Coronavirus en Estados Unidos: con más de 20.000 víctimas, el país superó a Italia en cantidad de muertos
WASHINGTON.- Fue el peor día. El Viernes Santo, una persona murió cada 41 segundos en Estados Unidos debido al nuevo coronavirus, un avance brutalmente voraz que terminó por estirar el número de víctimas confirmadas arriba de las 20.000, más que las de Italia y que las de cualquier otro país golpeado por la pandemia.
El presidente, Donald Trump, sus asesores y varios gobernadores advertían que Estados Unidos se enfrentaría a los días más dolorosos alrededor de la Pascua, y así fue. La gente seguirá en sus casas, casi todas las iglesias estarán vacías, y los hospitales, llenos. Más de medio millón han sido diagnosticados con la nueva enfermedad, Covid-19, y miles más enfrentarán su final solos, aislados, sostenidos solo por un respirador. Por primera vez en la historia, los 50 estados del país, el Distrito de Columbia, Puerto Rico, Guam, las Islas Vírgenes y Mariana fueron declarados en "desastre" por el gobierno federal.
El calamitoso saldo de la pandemia: hasta hoy, 20.071 personas murieron por la nueva enfermedad, según el seguimiento de la Universidad Johns Hopkins, la cifra más alta del mundo.
Con todo, la tasa de mortalidad, ya sea en relación con los casos confirmados o con la población, es aún más baja en Italia o España, los dos países más golpeados de Europa. Aun así, para Estados Unidos, el ritmo diario de muertes al que ha llegado la pandemia –2108 víctimas el viernes– implica que, de mantenerse igual durante un año, Covid-19 se transformaría en la principal causa de mortalidad en el país, por encima de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o los accidentes. Y hay más muertes que las confirmadas.
Cuatro de cada diez muertes han ocurrido en Nueva York, el epicentro del calvario en el país, donde los últimos días han ofrecido un atisbo de esperanza por la disminución en las nuevas hospitalizaciones o en la cantidad de personas internadas en terapia intensiva. El gobernador, Andrew Cuomo, anunció que el viernes hubo 783 muertes en Nueva York, llevando el total a 8627. El número de víctimas, dijo, estaba estabilizándose, "pero estabilizándose a un ritmo horrible".
"¿Que hacemos ahora? Mantenemos el rumbo", arengó Cuomo, quien volvió a mostrarse muy preocupado por evitar un nuevo rebrote, y repetir la historia de la llamada "gripe española", en 1918.
"La gente pregunta, bueno, ¿cuándo se termina, cuándo se termina, cuándo se termina?", preguntó el gobernador, quien respondió con una cita de Winston Churchill. "Winston Churchill dijo: ‘Ahora este no es el final, ni siquiera es el principio del final, pero quizás sea el final del principio’. Es solo una gran cita de Churchill, es precisa y cómo usa el lenguaje. Creo que es una declaración justa de dónde estamos ahora", respondió.
En Estados Unidos, el durísimo golpe de la pandemia ha profundizado además las inequidades. Al igual que ocurre con otros flagelos, los pobres, los afroamericanos y los latinos han sufrido mucho más el golpe. En la ciudad de Nueva York, el 34% de los muertos han sido latinos, a pesar de que representan el 29% de la población. Lo mismo ocurrió con los afroamericanos: representan el 22% de la población, pero el 28% de las víctimas han sido personas negras.
"Hay claras desigualdades, claras disparidades en cómo esta enfermedad está afectando a la gente de nuestra ciudad", dijo esta semana el alcalde, Bill de Blasio. El golpe del nuevo coronavirus, advirtió, está directamente atado a "otras disparidades profundas" que se han visto en el país durante décadas.
La pobreza, el desempleo y la obesidad o la diabetes son algunos de los problemas que afectan en una proporción mucho mayor a los latinos y los afroamericanos que a los blancos. Las nuevas infecciones del virus del SIDA también son más altas en ambos grupos demográficos, según dato oficiales.
La muerte sembrada por el nuevo coronavirus en el país no ha hecho mella sobre la creciente presión por "abrir" el país. En Estados Unido hay curas y pastores que decidieron desafiar las recomendaciones de la Casa Blanca y la órdenes de sus gobernadores y abrirán sus iglesias el domingo para celebrar la Pascua.
"Satanás y un virus no nos detendrán", dijo a la agencia Reuters el reverendo Tony Spell, de 42 años, pastor de la iglesia evangélica Life Tabernacle Church, cerca de Baton Rouge, Louisiana, uno de los estados que las autoridades nacionales siguen con extrema atención. Espera una multitud de más de 2000 personas este domingo.
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