Vacuna Coronavirus: el dato que inquieta a los que la están haciendo
LONDRES.- Los principales equipos científicos que corren contrarreloj para desarrollar una vacuna para el coronavirus están alertando a los gobiernos, funcionarios de salud y a sus propios accionistas que están frente a un grave problema: los focos del virus en sus países se están achicando demasiado como para determinar si las vacunas funcionarán o no.
El líder del grupo de la Universidad de Oxford, uno de los más avanzados en ensayos en humanos, dice que por paradójico y hasta "bizarro" que resulte, la disminución de nuevos contagios durante el verano boreal puede convertirse en uno de los mayores obstáculos que enfrente la carrera global para derrotar al virus.
Si bien a nivel mundial el número de casos nuevos sigue creciendo, la tasa de contagio está cayendo en Gran Bretaña , China , y en las regiones más golpeadas de Estados Unidos , los tres países que tiene vacunas experimentales listas para ser probadas a gran escala en humanos, durante junio, julio y agosto.
Por supuesto que la disminución de los contagios en lugares tan golpeados es una buena noticia, pero los desarrolladores de vacunas necesitan la circulación social de suficiente cantidad de infectados, con y sin síntomas -en las calles, en los lugares de trabajo, en los hospitales-, para testear si la vacuna protege a los voluntarios cuando quedan expuestos al virus.
Si los voluntarios inoculados con una vacuna experimental no tienen demasiadas chances de tener contacto con personas infectadas, entonces los investigadores tal vez tengan que salir a buscar focos de la enfermedad y extender sus ensayos a otros países, lo que a su vez demoraría la confirmación de una vacuna exitosa.
Pascal Soriot, CEO de AstraZeneca -una empresa sueco-británica que se asoció al grupo de Oxford y recibió una inyección de 1200 millones de dólares del gobierno de Estados Unidos para desarrollar una vacuna-, dijo en estos días que el descenso de la curva de contagios obligaba a apurar más los tiempos.
"Ahora el problema es que corremos contra el tiempo, porque en Europa ya vemos el descenso de los contagios", dijo Soriot. "En poco tiempo más, la enfermedad tendrá tan baja incidencia que será difícil evaluar la eficacia de una vacuna."
Adrian Hill, codirector del equipo de Oxford y director del Instituto Jenner, le dijo a los medios británicos que su equipo corría una carrera "contra la desaparición del virus".
"Es una situación bizarra: necesitamos que el virus se quede, al menos por un tiempo. Pero cada vez hay menos contagios", dice Hill.
Hasta hace poco, el equipo de Oxford se jactaba de tener un 80% de chances de tener lista una vacuna efectiva en el mes de septiembre. Ahora Hill dice que la dificultad de ensayar la vacuna en Gran Bretaña reduce esas posibilidades a un 50%.
En Estados Unidos, la administración Trump se comprometió a desarrollar una vacuna a "a la velocidad de la luz", y hasta sugirió que podría estar lista para fin de año, una hazaña sin precedentes si se piensa que las vacunas suelen tardar años o décadas hasta comercializarse.
Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infectocontagiosas y máximo referente del gobierno de Trump en la lucha contra el virus, dijo que de los ensayos en Estados Unidos participaran 30.000 voluntarios, y que para evaluar la efectividad de la vacuna los científicos necesitan que al menos 100 de esos voluntarios se contagien la enfermedad. Pero si no hay virus dando vueltas, alcanzar ese número puede ser difícil.
"Soy cautamente optimista", dijo Fauci. "No puedo dar garantías, pero es posible que a fin de año tengamos una vacuna para empezar a aplicar".
Tal Zaks, director médico de Moderna, la empresa biotecnológica de Massachusetts que se asoció con el instituto que dirige Fauci y está lista para lanzar la última fase de ensayos clínicos a principios de julio, les dijo a los inversores que uno de los mayores desafíos es lograr vacunar a los grupos de personas que corran verdadero riesgo de infectarse.
"Si vacunamos a un montón de gente pero en un lugar donde no hay circulación del virus, entonces no habrá contagios y tardaremos más en saber si la vacuna funciona", explicó Zaks a los inversores de Moderna.
Así que los investigadores tendrán que ponerse creativos para encontrar los focos epidémicos que necesitan.
El grupo de Oxford, por ejemplo, está enfocando el reclutamiento de voluntarios entre los trabajadores de la salud, "porque es el grupo con mayor índice de contagios", dice Sarah Gilbert, una de las líderes del grupo.
Gilbert agrega que a medida que se relaje la cuarentena, es probable que los contagios en Gran Bretaña vuelvan a subir, una oportunidad para probar la vacuna en un momento de elevada circulación social.
Y si los casos en Gran Bretaña siguen bajando, los científicos de Oxfrd ya están buscando focos de contagio fuera de Gran Bretaña, y también fuera de Europa. La semana pasada, la autoridad sanitaria de Brasil los autorizó a probar allí una vacuna sobre 2000 voluntarios.
El norteamericano Anthony Fauci dijo que Estados Unidos también está considerando hacer pruebas en Brasil y en Sudáfrica . "Tenemos que ser ágiles y flexibles", dijo Fauci.
No es inusual que algunos de los ensayos clínicos de una nueva droga se hagan en otros países, pero cuando esas pruebas se realizan en países pobres o emergentes, surgen cuestionamientos éticos e interrogantes sobre quién los controla. Y muchos se preguntan si las comunidades donde se realizan esos ensayos no deberían tener acceso prioritario cuando la vacuna haya demostrado ser segura y efectiva.
De última, los investigadores están dispuestos a recurrir a los "ensayos de desafío en humanos", donde se inocula la vacuna a voluntarios sanos que salen a "desafiar" al virus, exponiéndose deliberadamente a situaciones de contagio. Los protocolos para esas pruebas están en proceso de desarrollo.
"Si la enfermedad toca niveles muy bajos, tal vez no tengamos más opción que los ensayos de desafío", dice Soriot, de AstraZeneca.
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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