A pesar de su habilidad para innovar, China generalmente ha estado rezagada de otros países en el desarrollo de vacunas. Pero eso parece estar cambiando en la carrera por encontrar una vacuna contra el coronavirus, con varias empresas chinas potencialmente a la vanguardia.
Como suele suceder con China, el interrogante es: ¿Con quién estamos tratando? ¿Quiénes son los principales desarrolladores de la vacuna? ¿Qué tan avanzados están? ¿Cuál es su estrategia? ¿Cuál es su relación con el estado chino? Y, ¿qué se prevé si China llega a ser primero en desarrollar la vacuna?
De las 32 vacunas que se encuentran realizando pruebas en humanos alrededor del mundo, hay más que son de empresas chinas de las que uno se imaginaría. Las tres principales son Sinovac, CanSino Biologics y Sinopharm.
Las credenciales de las empresas
Sinovac es una compañía cotizada en NASDAQ que fue fundada en 2001 con base en Pekín. Es una desarrolladora especializada en vacunas que, por ejemplo, desarrolló vacunas para hepatitis A y B, influenza estacional, gripe porcina y gripe aviar.
Fue la primera compañía en todo el mundo en recibir aprobación para una vacuna contra la gripe porcina en 2009. También es la única proveedora de una vacuna contra la gripe aviar. La vacuna de coronavirus de Sinovac se encuentra en la fase tres con pruebas clínicas en Brasil e Indonesia, y la compañía ya ha preparado una planta en Pekín para la producción masiva de la vacuna.
CanSino, la de menos opción entre las tres, fue fundada en 2009 en Tainjin, en el noreste de China, por un grupo de altos profesionales de varias multinacionales. Por ejemplo, el doctor Xuenfeng Yu, que tiene pasaporte canadiense, fue el director global del desarrollo de vacunas bacterianas de la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur. La compañía se cotizó en las bolsas de Hong Kong en marzo de 2019 y de Shanghái en agosto de 2020.
En 2014, CanSino se convirtió en la tercera empresa farmacéutica en desarrollar unavacuna de ébola. En julio 2020, su vacuna de coronavirus inició la fase tres de pruebas clínicas y en agosto su patente fue formalmente aprobada en China. Las pruebas clínicas se están realizando en Arabia Saudita, México y con soldados del Ejército Popular de Liberación (EPL).
Sinopharm pertenece a la Comisión estatal para la supervisión y administración de los activos del Estado (SASAC, por sus siglas en inglés): es lo más cercano que una empresa puede estar al gobierno central y es la única farmacéutica de ese tipo en China. Sinopharm cuenta con 150.000 empleados y más de 1.500 subsidiarias, incluyendo seis compañías cotizadas en la bolsa de valores. El desarrollo de la vacuna se lleva a cabo a través de dos institutos de su subsidiaria China National Biotec Group: el Instituto Biológico de Pekín y el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan.
Este último fue el primer instituto del mundo en empezar pruebas clínicas para una vacuna de Covid-19 en abril. Fue el primero en empezar las pruebas de fase tres en junio en los EAU y más recientemente en Perú, Marruecos y Argentina. También realiza ensayos con empleados del conglomerado petrolero PetroChina. El presidente de Sinopharm, Liu Jingzhen, predijo recientemente que la vacuna estaría en el mercado en diciembre 2020.
La estrategia china
Los desarrolladores de vacunas en China enfrentan un problema inusual: hay muy pocas personas infectadas de coronavirus en su país. Esta es una de las razones por las que realizan pruebas clínicas por todo el mundo, pero específicamente en países amigos. Esperando impacientemente resultados, China también ha estado obviando su propio proceso regulador, lo que explica por qué soldados y empleados petroleros están siendo sometidos a pruebas.
Particularmente en el clima actual, muchas personas en Occidente probablemente presumirían que estas compañías son testaferros del estado chino, pero no es así de sencillo. Es verdad que no hay compañía médica más allegada al gobierno que Sinopharm, pero Sinovac fue fundada como empresa privada por el empresario y científico líder en vacunas Weidong Yin.
El mayor accionista, con 15%, es SAIF Capital Partners, una importante firma capitalista de inversión de Hong Kong que surgió del Softbank de Japón. El estado chino tiene un interés indirecto en Sinovac por medio de la Universidad de Pekín, que es dueña de una institución llamada SinoBioWay, y tiene 13% de participación en la farmacéutica. El resto de la compañía es de una amplia variedad de pequeños accionistas privados y el fundador, con el equipo gerencial en control de más del 10%.
Entretanto, CanSino tiene fuertes vínculos con el Instituto de Biología de la Academia Militar de Ciencias Médicas, un brazo del EPL, a través de una colaboración con el doctor Chen Wei, que fue fundamental en el desarrollo de la vacuna de ébola de CanSino y probablemente la razón por la que esa farmacéutica realiza pruebas de su vacuna de Covid-19 en soldados.
No obstante, en términos de propiedad de la compañía, no hay un vínculo con el Estado. CanSino pertenece principalmente al equipo fundador y a firmas de inversión de capital. Curiosamente, el nombre "CanSino" está relacionado al hecho que sus fundadores llevan viviendo un largo tiempo en Canadá. Canadá también es el primer país en ordenar vacunas de CanSino y el único país de Norteamérica o Europa en mostrar interés en una vacuna china.
Orden de prioridades
Si China llega a producir la primera vacuna de Covid-19 del mundo, ¿qué pasaría a continuación? Se presume que el pueblo chino sería la principal prioridad para inoculación. Después, seguramente vendrían los países asociados con la iniciativa económica china de la Franja y la Ruta -especialmente los que hayan contribuido en los ensayos clínicos.
Más abajo en la lista podrían estar los países que han sido menos vociferantes en la guerra geopolítica entre Estados Unidos y China, como Francia, Alemania y Suiza. Pero quién sabe: China ha sido generosa -y política- al proveer mascarillas y máquinas ventiladoras a sus críticos también.
Finalmente, cabe anotar que los chinos no controlan exclusivamente todos sus esfuerzos para producir una vacuna de Covid-19. Fosun Pharma se está asociando con Pfizer y BioNTech de Alemania en otra iniciativa para encontrar una vacuna -como única participación china en una empresa conjunta internacional.
Fosun también es accionista en Oxford Science Innovation, que ha invertido en VacciTech, la compañía que colabora con la muy mencionada vacuna de AstraZeneca. Aún más interesante, Huawei y Tencent también han invertido en VacciTech. Claramente China se está curando en salud.
Por Mark Greeven
*Mark Greeven es profesor de Innovación y Estrategia del International Institute for Management Development (IMD), un instituto de educación empresarial en Lausana, Suiza.
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