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Cuando se habla de la vacuna contra la covid-19, tal vez la pregunta más importante que cada uno de nosotros nos hacemos es: ¿cuándo podré vacunarme?
Después de todo, que el mundo se inmunice contra esta enfermedad es una cuestión de vida o muerte. Un puñado de países establecieron unos objetivos muy claros para sus campañas de vacunación, pero en el resto del mundo el panorama es mucho menos claro.
Y es que en ello están involucrados procedimientos científicos, corporaciones multinacionales, conflictivas promesas gubernamentales y una gran dosis de burocracia y regulaciones. No es un proceso nada sencillo.
¿Cuándo podré vacunarme?
En América Latina, el avance de la inoculación contra esta enfermedad ha sido bastante lento. El país que lleva la delantera es Chile, donde para la primera semana de marzo habían recibido ya su dosis más de cuatro millones de personas.
En el resto de la región, aunque la mayoría de los países ya comenzaron con las campañas, todavía no llegan a ser masivas.
Pero se puede observar cómo se está desarrollando el plan de vacunación alrededor del mundo.
¿Cuántas dosis se aplicaron?
Hasta ahora se administraron más de 300 millones de dosis en cerca de 100 países. Es el mayor programa de vacunación de la historia. Las primeras dosis se aplicaron poco menos de un año después de que se detectaran los primeros casos en Wuhan, China.
Pero el reparto global de vacunas fue un poco desigual. Algunos países aseguraron y entregado dosis a gran parte de su población, pero muchos más están todavía esperando que les llegue el primer cargamento con vacunas.
En las primeras fases de las campañas, la mayoría de los países dieron prioridad a:
- Personas de más de 60 años.
- Trabajadores esenciales, especialmente los que están atendiendo la pandemia.
- Personas más vulnerables ante el virus (por condiciones preexistentes, por ejemplo).
Y en países como Israel y Reino Unido hay evidencias prometedoras de que las vacunas están reduciendo la ocupación hospitalaria por covid-19, la transmisión comunitaria y las muertes. Pero mientras cerca de la mitad de los países europeos y del continente americano ya iniciaron sus planes de vacunación, solo unos pocos países en África lo hicieron.
Agathe Demarais, directora de pronóstico global de la Unidad de Inteligencia del Economist, Economist Intelligence Unit (EIU), realizó una de las investigaciones más completas sobre el tema. La EIU analizó la capacidad de producción mundial y la infraestructura de atención médica necesaria para que estas vacunas sean administradas, el tamaño de la población de cada país y, por supuesto, lo que cada nación puede pagar.
Gran parte de los resultados de la investigación parecen enmarcarse en parámetros predecibles de ricos versus pobres.
Así, Reino Unido y Estados Unidos están bien provistos de vacunas en este momento, porque pudieron invertir mucho dinero en el desarrollo de vacunas. Otros países ricos como Canadá y el bloque de la Unión Europea (UE) van un poco más atrás.
La mayoría de los países de bajos ingresos aún no comenzaron a vacunar, pero en este grupo hay algunas sorpresas, especialmente en el medio.
Canadá enfrentó críticas a fines del año pasado por comprar cinco veces el suministro que el país necesita para cubrir su población. Pero aún así no parece estar bien posicionado en materia de entregas prioritarias. Y esto se debe a que Canadá decidió invertir en vacunas de fabricación europea, ante el temor de que Estados Unidos bajo Donald Trump emitiera prohibiciones de exportación. No fue una buena apuesta.
Las fábricas europeas tuvieron problemas de suministro y recientemente fue la UE, no Estados Unidos, la que amenazó con prohibir exportaciones. De hecho, Italia bloqueó la exportación de algunas vacunas hacia Australia. “Mientras el mercado europeo no tenga suficientes vacunas, creo que las grandes importaciones de Canadá no se concretarán”, señaló Demarais.
Al margen de esto, algunos países lo hicieron mejor de lo que se esperaba. Serbia tuvo un desempeño muy superior a cualquier otro país en la Unión Europea cuando se trata de proporción de la población ya vacunada. Esto se debe en parte a un despliegue eficiente de los planes, pero también se benefició de la diplomacia de las vacunas.
Serbia recibió la vacuna rusa Sputnik V, la Sinopharm desde China, Pfizer de Alemania/EE.UU. y la Oxford AstraZeneca de Reino Unido. Hasta ahora, la mayoría de la población serbia vacunada recibió la china Sinopharm.
¿Cómo va la diplomacia de las vacunas?
La influencia que China está ejerciendo en este sentido parece que será a largo plazo. Es factible que los países que usan una primera y segunda dosis de Sinopharm también busquen dosis de refuerzo de China, si son necesarias en el futuro.
Emiratos Árabes Unidos (EAU) también dependen en gran medida de la vacuna Sinopharm, que representa el 80% de las dosis administradas en este país hasta el momento. Y también están construyendo una planta de producción de Sinopharm.
“China viene con instalaciones para producción y trabajadores capacitados, por lo que es probable que su influencia sea a largo”, afirmó Demarais y agregó: “Será muy difícil para los gobiernos receptores decir no a China en el futuro”.
Sin embargo, ser una superpotencia mundial de vacunas no significa que la población en estas naciones será inoculada primero. La investigación de la EIU predice que dos de las potencias de producción de vacunas del mundo, China e India, pueden no haber vacunado a toda su población sino hasta fines de 2022.
Esto se debe a que ambos países tienen que lidiar con una enorme población y escasez de trabajadores de la salud. La investigación de la Unidad de Inteligencia de The Economist también tuvo en cuenta la oferta de vacunas, la disponibilidad de trabajadores de la salud, la logística y la financiación.
¿Cuáles son los desafíos?
El éxito de India como productor de vacunas para combatir la covid-19 se debe en parte a un hombre, Adar Poonawalla. Su compañía, el Instituto Serum de India, es la mayor fabricante de vacunas del mundo. Pero a mediados del año pasado su familia empezó a dudar de su instinto empresarial.
Poonawalla estaba apostando cientos de millones de dólares de su propio dinero en vacunas sin saber si algún día serían efectivas. En enero, la primera de esas vacunas, desarrollada por Oxford y AstraZeneca, se puso a disposición de India. La empresa de Poonawalla produce actualmente 2,4 millones de dosis de la vacuna de Oxford al día.
Su compañía es uno de los dos principales proveedores de la India y también suministra vacunas a Brasil, Marruecos, Bangladesh y Sudáfrica. “Pensé que toda la locura en torno a la oferta de vacunas terminaría cuando comenzáramos la etapa de producción”, señaló.
“Calculaba que habría muchos otros fabricantes para satisfacer la demanda a nivel mundial. Pero lamentablemente, en el primer trimestre, y quizás incluso en el segundo trimestre de 2021, no vamos a ver un aumento sustancial de la oferta”. Uno de los grandes problemas según Poonawalla es que la producción no puede incrementarse de la noche a la mañana.
“Se necesita tiempo”, aseguró y aclaró: “La gente piensa que el Instituto Serum puede lograr lo que sea. Sí, somos buenos en lo que hacemos, pero no tenemos una varita mágica”.
El Instituto Serum tiene una ventaja, porque comenzó a construir instalaciones en marzo del año pasado y a almacenar insumos como productos químicos en agosto. La cantidad de vacuna que se elabora puede variar mucho durante el proceso de producción y hay varias etapas en las que las cosas pueden salir mal.
“Producir vacunas es tanto un arte como una ciencia”, señaló Agathe Demarais. A los fabricantes que comienzan ahora todo el proceso les llevará meses producir vacunas. Y lo mismo se aplica a los refuerzos que podrían ser necesarios para combatir nuevas variantes.
¿Covax acelerará la distribución?
Poonawalla dijo que está comprometido a abastecer a India primero y luego a África a través de Covax, una iniciativa liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Gavi (la Alianza para las Vacunas) y CEPI, la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias. Su objetivo es que todos los países del mundo puedan acceder a vacunas.
Las naciones que no pueden pagar las vacunas las obtendrán gratis a través de un fondo especial. El resto pagará, pero la teoría es que obtendrán un mejor precio negociando a través del bloque de Covax que si lo hicieran por su cuenta.
Ghana se convirtió en el primero en recibir vacunas a través de este programa, el 24 de febrero, y se planea entregar alrededor de 2.000 millones de dosis de vacunas en todo el mundo para fin de año, también en América Latina. Pero el plan se vio socavado porque muchos países involucrados también están negociando sus propios acuerdos.
Adar Poonawalla señaló que casi todos los líderes africanos del continente se pusieron en contacto con él para acceder a las vacunas de forma independiente. Agathe Demarais y la EIU tampoco son demasiado optimistas sobre lo que Covax puede lograr. Incluso si las cosas van según lo planeado, el programa solo apunta a cubrir entre el 20 y el 27% de la población de un país este año.
“Va a hacer una diferencia marginal, pero no va a cambiar de juego por completo”, aseguró Demarais.
En su pronóstico, es posible que algunos países no tengan a toda su población vacunada para 2023, o incluso que no alcancen nunca esa meta. Y que vacunación no sea una prioridad para todos los países, especialmente para los que tienen una población joven y no están registrando un gran número de casos y muertes.
El problema con ese escenario es que, mientras el virus pueda prosperar en algún lugar, podrá mutar y migrar. Las variantes resistentes a las vacunas seguirán evolucionando. Pero no todo son malas noticias.
Las vacunas se desarrollan y fabrican más rápido que nunca, aunque la tarea (inocular a 7.700 millones de personas) es enorme y nunca antes se había intentado.
Demarais cree que los gobiernos deben ser honestos con su gente sobre lo que es posible y lo que no: “Es muy difícil para un gobierno decir ‘No, no vamos a lograr una cobertura de inmunización generalizada durante varios años’. Nadie quiere decir eso”.
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