Macron relanza su gobierno con la mira en la reelección
PARÍS.–Francia tiene desde hoy un nuevo primer ministro: Jean Castex, un alto funcionario prácticamente desconocido de la opinión pública, responsable de la reciente estrategia de desconfinamiento en el país, remplazó a Edouard Philippe para dirigir un nuevo equipo gubernamental que debería ser conocido en forma inminente.
Emmanuel Macron pretende ser el único patrón. Después de haber dirigido el país en binomio con Edouard Philippe durante tres años, el jefe del Estado decidió remplazar ese primer ministro ultra-popular, que ya no dudaba en oponerse a ciertas de sus decisiones por Jean Castex, un alto funcionario de 55 años, que debería hacerle menos sombra. Un perfil de "colaborador" que ilustra la voluntad del presidente de estar en primera línea durante la recta final de su quinquenio, antes de lanzarse en la campaña por las presidenciales de 2022.
"Macron decidió acumular dos puestos. Será presidente y primer ministro al mismo tiempo", ironiza un responsable del partido presidencial.
Diplomado en derecho público, egresado de la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA), alcalde de la pequeña ciudad de Prades, en el sudoeste del país, Castex, de 55 años, tendrá la tarea de conducir a Francia por un "nuevo camino" anunciado por el presidente después de la crisis sanitaria y el sismo económico provocados por el coronavirus, aun cuando todo, en ese alto y respetado funcionario del Estado represente la encarnación del "viejo mundo".
Miembro del partido conservador Los Republicanos (LR), Jean Castex fue secretario general adjunto del Elíseo durante la presidencia de Nicolas Sarkozy y trabajó en numerosos gabinetes ministeriales durante gobiernos de derecha.
Para esta última etapa de su quinquenio, Macron parece haber encontrado en el nuevo jefe del Gobierno numerosas virtudes que le ayudarán a mejorar su imagen de "presidente de los ricos". Castex no solo es un excelente administrador, respetado por todos, que conoce perfectamente los meandros de la administración pública. También es una personalidad del interior del país, con numerosos contactos, miembro de la derecha pero reconocido como hombre de diálogo.
"Antes de dar soluciones, deseo que discutamos con la nación, con los actores sociales, en los territorios, con todo el mundo para asociar a la mayor cantidad posible de gente en la búsqueda de soluciones", dijo anoche en su primera intervención ante la televisión.
Para los macronistas, el presidente, a quien se refieren siempre como "intuitivo" y "transformador", quería dejar de sentirse "trabado" por el jefe de Gobierno, como parece haberlo sido por Edouard Philippe, hombre de sólidas convicciones.
"Nos queda apenas el tiempo necesario para que los cambios que hagamos produzcan resultados antes de que termine el quinquenio", justifican. El mismo Philippe concede: "El presidente quería gobernar".
Oficialmente, el nuevo jefe del Gobierno asumió sus funciones a primeras horas de la tarde durante una tradicional ceremonia de traspaso de poder en el hotel de Matignon (sede del primer ministro) donde, junto a su predecesor, trabajó estrechamente en el plan de desconfinamiento del país.
"Nuestro país necesita espíritus abiertos y mano firme. Y pienso que usted tiene ambas cosas. No tengo ninguna duda de que será capaz de tomar las buenas decisiones", dijo Edouard Philippe.
Castex devolvió la cortesía asegurando que "los tres años que usted pasó en Matignon dirigiendo la acción gubernamental marcarán la historia de nuestro país". Evocando "el coraje, la visión, la altura y la elegancia" de quien dirigió el gobierno desde que comenzó la presidencia de Macron, el nuevo primer ministro anunció el inicio de "una nueva etapa".
Philippe recibió visiblemente emocionado el sostenido aplauso de sus colaboradores, lanzando antes de partir un "Soyez bons ! (sean eficaces)". El ex primer ministro debía llegar este fin de semana a la ciudad de Le Havre, en el norte del país, donde el sábado asumirá sus funciones de alcalde, después de haber obtenido casi el 60% de los votos en las elecciones municipales de la semana pasada.
Un alcalde del sur, del mundo rural, viene a remplazar a un alcalde del norte del Loira, de una gran ciudad industrial, marítima. Francia es así, múltiple y diversa. Debemos unificarla y reconciliarla más que nunca, como lo hizo usted", dijo Castex.
El ex primer ministro, cuyo humor británico lo llevó a usar ayer un par de gemelos en forma de ojotas hawaianas, deja el poder con un caudal de opiniones positivas de 49% (diez puntos más que Macron), que sin duda le servirán para sus ambiciones futuras.
El mundo político reaccionó con circunspección al nombramiento de Jean Castex. "Un sarkozysta sucede a un juppeísta. La derecha sucede a la derecha", subrayó Boris Vallaud, portavoz del Partido Socialista (PS).
"Todo cambia para que nada cambie. Un hombre de derecha remplaza a un hombre de derecha para aplicar la misma política antisocial y antiecológica", dijo la eurodiputada de Francia Insumisa (FI), Manon Aubry.
"Tenemos la impresión de que este mandato se ha terminado y que el presidente se esfuerza en hacer un poco de espuma en vez de darle contenido", declaró Julien Bayou, secretario nacional de Europa Ecología-Los Verdes, grandes ganadores de las últimas municipales.
Para el centrista Jean-Cristophe Lagarde, "el presidente quiere gobernar solo para preparar la presidencial. Esto no tiene nada de original. Más bien es un déjà-vu.
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