Coronavirus: Francia empieza una tímida apertura con una batería de advertencias
Más de 400.000 empresas reiniciaron sus actividades; los empleados públicos se reincorporarán a sus puestos en forma escalonada
PARÍS.- En la peluquería o en las boutiques, casi todos con tapabocas, con prudencia y disciplina, gran parte de los franceses disfrutaron ayer de pequeños placeres en el primer día de desconfinamiento después de 55 días de reclusión forzada. Nadie, sin embargo, olvidó el riesgo de una nueva ola de contagios de Covid-19, que podría echar por tierra todos los esfuerzos realizados.
El peligro es bien real. En su informe, Jean Castex, encargado de coordinar la estrategia del desconfinamiento, llamó a los franceses a tener presente un eventual "efecto boomerang": "Debemos anticipar un nuevo confinamiento de urgencia", escribió.
En 24 horas se registraron 263 nuevos casos, después de los datos tranquilizadores del día anterior (70 muertos), la cifra más reducida desde el 17 de marzo y el inicio de las restricciones. Prueba de que "la epidemia sigue siendo activa y evolutiva", advirtió anoche la Dirección General de la Salud.
Hasta ayer, la pandemia había provocado en Francia 26.643 muertos, aunque las admisiones en reanimación siguieron reduciéndose. En todo caso, a pesar de algunos puntos de tensión ayer temprano en el metro parisino, la reactivación se realizó sin mayores incidentes.
Por la tarde, el Consejo Constitucional -más alta autoridad jurídica de Francia- validó la ley que prorrogó el estado de emergencia sanitaria, confirmando así la limitación de desplazamientos a más de 100 kilómetros del lugar de residencia. También autorizó la presentación de un permiso obligatorio para utilizar los transportes públicos en las horas pico. A partir de hoy, unas 400.000 empresas reabrirán sus puertas y las escuelas recibirán nuevamente a sus alumnos -en forma voluntaria-, permitiendo el retorno al trabajo de millones de padres. Pero ese regreso a la actividad tomará tiempo, sobre todo en la región parisina, una de las "zonas rojas" del mapa de la pandemia, donde el teletrabajo es alentado con insistencia por las autoridades.
En el distrito de negocios de La Défense, en el oeste de la capital, sede de grandes empresas internacionales, se prevé "una reactivación extremadamente lenta y progresiva", explica Marie-Célie Guillaume, directora de Paris-La Défense, establecimiento público que administra los espacios comunes.
Mientras cerca del 98,5% de los 180.000 empleados del distrito trabajaron a distancia en las últimas semanas, Guillaume estima que "solo entre 10% y 15% regresarán este mes; el 25% en junio y el 70% en septiembre, si la situación sanitaria lo permite". Así como las empresas, muchos comercios no esenciales cerrados desde el 17 de marzo pueden recibir clientes desde ayer, a condición de respetar las consignas sanitarias. Entre las excepciones: los bares, cafés y restaurantes, cuya suerte será conocida a fines de mayo.
Pero someterse al respeto de esas reglas sanitarias ha sido un auténtico rompecabezas para la mayoría de los comerciantes, obligados a reorganizar la circulación interna de sus boutiques, prever la desinfección permanente de los probadores y poner a disposición de los clientes tapabocas y alcohol en gel.
"Con la nueva organización, la cifra de negocios quedará reducida al 50% con mucha suerte", reconoce Nathalie Proust, dueña de un negocio de lencería.
Las mismas complicaciones se hicieron sentir en el transporte público, donde los pasajeros están obligados a respetar una estricta distancia interpersonal y usar barbijos. El secretario de Estado de Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, estimó sin embargo que, con escasas excepciones, la primera jornada de desconfinamiento se llevó a cabo "correctamente".
La empresa nacional de ferrocarriles (SNCF) se felicitó, por su parte, pues "casi la totalidad de los viajeros utilizaron tapabocas". "Hoy transportamos cerca de 15% de los pasajeros habituales a bordo de los trenes regionales e interurbanos y 10% de los usuarios habituales de los trenes de alta velocidad (TGV)", informó.
Entrevistas, testimonios y comentarios dejaron al descubierto la fuerte presión psicológica que ejerce este nuevo universo que comenzó ayer, hecho de nuevas reglas y prohibiciones, en un país donde la proximidad interpersonal forma parte del ADN cultural.
Como todos los países que comenzaron a levantar las restricciones impuestas para limitar la propagación de la pandemia, Francia oscila entre imperativos sanitarios y reactivación económica, después de ver su economía contraerse el 5,8% en el primer trimestre del año, una cifra sin precedente desde la Segunda Guerra Mundial.
La aparición de tres nuevos focos de infección -en la región de Nueva Aquitania y Vandée- incita, sin embargo, a la mayor de las prudencias. Según la profesora Anne-Claude Crémieux, infectóloga del Hospital Saint-Louis de París, "esos episodios se producen en zonas poco infectadas, signo de que el virus sigue agazapado".
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