Coronavirus: de estar cerca del desastre a una historia de éxito, cómo Japón domó la pandemia
TOKIO.- Para finales de marzo, Japón se había posicionado como un claro caso de éxito. Había logrado controlar la epidemia sin recurrir a medidas extremas, a pesar de tener una de las poblaciones más viejas del mundo, su estrecha conexión con China y sus ciudades densamente pobladas. El 31 de ese mes, se registraban 2178 casos de coronavirus en el país –sin contar los 712 casos del crucero Diamond Princess–, mientras que Italia ya tenía 105.792 enfermos, España 95.923 y Estados Unidos 195.353.
Aunque no declaró una cuarentena nacional, el gobierno persiguió el virus con determinación, rastreando agresivamente y aislando a cualquiera que hubiera tenido contacto con los contagiados. La política parecía haber funcionado y el 19 de marzo se levantó el estado de emergencia y, a principios de abril, se reabrieron las escuelas.
Sin embargo, a medida que algunos países comenzaban a dejar atrás el pico máximo de nuevos contagios, Japón experimentó un aumento repentino de infecciones diarias. La primera quincena de abril, las cifras de nuevos casos diarios se dispararon, y oscilaron entre los 204 y 746, muy por encima de los valores de febrero y marzo, que no superaban los dos dígitos.
Por perder el control
Esta segunda oleada despertó temores sobre una explosión tardía del brote en el país y comenzaron las dudas acerca de la estrategia flexible adoptada por la nación asiática. Un informe encargado por el gobierno en abril advirtió que alrededor de 850.000 japoneses corrían el riesgo de contagiarse por coronavirus y que casi la mitad de ellos podría morir si no se respetaba el distanciamiento y aislamiento social y otras medidas de contención.
"Una persona infectada puede contagiar a 2,5 personas, una tasa similar a la de Europa", alertó en el informe el profesor de la Universidad de Hokkaido y miembro del grupo de contramedidas por la pandemia del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, Hiroshi Nishiura.
Además, los críticos señalaron que Japón estaba realizando muy pocas pruebas, optando por concentrarse en focos infecciosos específicos en lugar de sobrecargar su sistema de salud con pacientes asintomáticos o que mostraban síntomas leves.
"Japón ha metido la pata" , dijo entonces Kenji Shibuya, director del Instituto de Salud de la Población del King’s College de Londres, a The New York Times. Los casos confirmados, dijo, son "solo la punta del iceberg", y agregó que una oleada de pacientes podría provocar el colapso del sistema de salud de Tokio.
Frente al rebrote, el primer ministro Shinzo Abe declaró el 7 de abril estado de emergencia por un mes, robusteciendo las medidas de respuesta a la pandemia. También anunció que el país aumentaría su capacidad de testeo a 20.000 por día. Hasta ese momento, rara vez había realizado incluso la mitad de las 7500 pruebas diarias disponibles.
Pero la versión japonesa de "encierro", que consistió en recomendar a las personas que eviten salidas innecesarias, incentivar el trabajo desde el hogar y el cumplimiento de las normas de distanciamiento social, se presentó como una respuesta tímida a una situación que corría el riesgo de perder el control. El envío de dos máscaras reutilizables ("Abenomasks") a cada hogar fue recibido con burla, ya que las personas publicaron fotografías en las redes sociales de lo pequeñas que eran.
We finally received our Abenomasks. [R] First time I’ve ever questioned the size of my face because there’s no way it’s covering my nose and my mouth at the same time. pic.twitter.com/TmnrrULDTi&— Tara Tiger Brown [R] [R] (@tara) May 21, 2020
No obstante, más allá de las predicciones pesimistas, la temida detonación no ha ocurrido, al menos por ahora. Hasta la fecha, Japón registra 16.424 enfermos de coronavirus, de los cuales 777 fallecieron. Si dividimos la cifra de infectados por millón de habitantes, disminuye a 130, colocando al país en la posición 140 del ranking de contagios, según Worldometers.
De cualquier manera, el país aún está muy por detrás en lo que refiere a capacidad de testeo. Ocupa el puesto 135 en cantidad de pruebas por millón de habitantes con 2067 (261.572 en términos absolutos), por lo que podría haber un subregistro importante de casos.
"Sin saber cuánta gente exactamente hay infectada, no podemos tomar una estrategia apropiada para prevenir más contagios", comentó el científico nipón Tasuku Honjo, premio Nobel de Medicina en 2018, en conferencia de prensa virtual, en los pasados días.
"El comportamiento japonés"
Otro indicador del número real de casos es la ocupación de camas en los hospitales. Los datos muestran que en la mayoría de las prefecturas del país, la ocupación varía entre el 1% y el 19%, por lo que el sistema sanitario nacional está lejos del colapso. Sin embargo, no es así para la capital, donde, a partir del 11 de mayo, la prefectura de Tokio reportó una escasez de camas reservadas para pacientes hospitalizados con coronavirus, con una tasa de ocupación del 126%, según datos de Statista.
"No creo que la disminución del número de infecciones se deba a las políticas gubernamentales", dijo hoy a The Guardian Ryuji Koike, director asistente del hospital universitario médico de Tokio. "Creo que parece que a Japón le está yendo bien gracias a cosas que no se pueden medir, como los hábitos diarios y el ‘comportamiento japonés’".
Los japoneses tienen relativamente menos intimidad social que otros países y suelen utilizar barbijos cuando están enfermos desde mucho antes que existiese el nuevo coronavirus. Además, la nación asiática posee altas tasas de aislamiento entre los ancianos, y el poco distanciamiento social adicional que se ha practicado desde la llegada del virus ayuda a Japón a aplanar su curva de contagio sin un intento realmente proactivo de hacerlo.
Entretanto, la higiene y el orden ocupan un rol esencial en la cultura nipona. La visión japonesa de la limpieza como una virtud se profundiza a una edad temprana.
Por su parte, Rob Fahey, investigador asociado del Instituto Waseda de Economía Política en Tokio, indicó que declarar que la capacidad de Japón para contener el brote es un "misterio" ignora el papel de la acción individual y colectiva.
"Reconocer esto, sin embargo, requiere mirar más allá del conjunto habitual de actores políticos y reconocer que la respuesta general de Japón aún puede haber sido ejemplar, incluso si el desempeño de su gobierno central dejaba mucho que desear", escribió Fahey en el Tokyo Review de esta semana.
Asimismo, Japón tiene un excelente sistema de salud, catalogado entre los mejores del mundo en 2020 por World Population Review, lo que podría ofrecerle una ventaja en la lucha contra la pandemia.
Otra hipótesis es que la vacuna contra la tuberculosis (TBC) que se aplica a los individuos desde temprana edad ayuda a reforzar al sistema inmunológico, según un estudio epidemiológico preliminar publicado en el sitio medRxiv.
Sea cual fuere la razón, posiblemente una combinación de muchas, el 8 de mayo, la mitad de las 47 prefecturas de Japón comenzaron sus preparativos para relajar sus medidas de contención después de que el Gobierno japonés constató un descenso en el número de casos durante los últimos días y aprobó una expansión del número de test disponibles tras las críticas de expertos médicos por su falta de accesibilidad.
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