Coronavirus: la cronología de cómo ganó credibilidad la teoría de una fuga de laboratorio en Wuhan
La atención se volvió a centrar en el laboratorio chino y algunos científicos insisten en que se retome la investigación sobre el origen del coronavirus
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WASHINGTON.- El origen del coronavirus que ya causó más de 3 millones de muertes en todo el mundo sigue siendo un misterio. Pero la idea de que se originó en el Instituto de Virología de Wuhan (IVW), que antes era desestimada como una ridícula teoría conspirativa, ahora de repente ha ganado credibilidad.
¿Cómo y por qué ocurrió eso? En primer lugar, los intentos por descubrir una fuente natural del virus han fracasado. En segundo lugar, los esfuerzos iniciales para detectar una fuga de laboratorio solían ir acompañados de la conjetura de que el virus había sido creado deliberadamente como un arma biológica. Eso contribuyó a que muchos científicos calificaran de descabellada la idea de un virus creado en laboratorio. Pero la falta de transparencia de China y la renovada atención sobre las actividades del laboratorio de Wuhan llevaron a algunos científicos a decir que se habían apresurado cuando en un principio descartaron el posible vínculo del virus con el laboratorio.
Tom Cotton, senador republicano por Arkansas, apuntó desde el comienzo contra el laboratorio en Wuhan y exigió que China diera respuestas: si finalmente se demuestra que tenía razón, los libros de historia tendrán que recompensarlo.
La administración Trump también intentó hacer hincapié en la hipótesis del virus de laboratorio, pero con argumentos vagos e información imprecisa. Y la comunicación de la administración Trump solía ir acompañada de una retórica anti-china que hizo que los escépticos no tomaran en serio sus acusaciones.
Esta es la línea del tiempo de los hechos clave que llevaron a que esta nueva hipótesis ganara credibilidad. En algunos casos, había información importante disponible desde el comienzo, pero por lo general fue ignorada. Pero en otros casos, algunos expertos lucharon contra la creencia convencional y empezaron a construir un modelo creíble, con base científica, que empezó a cambiar el punto de vista de la gente. Eso derivó en nuevos reclamos de una verdadera investigación de las actividades del laboratorio antes del surgimiento del coronavirus.
Primeras especulaciones
30 de diciembre de 2019: La Comisión de Salud Municipal de Wuhan publica un “comunicado urgente” para las instituciones médicas de Wuhan donde dice que en el Mercado mayorista de mariscos de Huanan surgieron casos de neumonía de causa desconocida.
5 de enero de 2020: El primer tuit del que se tenga conocimiento que sugiere que China creó el virus. @GarboHK tuitea: “Hace 18 años, #China mató a cerca de 300 #hongkoneses al no reportar casos de #SARS, dejando que los turistas chinos viajaran por todo el mundo, sobre todo Asia, para propagar el virus con intenciones malvadas. Hoy el régimen del mal golpea nuevamente con un nuevo virus”.
18 years ago, #China killed nearly 300 #HongKongers by unreporting #SARS cases, letting Chinese tourists travel around the world, to Asia specifically to spread the virus with bad intention. Today the evil regime strikes again with a new virus. #Wuhan #ChinesePneumonia #bioweapon
— Garbo Gurung🖐☝️ #Save12 #StandwithHongKong (@GarboHK) January 5, 2020
23 de enero: Aparece un artículo en el diario británico The Daily Mail con el siguiente título: “China construyó un laboratorio para estudiar el SARS y el Ébola en Wuhan, y en 2017 los expertos de bioseguridad estadounidense advirtieron que podría ‘escapar’ un virus de las instalaciones, que se han vuelto claves en la lucha contra el brote”.
26 de enero: The Washington Times publica un artículo titulado: “El coronavirus podría haberse originado en un laboratorio vinculado con el programa de guerra biológica de China”. El 25 de marzo se agrega una nota del editor: “Desde la publicación de esta nota, científicos fuera de China han tenido la oportunidad de estudiar el virus SARS-CoV-2. Llegaron a la conclusión de que no había señales de que hubiera sido fabricado o manipulado intencionadamente en un laboratorio”.
26 de enero: Un estudio de investigadores chinos publicado en la revista The Lancet sobre los primeros 41 pacientes hospitalizados en Wuhan con infección confirmada del virus concluye que 13 de los 41 casos, incluido el primer caso documentado, no tienen relación con el mercado de mariscos que en un principio se consideraba como origen del brote.
30 de enero: En una audiencia del Comité de Servicios Armados del Senado, el senador Tom Cotton comenta: “Este coronavirus es para China una catástrofe de la escala de Chernóbil. Pero en realidad probablemente sea peor que Chernóbil, cuyos efectos estaban circunscriptos. El coronavirus podría convertirse en una pandemia global”. Y agrega: “Quiero resaltar que Wuhan tiene el único superlaboratorio de bioseguridad de nivel cuatro de bioseguridad que trabaja con los patógenos más letales del planeta, incluido, por supuesto, el coronavirus”.
3 de febrero: Investigadores del IVW reportan en la revista científica Nature que el nuevo coronavirus que se propaga por el mundo tiene un coronavirus derivado de murciélago. El informe dice que el SARS-CoV-2 es idéntico en un 96,2 por ciento al genoma completo de un coronavirus de murciélago llamado RaTG13. (Esa diferencia genómica es aproximadamente equivalente a la de los humanos con los orangutanes).
6 de febrero: Botao Xiao, investigador en mecánica molecular en la Universidad de Tecnología de China Meridional, publica un estudio donde afirma que el “coronavirus letal probablemente se originó en un laboratorio en Wuhan”. Xiao detalla los percances de seguridad previos y el tipo de investigaciones emprendidas por el laboratorio, pero unas semanas más tarde retira el artículo, tras la insistencia de las autoridades chinas de que no había ocurrido ningún accidente.
9 de febrero: En respuesta a las críticas del embajador de China, quien calificó los comentarios de Cotton de “absolutamente disparatados”, el senador tuitea: “Aquí les presento no una conspiración ni una teoría, sino hechos: China mintió al decir que el virus comenzó en el mercado de mariscos de Wuhan. Hecho: el superlaboratorio está apenas a unos kilómetros del mercado. ¿Cómo comenzó? No lo sabemos. Pero usted y sus camaradas comunistas tienen la obligación de mostrar las pruebas. Dejen entrar a científicos internacionales competentes”.
16 de febrero: En respuesta a un artículo crítico del Washington Post, Cotton presenta cuatro posibles escenarios en Twitter: “1. Natural (todavía el más probable, pero casi con certeza no originado en el mercado de mariscos de Wuhan). 2. Buena ciencia, mala seguridad (por ejemplo, estaban investigando cosas como pruebas de diagnóstico y vacunas, pero ocurrió una fisura accidental). 3. Mala ciencia, mala seguridad (esta es la hipótesis de un arma biológica diseñada, con una fisura accidental). 4. Liberación deliberada (muy poco probable, pero no debería descartarse hasta cotejar las evidencias). Repito, ninguna de estas cuatro posibilidades son ‘teorías’, y de ninguna manera ‘teorías conspirativas’. Son hipótesis que deben ser estudiadas a la luz de las evidencias”.
Let me debunk the debunkers. @paulina_milla and her “experts” wrongly jump straight to the claim that the coronavirus is an engineered bioweapon. That’s not what I’ve said. There’s at least four hypotheses about the origin of the virus: https://t.co/536ygN1gC7
— Tom Cotton (@SenTomCotton) February 17, 2020
Respuesta de los científicos
19 de febrero: The Lancet publica un comunicado de un grupo de 27 científicos: “Estamos unidos para condenar firmemente las teorías conspirativas que sugieren que el Covid-19 no tiene un origen natural”, dice el comunicado. Los científicos “concluyen enérgicamente que el coronavirus se originó en la vida salvaje”. El comunicado fue redactado y organizado por Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, que financió investigaciones en el IVW con subsidios del gobierno estadounidense. (Tres de los signatarios luego dijeron que merecer atención estudiar la pista de un accidente de laboratorio.)
11 de marzo: La revista Scientific American publica un perfil de la viróloga Shi Zhengli, que encabeza un grupo que estudia coronavirus de vampiros en el IVW. “Nunca creí que esto pudiera llegar a pasar en Wuhan, en China central”, dice Zhengli. Si los coronavirus son los culpables, “¿podrían provenir de nuestro laboratorio?”, recuerda haber pensado. El artículo decía que luego del surgimiento del virus, Zengli revisó frenéticamente los archivos de los últimos años de su propio laboratorio para detectar algún manejo incorrecto de los materiales experimentales, pero “suspiró aliviada cuando vio los resultados: ninguna de las secuencias correspondía con las de los virus que su equipo había tomado como muestra en las cavernas de los vampiros”. Zengli le dijo a la revista: “Eso me quitó un peso enorme. No había pegado un ojo en días”.
17 de marzo: Un análisis publicado en Nature Medicine por un influyente grupo de científicos informa: “Aunque la evidencia demuestra que el SARSCoV-2 no es un virus manipulado deliberadamente, hoy resulta imposible probar o desaprobar las otras teorías de su origen descritas aquí. Sin embargo, dado que hemos observado todas las características notables de SARS-CoV-2 –incluido el RBD [dominio de unión al receptor] optimizado y el sitio de escisión polibásico– en coronavirus de una naturaleza similar, no creemos que sea plausible ningún tipo de escenario basado en un origen de laboratorio”.
Intervención de la comunidad de inteligencia
27 de marzo: Se actualiza una evaluación de la Agencia de Inteligencia de la Defensa sobre el origen del coronavirus que incluye la posibilidad de que el nuevo coronavirus haya surgido “accidentalmente” debido a “prácticas de laboratorio inseguras”.
2 de abril: En un artículo en The Washington Post, David Ignatius escribe: “El sospechoso principal es la transmisión ‘natural’ de murciélagos a humanos, tal vez a través de mercados poco higiénicos. Pero los científicos no descartan que un accidente en un laboratorio de investigación en Wuhan podría haber propagado un virus de murciélago letal que había sido recogido para su estudio científico”.
14 de abril: Josh Rogin, en un artículo en The Post, revela que en 2018, funcionarios del Departamento de Estado visitaron el IVW y “enviaron dos advertencias oficiales a Washington sobre la inadecuada seguridad en el laboratorio, que realizaba estudios riesgosos sobre coronavirus de vampiros. Los cables motivaron discusiones dentro del gobierno estadounidense sobre si este u otro laboratorio de Wuhan fue el origen del virus, aunque todavía deben reunirse pruebas concluyentes”.
22 de abril: En un largo y detallado posteo en la red social Medium, el empresario biotecnológico Yuri Deigin analiza la investigación de “ganancia de función” emprendida en el laboratorio y concluye que “desde un punto de vista técnico, para un virólogo moderno no sería difícil crear una cepa semejante” a la del nuevo coronavirus. Y agrega: “También vale la pena repetir lo opuesto: la hipótesis inversa sobre el origen excesivamente natural del virus tampoco cuenta con evidencia robusta”.
24 de abril: Por presión de la Casa Blanca, los Institutos Nacionales de Salud suspenden el subsidio a la EcoHealth Alliance, que financió el estudio de coronavirus de murciélago en el IVW.
30 de abril: El presidente Donald Trump dice ante la prensa: “Está la teoría del laboratorio. Y también hay otras muchas teorías. Pero sí, tenemos a muchas personas analizándola con mucha atención”.
3 de mayo: En una entrevista con ABC News, el secretario de Estado, Mike Pompeo, dice: “Hay enormes evidencias de que allí es donde comenzó. Recuerde, China tiene antecedentes de haber infectado al mundo, y tienen antecedentes de laboratorios que no alcanzan los estándares. Esta no es la primera vez que el mundo está expuesto a virus debido a fallas en un laboratorio chino”.
Aparecen nuevas evidencias
4 de julio: El diario The Times de Londres informa que un virus idéntico en un 96 por ciento al coronavirus que causa Covid-19 fue hallado en una mina de cobre abandonada en China en 2012. La mina de cobre infestada de murciélagos en el sudoeste de China hospedó un coronavirus que enfermó a seis hombres con neumonía, de los cuales tres finalmente murieron. Los hombres habían recibido la tarea de extraer de la mina guano de murciélago. Ese virus fue recogido en 2013 y almacenado y estudiado en el IVW.
31 de julio: La revista Science publica una entrevista con Shi Zhengli del IVW, quien asegura que es imposible que alguien del instituto se haya infectado y dice que “hasta la fecha, en nuestro instituto hay ‘cero infecciones’ entre todo el personal y los estudiantes”. Zhengli agrega: “La afirmación del presidente Trump de que el SARS-CoV-2 se fugó de nuestro instituto contradice totalmente los datos. Afecta y pone en peligro nuestro trabajo académico y nuestra vida personal. Nos debe una disculpa”. En una entrevista, Zhengli admite que algunas investigaciones de coronavirus fueron realizadas a un nivel de bioseguridad 2, no el más restringido, que es el nivel 4.
17 de noviembre: Se publica un influyente artículo escrito por Rossana Segreto y Yuri Deigin: “La estructura genérica del SARS-CoV-2 no descarta un origen en laboratorio”. El artículo señala que “todavía no se ha identificado un huésped natural, ya sea directo o intermediario” y argumenta que algunas características del coronavirus “podrían ser el resultado de técnicas de manipulación de laboratorio, como mutagénesis de sitio dirigido. La adquisición de ambas características singulares de parte del SARS-CoV-2 más o menos simultáneamente es menos probable que sea natural o causada solamente por el paso serial de célula/animal. El artículo concluye: “Sobre la base de nuestro análisis, un origen artificial del SARS-CoV-2 no resulta una teoría conspirativa infundada que deba ser condenada”, en referencia al comunicado de febrero de The Lancet.
17 de noviembre: Investigadores del IVW, incluida Zhenglim, publican un apéndice a su informe del 3 de febrero en Nature donde reconocen que el RaTG13, el coronavirus de murciélago estrechamente vinculado con el coronavirus, fue hallado en la caverna de una mina luego de que varios pacientes contrajeran una “severa enfermedad respiratoria” en 2012 mientras limpiaban la caverna.
4 de enero de 2021: La revista New York publica un extenso artículo de Nicholson Baker, quien revisa las evidencias y concluye que el escenario de una fuga de laboratorio es más convincente de lo que se creía previamente.
15 de enero: Días antes de que Trump deje el cargo, el Departamento de Estado publica una “cartilla informativa” sobre el IVW que señala: “El gobierno estadounidense tiene razones para creer que varios investigadores del IVW se enfermaron en el otoño boreal de 2019, antes del primer caso identificado del brote, con síntomas congruentes tanto con el Covid-19 como con enfermedades estacionales comunes. El IVW tiene antecedentes publicados de haber conducido investigaciones de ‘ganancia de función’ para diseñar virus quiméricos. Pero el IVW no ha sido transparente ni coherente sobre sus antecedentes estudiando virus más similares al Covid-19, incluido el RaTG13, del cual tomó muestras en una caverna en la provincia de Yunnan en 2013, luego del fallecimiento de varios mineros a causa de una enfermedad similar al SARS”.
20 de enero: Joe Biden asume como presidente.
9 de febrero: Un informe conjunto de China y la Organización Mundial de la Salud señala: “Los hallazgos sugieren que la hipótesis de un incidente de laboratorio es extremadamente improbable para explicar la introducción del virus entre la población humana”.
11 de febrero: El secretario general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se niega a descartar la hipótesis de una fuga de laboratorio. “Se han planteado ciertos cuestionamientos en relación a la forma en que se han descartado algunas hipótesis”, dijo. “Quiero dejar en claro que todas las hipótesis siguen abiertas y merecen un estudio más minucioso”.
In our discussions, international experts expressed the difficulties they encountered in accessing raw data. I expect future collaborative studies to include more timely and comprehensive data sharing. #COVID19
— Tedros Adhanom Ghebreyesus (@DrTedros) March 30, 2021
19 de febrero: Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, publica un comunicado sobre el informe de la OMS: “Tenemos profundas inquietudes sobre la forma en que se han comunicado los primeros hallazgos de la investigación de Covid-19 y muchas preguntas sobre el proceso utilizado para llegar a esas conclusiones. Es imprescindible que el informe sea independiente, con conclusiones de expertos libres de intervención o de alteración por parte del gobierno chino. Para comprender mejor esta pandemia y prepararse para la próxima, China debe poner a disponibilidad los datos que posee desde los primeros días del brote”.
22 de marzo: El diario The Australian informa: “A principios de noviembre de 2019, investigadores del Instituto de Virología de Wuhan que trabajaban en coronavirus fueron hospitalizados con síntomas que se corresponden con Covid-19, en lo que funcionarios estadounidenses sospechan que podría haber sido el primer grupo de casos”.
5 de mayo: En el Boletín de los Científicos Atómicos, Nicholas Wade, experiodista de ciencia en el New York Times, revisa las evidencias y defiende la teoría de la fuga de laboratorio. En particular, se concentra en el sitio de escisión de furina, que aumenta la infectividad viral de las células humanas. Su análisis incluye esta cita de David Baltimore, virólogo y expresidente del Instituto de Tecnología de California: “Cuando vi por primera vez el sitio de escisión de furina en la secuencia viral, con sus codones de arginina, le dije a mi esposa que era el arma humeante del origen del virus. Esas características plantean un poderosos desafío a la idea del origen natural del SARS2”.
14 de mayo: Dieciocho destacados científicos publican una carta en la revista Science donde afirman que es necesaria una nueva investigación porque “las teorías de una liberación accidental desde un laboratorio y un derrame zoonótico siguen siendo viables”. Otro signatario es Ralph Baric, un virólogo que trabajo de cerca con Zhengli.
17 de mayo: Otro ex colaborador de la sección de ciencia del New York Times, Donald G. McNeil Jr., postea en Medium: “Cómo aprendí a dejar a preocuparme y a amar la teoría de una fuga de laboratorio”. McNeil Jr. sostiene que W. Ian Lipkin, de la Universidad de Columbia –quien en marzo de 2020 había firmado la carta en Nature Medicine–, había dicho que había cambiado de parecer tras conocer la información nueva.
Traducción de Jaime Arrambide
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