Coronavirus. Bolsonaro borra el mayor legado de Lula: le cambia el nombre y reformula el plan Bolsa Familia
RÍO DE JANEIRO.- De la mano de un programa de asistencia social, Jair Bolsonarosaldrá a disputar el legado del Partido de los Trabajadores (PT) entre los brasileños más humildes.
El gobierno se prepara para lanzar un programa amplio de asistencia social que podrá absorber el Bolsa Familia, marca registrada de la política del PT, y otras iniciativas estatales de trasferencia de recursos.
Ante una economía golpeada por el coronavirus , el ministro de Economía, Paulo Guedes, trabaja en la definición de una nueva capa de protección para millones de brasileños en situación de vulnerabilidad, un grupo que se ampliará una vez que pase la pandemia.
Con un monto y población beneficiaria a definir, Guedes trabaja en un borrador del programa, bautizado como "Renta Brasil ". "Vamos a comenzar un aterrizaje, con la unificación de varios programas sociales", dijo el ministro de Economía, en una reunión ministerial el 9 de junio.
El embrionario "Renta Brasil", como será bautizado el programa, tendrá otro efecto, de carácter político: promete ser el adiós para el Bolsa Familia, el principal programa de transferencia de renta que hoy tiene Brasil y que alcanza a más de 13 millones de familias. El Bolsa Familia, iniciativa elogiada dentro y fuera del país por su impacto, se creó en 2003 y en 2004 se convirtió en ley, durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva .
"El gobierno propone algo bien sensato. La mayoría de los beneficios sociales en Brasil hoy caen en franjas casi de clase media, y no llegan a los más pobres. Hay margen para eliminar algunos programas y lanzar uno nuevo, con base en el Bolsa Familia", dijo Marcos Mendes, investigador del Insper de San Pablo.
En la crisis del Covid-19, el gobierno de Bolsonaro dispuso el pago de 600 reales (unos 120 dólares) por tres meses a un universo de más de 40 de millones de personas, compuesto por trabajadores informales, autónomos y desempleados que en la pandemia reciben mensualmente hasta medio salario mínimo (cerca de 100 dólares). Según cálculos oficiales, el programa de auxilio emergencial cuesta a las arcas públicas casi 9000 millones de dólares por mes, más que lo que insume todo un año de Bolsa Familia.
Dos meses de ayuda
La vulnerabilidad en la que han quedado millones de familias y una crisis sanitaria que no da respiro llevaron a que la administración brasileña decidiera extender la ayuda más por dos meses más, aunque el monto de los pagos caerá a la mitad. "Yo se que hay diputados que quieren dos pagos más de 600 reales. Todo bien, si tenemos un programa para disminuir el salario del diputado a la mitad, gran parte del salario de esos parlamentarios sería utilizado para pagar eso", chicaneó el presidente días atrás.
El mercado financiero espera que la economía más grande de Latinoamérica se contraiga 6,5% este año, según el último boletín Focus del Banco Central. Además de los estragos económicos, el brote ha dejado en Brasil 52.645 muertos y 1.145.906 infectados hasta el momento. La gestión de la pandemia, marcada por el negacionismo del presidente y sobresaltos políticos que produjeron la pérdida de dos ministros de Salud, golpeó la popularidad del gobierno. Por fuera de lo sanitario, Bolsonaro perdió al ex ministro de Justicia Sergio Moro, uno de los pilares del gobierno y presunto garante de transparencia para el derechista.
Si algo ayudó a que la merma en la imagen del gobierno no fuese más profunda ha sido el socorro económico, de acuerdo con una encuesta publicada por la consultora Data Poder este mes. Mientras un 28% de los brasileños valora positivamente al gobierno, según esa consultora, entre los beneficiarios de los 600 reales ese número sube a 36%.
La crisis del coronavirus y la decisión del gobierno de pagar un auxilio emergencial a los más vulnerables agudizó la tendencia a la transformación de la base electoral del bolsonarismo, cree Leandro Consentino, profesor de ciencia política del Insper. Mientras el derechista perdió apoyo entre sectores ilustrados y de la clase media, decepcionados por escándalos de corrupción que envuelven a su familia y la salida de figuras como Moro, reforzó su percepción entre capas más humildes de los brasileños.
El desembolso de ayudas a vastos sectores de la población durante la pandemia fue saludado por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien en una entrevista el mes pasado celebró la llegada del "monstruo", como llamó al Covid-19, en una declaración ampliamente repudiada.
"La gran marca social que dejó el PT fue el Bolsa Familia, y en parte lo hizo reuniendo programas que ya existían del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002). Bolsonaro está ahora detrás de lo mismo. Resta saber si habrá realmente algo nuevo o apenas será un cambio de embalaje", dijo a LA NACION Consentino.
Antes de llegar al poder, en su carrera como diputado, el presidente había cuestionado duramente el Bolsa Familia. Bolsonaro había ofendido a los beneficiarios al llamarlos "miserables" e "ignorantes", y llegó a pedir el fin del programa en 2011. Ya en el palacio del Planalto, en 2019, otorgó por primera vez el pago de un aguinaldo para los beneficiarios, en un acto que calificó como una "conquista para personas que tanto necesitan".
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