Coronavirus. Con turnos y sin deporte ni reuniones: un protocolo para ir a la playa en Italia ya despierta polémica
ROMA.- Los números del contagio del coronavirus bajan -menos muertos, menos casos, terapias intensivas que se van liberando-, hay reaperturas que se van anticipando, lentamente todo parece volver a moverse después de la parálisis y el miedo. Pero los italianos también empiezan a caer en la cuenta de que deberán prepararse para un verano de terror.
No solo por el desastre económico –la mayor preocupación-, sino por la batería de medidas anti-coronavirus que habrá que respetar para ir a la playa, el sueño de todos después de dos meses de encierro. Y lo más común para un país que tiene más de 7000 kilómetros de costas espectaculares que, probablemente, este año lamentarán la ausencia de turistas extranjeros, aunque todo es aún muy incierto..
Protocolo
Según un nuevo documento elaborado por el gobierno que será dado a conocer el jueves, anticipado por la prensa y que causó polémicas, todo cambiará dramáticamente. Para contener el riesgo de nuevos contagios de coronavirus -que hasta ahora provocó 30.560 muertos-, no se podrá ir libremente a las playas públicas, es decir sin establecimientos balnearios, sino que será obligatorio hacer una reserva. Muchas otras playas tendrán accesos limitados y rigurosas medidas de prevención: entre las sombrillas deberá haber cinco metros de distancia y habrá cintas sobre la arena que delimitarán los espacios entre las reposeras, que deberán ser de dos metros. Pero hay mucho más.
Estarán prohibidas las "actividades lúdico-deportivas" que puedan dar lugar a aglomeraciones y juegos de grupo. Es decir, adiós al fútbol playero, al beach volley y, quién sabe, también a las paletas y las bochas. Por supuesto tampoco podrá haber fiestas en la playa, ni casamientos a la vera del mar o debajo de la luz de la luna.
Los establecimientos balnearios que cuentan con pileta deberán mantenerla cerrada y quienes ingresen deberán usar barbijo al menos hasta llegar a la carpa u sombrilla asignada, a través de recorridos prefijados –de entrada y de salida-. Los servicios higiénicos deberán limpiarse muchas veces por días. El documento recomienda pagar la sombrilla o la carpa con tarjeta, es decir, evitar el dinero en efectivo.
Para prevenir que haya multitudes en la playa –algo común en el verano-, las autoridades locales deberán adoptar "específicos planes que permitan prevenir aglomeraciones, también a través del uso de tecnologías innovativas", es decir, elaborar una app.
En concreto, tanto en playas libres "de gran atracción" de Puglia, Cerdeña, Calabria, Sicila, Toscana y demás regiones, deberán establecer cuál es el número máximo de personas que pueden ingresar y luego elaborar un mecanismo para que haya una reserva online, o turnos en diversas fajas horarias. Esta medida será también útil para permitir el rastreo de los contactos, en caso de que un veraneante resulte positivo al Covid-19.
En los puntos de acceso a las playas libres deberá haber carteles bien visibles en varios idiomas con las indicaciones sobre el comportamiento a tener: distancia social de al menos un metro y prohibición de reuniones. No se podrá plantar la sombrilla donde uno quiere, sino deberán respetarse las cintas o señales que indicarán las distancias para mantener. Las diversas comunas deberán establecer los turnos de ingreso o solicitar la reserva online.
Por supuesto el distanciamiento social deberá mantenerse también en el agua y uno no podrá "estacionar" sobre la orilla. Playas públicas y privadas deberán ser desinfectadas y los establecimientos balnerarios deberán sanificar las reposeras después de su uso.
"Deberá ser garantizada la vigilancia sobre las normas de distanciamiento social de los niños en todas las circunstancias", reza también el documento, que detalla que también cambiará la labor de los bañeros, que deberán usar guantes a la hora de colocar reposeras y sombrillas y de guardavidas, que si llegan a tener que socorrer a alguien, sólo podrán realizar compresiones de tórax, sin respiración boca a boca.
Críticas
No hace falta decir que la batería de normas anti-coronavirus para la playa causaron grandes polémicas y protestas en Italia. En la radio se escucharon dueños de establecimientos balnearios quejándose por los costos de la implementación de las medidas, que sobre todo reducirán muchísimos la capacidad de sus locales y por ende, los ingresos.
También se oyeron voces enfurecidas de veraneantes, indignados porque las playas públicas (acá llamadas "libres") ya no serán libres. "¿Ir a la playa así? Siendo catalogada por una app, teniendo que reservar de antemano y sin poder poner la sombrilla donde yo quiero? Prefiero quedarme en mi casa", comentó Verónica, empleada bancaria romana. Algunos incluso recordaron que los dueños de los establecimientos en verdad tienen concesiones, que no son dueños "de nada" y que las playas son propiedad del Estado y que los italianos que pagan impuestos forman parte del Estado.
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