Coronavirus: EE.UU. supera las 27.000 muertes, pero ya comienza a pensar en la vida después del encierro
WASHINGTON.- Estados Unidos ha comenzado a pensar en la vida después del encierro. Aunque el azote de la pandemia del nuevo coronavirus continúa sembrando muertes día a día, las autoridades del país parecen convencidas de que lo peor ya pasó, y empiezan a delinear los planes para una reapertura que asoma lenta, larga y gradual, y que terminará recién el año próximo, cuando esté lista una vacuna.
"La batalla continúa, pero los datos sugieren que hemos pasado el pico de nuevos casos", afirmó el presidente Donald Trump en una conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca.
Trump anticipó que presentará hoy sus "lineamientos" para abrir el país, pero varios gobernadores de Estados Unidos que ordenaron el confinamiento de la gente -que nunca llegó a ser tan rígido como en Italia, España o la Argentina- comenzaron a delinear sus propios planes, sin la Casa Blanca.
Con abundantes precauciones, los primeros en brindar una idea acerca de cómo será el retorno a la normalidad -o la "nueva normalidad" que aguarda en el futuro- fueron los gobernadores demócratas de California, Gavin Newsom, y Nueva York, Andrew Cuomo. Ambos mandatarios dejaron en claro que, mientras no haya una vacuna y se logre la "inmunidad del rebaño", la gente deberá resignarse a vivir bajo algún tipo de restricción.
"La posibilidad de reuniones masivas es insignificante en el mejor de los casos hasta que lleguemos a la inmunidad colectiva y tengamos una vacuna", anticipó Newsom en una conferencia de prensa.
Newsom presentó anteayer una "hoja de ruta" para la reapertura, un plan de seis puntos que condiciona el regreso de los negocios, las escuelas y los eventos a la capacidad en los hospitales del estado y el desarrollo de un sistema de tests y de rastreo de contactos lo suficientemente robusto como para minimizar el riesgo de un nuevo brote. Newsom estiró el confinamiento hasta el 3 de mayo, y advirtió que el regreso a la normalidad será "cualquier cosa menos normal". Cuomo, uno de los mandatarios devenido en una figura nacional por su habilidad y frontalidad para informar día a día a la gente sobre el golpe de la pandemia en Nueva York, epicentro del brote en Estados Unidos, coincidió con la visión de su colega californiano.
"Esto se termina cuando tengamos una vacuna", pronosticó, categórico, Cuomo, en su última conferencia de prensa.
Para llegar a esa instancia, agregó el gobernador, todavía falta entre un año y 18 meses. En Nueva York, la reapertura -aún sin fecha- también será gradual y dependerá de cuán esencial sean los negocios que quieran levantar sus persianas y cuál es el riesgo de contagio que acarrean. Cuomo hizo también mucho hincapié en la necesidad de montar un sistema de testeo y de rastreo de contactos que permita mantener la enfermedad bajo control.
Estados Unidos superó ayer los 630.000 casos y las 28.000 muertes confirmadas por Covid-19, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins. Pese a esos números devastadores, la doctora Deborah Birx, coordinadora de la "task force" de la Casa Blanca contra la pandemia, dijo que han visto un "declive" en la enfermedad. Pero de todos modos Birx volvió a pedirle a la gente que mantenga la práctica de distanciamiento social, y advirtió otra vez: "Este es un virus muy contagioso".
Trump dijo que la estrategia de confinamiento y distanciamiento social está funcionando, y afirmó que Nueva York, Detroit, en Michigan, Baltimore y St. Louis "están mostrando grandes señales de progreso".
El presidente se ha mostrado más que urgido por "abrir" el país y resucitar la economía, que antes de la pandemia era el principal pilar de su popularidad y sostén supremo de su proyecto reeleccionista. Con millones de despidos cada semana y la economía sumida en la parálisis por el Gran Confinamiento, tal como lo bautizó el Fondo Monetario Internacional (FMI), Trump anhela poder llevar al país de regreso a la normalidad lo más rápido posible.
El mandatario dijo primero que tenía la "autoridad total" para decidir cuándo dar la luz verde a los bares, restaurantes y comercios para volver a abrir sus puertas, al igual que los teatros y estadios. Los gobernadores le remarcaron que esa autoridad era de ellos, y Trump los acusó de "amotinarse", pero luego pareció volver a dejar el tema en sus manos.
"Extrañamos los deportes, extrañamos todo. Queremos volver", dijo ayer Trump, con tono nostálgico, en una nueva conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca. Ya había dicho algo similar el día anterior, cuando abogó por "recuperar nuestros deportes", y se quejó de estar "cansado de ver partidos de béisbol que tienen 14 años".
La reapertura del país genera tanta esperanza como ansiedad. Millones de norteamericanos confinados en sus casas añoran sus vidas, y alrededor de 17 millones de personas perdieron su sueldo, ya sea porque fueron despedidas o suspendidas. Pero expertos en salud pública se han cansado de advertir que una reapertura prematura puede provocar un rebrote de la enfermedad. Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas de la Casa Blanca, ha dicho que "el virus marca los tiempos".
Fauci ya anticipó que es "un poco demasiado optimista" esperar que las restricciones puedan comenzar a levantarse el 1º de mayo, cuando expiran las recomendaciones del gobierno federal para imponer el distanciamiento social y frenar la propagación del nuevo virus.
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