Coronavirus. Francia admite que sufre un “rebrote innegable” y toma nuevas medidas
PARÍS.– El gobierno francés anunció hoy nuevas medidas de prevención, inquieto ante la progresión de casos de contaminación de Covid-19 a solo tres días del fin de las vacaciones estivales. Entre ellas, el uso obligatorio de barbijos en París y sus suburbios. La medida ya había sido adoptada por otras regiones del país.
"No hay razón para asustarse". Pero "algo está pasando", alertó el primer ministro francés, Jean Castex. El temor de una segunda ola de contagios avanza en Francia, donde los servicios de Salud Pública registraron entre miércoles y jueves más de 6000 nuevos casos. La cifra más alta desde comienzos de abril.
Precisamente 6111 en solo 24 horas, contra 5429 el miércoles. En los hospitales, 4535 personas fueron internadas, 381 en terapia intensiva. En total, 30.576 personas fallecieron desde el comienzo de la pandemia.
"Esto significa 39 casos positivos por cada 100.000 habitantes: cuatro veces más que hace un mes. Las hospitalizaciones también aumentan. Más de 800 pacientes son admitidos en este momento, contra 500 hace seis semanas", advirtió Jean Castex en conferencia de prensa, junto al ministro de Salud Pública, Olivier Véran.
Ante la progresión, el gobierno aumentó de dos a 21 los departamentos franceses colocados en "zona roja", es decir que padecen una circulación activa del virus. Castex indicó que su gobierno hace todo lo posible para evitar un nuevo confinamiento general, agregando -sin embargo- que debía "por principio" prepararse a semejante medida.
El momento es complicado pues las clases comienzan el lunes próximo y los adultos regresan a trabajar, una conjunción que debería acentuar las contaminaciones. Por esa razón, los responsables políticos decidieron ampliar la obligatoriedad del uso del barbijo, sobre todo en la empresa y la escuela, para los niños mayores de 11 años.
Poco después del anunció de Castex, la prefectura de policía de París anunció que la utilización del tapabocas sería obligatoria a partir de mañana a las 8 en la capital y las comunas suburbanas (Seina-Saint-Denis, Hauts-de-Seine y Val-de-Marne).
Esto "para todos los peatones que circulen en los espacios públicos, los ciclistas, los vehículos de dos ruedas, monopatines y otros medios de movilidad personal, motorizados o no", precisa el comunicado.
El gobierno había tomado la misma medida en la ciudad mediterránea de Marsella, la segunda urbe más poblada de Francia, donde decretó además el cierre de bares y restaurantes a las 23 en todo el departamento.
La decisión provocó la ira de los responsables políticos marselleses, que acusaron el gobierno de "medir con diferente vara" a París y al resto del país. Para muchos observadores, la extensión de la medida a la capital y sus alrededores podría responder a esas críticas.
La alcaldía de París anunció apoyar la decisión, considerando que se trata de "una medida de simplificación". Hasta hoy, en efecto, la utilización del barbijo era obligatoria solo algunas calles de la capital: un verdadero rompecabezas para los habitantes.
La municipalidad parisina también prolongó por diez meses la autorización a los bares y restaurantes de extender sus terrazas al espacio público, decidida cuando terminó el confinamiento, para evitar que la gente pudiera sentarse en el interior. Hasta junio de 2021, los establecimientos podrán seguir ocupando sitios de estacionamiento y veredas, a condición de que hayan pedido autorización.
El primer ministro conminó a los franceses a "evitar en lo posible las fiestas familiares" y "que los abuelos vayan a buscar a los niños a la escuela".
El gobierno francés excluyó nuevamente la distribución gratuita de barbijos, como lo exigían en los últimos días numerosos líderes políticos, tanto de izquierda como de derecha. Castex precisó, sin embargo, que las autoridades seguirán entregándolos a aquellos que se encuentran en situación de precariedad y a los más vulnerables. Unos 50 millones de tapabocas ya fueron distribuidos a tres millones de familias modestas (unos nueve millones de franceses).
Francia quiere, por fin, "aumentar a un millón los tests realizados por semana", contra más de 800.000 actualmente, dijo el ministro Olivier Véran, cuyo objetivo es "colocar a Francia entre los primeros del mundo en ese terreno".
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