Coronavirus: cómo se vive el desconfinamiento en las calles de Europa, más cerca de la "nueva normalidad"
Pareciera que Europa dejó lo peor de la crisis sanitaria atrás. Mientras bajan los contagios de coronavirus, las personas vuelven a las calles; y los bares, restaurantes, monumentos y tiendas comienzan a recobrar su vida. Incluso muchos países se preparan para recibir turistas en la temporada de verano que se aproxima, aunque tomando medidas de precaución para evitar una segunda oleada.
¿Las últimas buenas noticias? Francia declaró hoy controlada la epidemia en su territorio; en Austria, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, República Checa y, parcialmente, Alemania, los ciudadanos podrán moverse libremente desde hoy entre esos países sin necesidad de realizar cuarentena ni presentar un análisis que acredite que no están enfermos; y España abandonará el lunes las restricciones más duras impuestas el 14 de marzo. La mitad de la población alcanzará ese día la última fase de la transición hacia la normalidad, mientras que Madrid y Barcelona avanzan hacia la penúltima.
Aunque los gobiernos piden a los ciudadanos respetar las medidas de distanciamiento social y evitar las aglomeraciones, las imágenes de las metrópolis europeas vacías que circularon en los últimos meses son cada vez menos frecuentes.
"Desde que abrieron los bares y restaurantes en Madrid, la gente salió disparada y las terrazas colapsaron. Aunque la policía circula mucho para verificar que se cumplan las reglas de ocupación y distanciamiento, las personas están ansiosas por reencontrarse con amigos y ni esperan a que desinfecten las mesas antes de sentarse", dijo a LA NACIÓN Carolina Rubinat (27), una argentina que vive y trabaja en España desde hace más de un año.
"También se ven muchos más autos y personas por la calle. Además, ya empezamos a juntarnos en las casas aunque hay que respetar el máximo de 10 personas", agregó.
Por su parte, Martina Nobili (26), contó que en Barcelona tienen "la posibilidad de juntarse con amigos, ir a bares y hasta ir a la playa".
"Apenas pude, me junté con diferentes amigas, a tomar unas cervezas con vista a la playa, o a comer paella en alguna casa. Después de tanto tiempo encerrados se puede percibir la alegría de todos por retomar un poco de libertad", dijo.
Amanda Tamayo (27), una española que vive en Islandia, dijo a LA NACIÓN: "Aquí no hubo confinamiento, pero desde que levantaron algunas restricciones la gente está como loca de fiesta por las calles de jueves a domingo".
"No parece que la gente tenga mucho miedo, nadie usa mascarillas. Aquí es como si la pandemia nunca hubiese pasado. Pero el miedo viene por la apertura de fronteras. La gente teme que los turistas, que estén infectados sin saberlo, puedan provocar un brote en el país", agregó desde Reikiavik.
Otro símbolo del avance hacia la normalidad fue la reapertura de fronteras de Italia, uno de los países más golpeados por la pandemia, este miércoles con la Unión Europea (UE), sin necesidad de cuarentenas, en un intento de reactivar su turismo, que representa el 13 % del PBI y que ha sufrido al menos 20.000 millones de euros de pérdidas como consecuencia de la crisis del coronavirus.
Sofía Krasnopol, una argentina de 28 años que vive en Italia, mañana comienza un viaje por el interior del país. "Todo con sus respectivos cuidados, nada es como antes, hay que tomar un montón de medidas de higiene y cuidados si decidimos hacer algo, incluso para viajar. Con mi marido mañana salimos de luna de miel, frustrada hace 3 meses por la Covid-19, a recorrer todo el sur de Italia en auto. Sabemos que el barbijo nos va a acompañar en cada museo, bar o espacio cerrado que querramos visitar. Notamos también una gran baja en los precios con respecto al alojamiento, lo cual nos favorece a nosotros pero marca lo difícil que está la situación y cuan afectado se esta viendo el turismo", explicó a LA NACIÓN.
La vitalidad también ha regresado a los parques, que se han convertido en uno de los principales puntos de encuentro, donde las personas realizan actividad física u organizan picnics o simplemente pasean luego de meses de encierro.
"La gente parece tranquila y feliz. Las tiendas están siempre llenas y los parques también", dijo Vittoria Dentes (25), una italiana de Milán, una de las ciudades más afectadas por el brote en el país.
"El Vondelpark es el parque más atractivo de Ámsterdam y solo hay dos entradas abiertas actualmente con policías que controlan la cantidad de gente que entra y sale", explicó por su parte Constanza Trubian (30), una argentina que vive en la capital holandesa.
El país optó por un confinamiento inteligente, pero cada vez son más los sectores de la economía que vuelven a operar regularmente, aunque con cierta precaución. "Las peluquerías están llenas pero también con medidas de prevención de contagio como ser vidrios que te separan del resto de los clientes", señaló Trubian.
"La gente está feliz. Honestamente los bares y restaurantes están bastante llenos y hay que reservar con mucha antelación", agregó.
"La reapertura de los cafés, hoteles y restaurantes marcan el regreso de los días felices", escribió el martes el presidente Emmanuel Macron, en Twitter.
Sin embargo, en Francia, al igual que en otras ciudades europeas, las protestas por la muerte de George Floyd desafiaron las medidas de distanciamiento social que aún están vigentes. En París 20.000 manifestantes salieron a las calles, a pesar de que las protestas aún están prohibidas en la capital francesa, según informó CNN.
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