previa. "El remedio, en exceso, se vuelve un veneno", razonó Bolsonaro.
Brasil tuvo el jueves el mayor número de casos relevados en un día, 361.Las autoridades entienden que Brasil recién está ingresando en una "espiral ascendente" de casos. "Vamos a tener 30 días muy difíciles. (El próximo mes) no vamos a comenzar a reducir los casos", aseguró Joao Gabbardo, secretario ejecutivo del ministerio de Salud.
El gobierno avanzó ayer en otra decisión polémica. A través de un decreto, el presidente garantizó que las iglesias y los templos, definidos como "servicios esenciales" permanecerán abiertos. En principio, la medida no activará el regreso de cultos y misas. Las actividades religiosas deberán permanecer sujetas a las recomendaciones del ministerio de Salud, que pidió evitar aglomeraciones.
"Las iglesias tienen que tener la garantía de poder funcionar. Si un fiel quiere tener contacto con su pastor, tiene que poder hacerlo. Bolsonaro atendió a ese reclamo", explicó a LA NACION un diputado federal de la bancada evangélica, de diálogo frecuente con el presidente.
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