Coronavirus: la dramática situación en el Amazonas donde los pacientes mueren de asfixia por falta de oxígeno
MANAOS.- Las imágenes de ataúdes apilados en fosas comunes en el cementerio más grande de Manaos, la capital del extenso estado de Amazonas en Brasil, en abril pasado impactaron al mundo. Luego del colapso del sistema sanitario por la pandemia del coronavirus en aquella región, los sepultureros ya no sabían donde colocar los cuerpos que llegaban a cada rato de los hospitales.
Aunque la situación se apaciguó en los meses posteriores, una brutal segunda ola amenaza con revertir los esfuerzos del estado y replicar el fatídico escenario que se vivió a principios del año pasado. De hecho, aunque los hospitales de Manaos han estado agregando más camas, el número de pacientes ha crecido a un ritmo todavía más rápido, lo que significa que todo el sistema de salud está saturado por segunda vez.
De forma preocupante, la capacidad de la ciudad para producir oxígeno está funcionando a menos de un tercio de las necesidades actuales, dejando a algunos hospitales sin capacidad para ventilar a sus pacientes y, según los informes, esto tiene como resultado que mueran por asfixia. El efecto dominó en las ciudades que se encuentran río arriba, en la región rural del Amazonas, está comenzando a notarse y podría ser igual de devastador.
Con los hospitales de la capital desbordados, no hay ningún lugar para derivar a los pacientes más graves de ciudades amazónicas rurales como São Gabriel da Cachoeira y Tefé, ambas a pocos días de viaje en barco río arriba desde Manaos.
"Al saber más sobre la enfermedad deberíamos estar en una mejor posición para salvar vidas, pero eso solo podemos hacerlo si tenemos oxígeno y posibilidades de derivar a pacientes en estado grave o crítico a hospitales mejor equipados. En la última semana, ningún paciente pudo volar de Tefé a Manaos. Perdimos a tres personas que hubieran tenido la oportunidad de sobrevivir si hubieran recibido atención en un hospital de una gran ciudad, pero no fue posible derivarlas a uno", dijo Pierre Van Heddegem, jefe de misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Brasil, en un comunicado.
Como no hay concentradores de oxígeno cerca de Tefé para poder recargar los cilindros de oxígeno, estos deben enviarse a Manaos para volverse a llenar. MSF donó 50 cilindros nuevos al hospital regional de Tefé a finales de 2020, pero sin la opción de poder rellenarlos en Manaos, la zona rural también corre el riesgo de quedarse sin este insumo vital. "Solo nos quedan unos pocos días de oxígeno en Tefé si las admisiones continúan a este ritmo", agregó Van Heddegem.
"Todos aquí tienen un familiar tratándose en casa. Prefieren eso a dejarlos morir en los hospitales", indicó ayer por su lado a la AFP Fernando Marcelino mientras señalaba a decenas de personas que, como él, esperaban bajo un calor de 30º hace más de 12 horas una carga de oxígeno.
Amazonas, estado en el que recientemente se ha encontrado una nueva cepa del coronavirus que se sospecha es más contagiosa, es proporcionalmente el segundo de los 27 estados brasileños más afectado, con 149 muertos por 100.000 habitantes.
Y en Manaos, que alberga a 2,2 millones de habitantes, la tasa de óbitos aumentó en los últimos días de 142 a 187 por 100.000 habitantes.
El Gobierno, acusado de pasividad ante la catástrofe, aceleró desde el fin de semana los envíos de oxígeno a esta ciudad conectada con el resto de Brasil principalmente por vía aérea o fluvial y ayudó a evacuar pacientes hacia otros estados.
"El oxígeno está llegando, pero no sabemos cuánto va a durar", explicó Marcelino, protegido con doble máscara, guantes y lentes.
Este pastor evangélico supo a través de conocidos que una empresa en la zona industrial vendía oxígeno a quienes tuviesen cilindros para llenarlos por entre 300 y 600 reales (57 a 114 dólares), según el tamaño.
Incluso Venezuela, que está devastada por la crisis humanitaria agravada por la pandemia, ha intervenido para ayudar. Cinco camiones con oxígeno donado por el país vecino llegaron anteanoche para abastecer la demanda de Manaos.
Proveniente del estado Bolívar, en el sur de Venezuela, el convoy cargando 107.000 m3 de oxígeno salió el fin de semana y recorrió poco más de 1500 kilómetros hasta la capital del estado Amazonas. Uno de los camiones llevaba una bandera venezolana desplegada en el tanque.
En Manaos, hasta el personal de los hospitales teme ser tratado en el lugar. Luciana, una enfermera de 26 años que esperó por un cilindro de oxígeno durante todo el día, no ve la hora de sacar a una colega del principal centro especializado en Covid-19.
"Empezó a tener síntomas durante la semana, conseguimos estabilizarla en casa pero se nos acababa el oxígeno y tuvimos que internarla", contó la joven a la AFP.
"Tenemos miedo de que se contagie de otras infecciones, es más seguro en casa porque en el hospital hay muchas bacterias y hongos", agregó.
Agencia AFP
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