Coronavirus. Angelina Jolie: “No debimos entrar a esta crisis tan vulnerables”
Cuesta. Pero olvídese de Angelina Jolie como actriz o directora de cine. Es ella, pero es otra. Es la misma, pero muy enfocada en su defensa de los refugiados en todo el mundo. Y puede que el drama que padecen decenas de millones de personas a diario suene algo distante desde el extremo sur del continente americano, pero no es así. A mucha honra, la Argentina es uno de los tres países más amigables del planeta con los desplazados, según un estudio reciente de Ipsos. Pero ahora, sin embargo, la catástrofe humanitaria se agudizó, a medida que la pandemia del nuevo coronavirus se torna global.
"Entramos mucho más débiles a esta crisis de lo que deberíamos haber entrado", remarca Jolie, confinada en su casa, junto a sus hijos, en las afueras de Los Ángeles . Y entrar con el pie izquierdo a una pandemia global puede conllevar, entre los refugiados, la muerte. Por la crisis sanitaria o, tan o más triste y brutal, por hambre o la violencia, por lo que ella concentra su mirada en el eslabón más débil de los desplazados: los niños.
"Jamás tuvimos esta cantidad de chicos fuera de las escuelas, a nivel global y al mismo tiempo", remarca la "Enviada Especial" del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Recuerda que el cierre de emergencia de los establecimientos educativos impactará en la formación de millones de niños y en sus oportunidades de salir adelante, pero, más perentorio y de inmediato, a menudo los coloca en riesgo. Son testigos o víctimas de abusos, con traumas que acaso arrastrarán todas sus vidas.
Por eso, ante lo que parece tomar forma como la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial y en el Día Mundial de los Refugiados, Jolie aprovecha su fama mundial para bregar por los desplazados. Pero refiriéndose a ellos como protagonistas, no como sujetos pasivos. "Estos abusos solo se terminan cuando se pelea por los derechos y son reconocidos", dice. "Debemos pelear por aquellos que no pueden y fortalecer y apoyar sus capacidades para defenderse por sí mismos".
¿Cómo plasmarlo en la práctica? Demandando acciones, reformas en las políticas públicas, dice Jolie a LA NACION, "no palabras". Por eso, también, prefiere quedarse con las instituciones que sí trabajan en medio de esta pandemia –como la Fundación Acnur en la Argentina con su campaña "Ponchos Azules" –, en vez de lamentarse por la inacción del G-7 o del G-20.
-Transcurridos ya varios meses, ¿cuál es la principal lección que ha extraído hasta ahora de esta pandemia?
-La necesidad de una respuesta interconectada y cuánto más podríamos hacer si trabajáramos juntos internacionalmente. No deberíamos haber llegado a afrontar esta crisis tan vulnerables. Millones de personas no deberían estar tan cerca de padecer hambre o, incluso, inanición. No debería haber cerca de 80 millones de personas en el mundo que han sido obligadas a desplazarse de sus hogares, incluyendo 34 millones de chicos, víctimas de conflictos y persecuciones. Durante demasiado tiempo no afrontamos este tipo de vulnerabilidades e injusticias y, como consecuencia, entramos mucho más débiles a esta crisis de lo que deberíamos haber entrado, con muchas más vidas en riesgo a nivel global. Por eso espero que este período conlleve un duro despertar para muchos, y que eso resulte a su vez en cambios que satisfagan las demandas que estamos viendo por igualdad, seguridad y derechos en todo el mundo.
-Trazado el panorama, demos un paso más. ¿Qué es lo que por ahora le preocupa del momento en que dejaremos atrás esta tormenta planetaria?
-Que nunca hemos registrado, jamás tuvimos, esta cantidad de chicos fuera de las escuelas, a nivel global y al mismo tiempo. Sabemos que en estas condiciones aumenta la violencia doméstica y el abuso infantil, aunque pase desapercibido. Hay chicos que están sufriendo abusos físicos y emocionales a diario, o que durante esta pandemia están presenciando violencia, y que las vidas de algunos de ellos están en verdadero peligro. Todo eso, sin mencionar que muchos más estarán desarrollando traumas. Esa es otra área en la que no estábamos preparados lo suficiente cuando comenzó la pandemia porque no tomamos la protección de los niños con la seriedad suficiente. Así que el impacto de esta pandemia en los chicos y cómo los protegemos a medida que vayamos saliendo de la crisis es algo que me inquieta y preocupa profundamente.
-Durante la conferencia virtual para "100 Talks" de la revista Time que usted brindó en abril de este año, remarcó que "este es un tiempo de indignación, un momento para impulsar grandes cambios alrededor del mundo". ¿Observa algo esperanzador en lo que ha ocurrido hasta el momento en el planeta?
-Dije eso al inicio de la pandemia y desde entonces hemos visto el trágico asesinato de George Floyd y, por tanto, hay ahora aún más razones para la indignación y todavía más argumentos para promover el cambio. He estado siguiendo las protestas y todo el arte que ha germinado alrededor del mundo en apoyo al movimiento Black Lives Matter. Me resulta inspirador que, así como vemos un fuerte sentimiento de solidaridad, también vemos personas aprovechando el momento para tratar de afrontar y resolver la desigualdad racial en sus propias comunidades.
-De Colombia a Venezuela, y de Yemen o Siria a Bangladesh, usted ha viajado alrededor del mundo reuniéndose con refugiados durante casi 20 años. ¿Cómo puede ayudar un ciudadano cualquiera, en medio de esta pandemia y confinado en su casa por la cuarentena? ¿Qué puede hacer alguien desde la Argentina u otro país de América Latina?
-Los países de América Latina ya están haciendo muchísimo. Hay más de 3,6 millones de venezolanos desplazados por toda la región. Es el mayor éxodo en la historia latinoamericana. Visité Perú y Colombia el año pasado y presencié por mí misma la amabilidad y la generosidad que las comunidades locales están mostrando hacia los venezolanos. Alrededor del mundo, los países con menores recursos son los que más hacen para recibir a los refugiados. Por eso, en este contexto, mi consejo a cualquier joven o individuo que quiere ayudar es que comience por leer, aprender y tener claro por sí mismo las realidades globales. Hay mucha desinformación dando vuelta, incluso sobre los refugiados. Estoy convencida que cuanto más se educa la gente sobre la verdad, más exige las acciones correctas.
-¿Pero cómo lidiar con los abusos que están ocurriendo ahora y que, como usted planteó antes, es muy probable que se incrementen en tiempos de distanciamientos sociales, confinamientos y cuarentenas?
-Antes que todo, espero que la gente reconozca que los refugiados, como otros grupos vulnerables y necesitados alrededor del mundo, no son personas egoístas o débiles. Son familias buenas y decentes a las que se les han violado sus derechos humanos, que están luchando para proteger a sus hijos y que quieren trabajar y contribuir a sus comunidades. Son personas que han sufrido más de lo que podemos imaginar y el primer paso es reconocer todo esto. Y después sí, pensar sobre qué podemos hacer. Para algunos, podría ser, simplemente, ser más amables cuando conozcan a un refugiado. Para otros, aquellos que puedan aportarles algo –tiempo, comida o apoyo-, acaso sea eso… y espero que así lo hagan cuando se presente la oportunidad. Pero déjeme cerrar este punto con una idea: por encima de todo, estos abusos solo se terminan cuando se pelea por los derechos y son reconocidos. Y cuando se hace responsable a los individuos o los gobiernos por las violaciones a los derechos humanos que cometen.
-Vuelvo a la revista Time. En una de sus últimas columnas para ese medio, usted remarcó que en estos tiempos complejos "necesitamos liderazgo y diplomacia efectiva". Sin embargo, el G-7 y el G-20, aunque con sus diferencias, parecen casi inhallables desde que se desató la pandemia. ¿Qué puede hacerse, entonces, en el ámbito multilateral de mayor nivel?
-Mire a quienes aun así están trabajando como parte de una comunidad global. Observe las leyes y las instituciones que protegen nuestros derechos. Exija acciones, no palabras. Cambios de políticas públicas, no opiniones.
-Desde 2001 se estableció todos los 20 de junio como el Día Mundial de los Refugiados. ¿Cuál es el camino por delante para resolver el drama de millones de desplazados, flagelo que ahora se exacerbó con el coronavirus?
-Debemos encontrar formas de resolver el problema central, fundamental, de la violencia y de la inseguridad que causa que las personas huyan de sus hogares. Debemos reconocer que el modelo actual está roto, no funciona cuando se trata administrar y resolver conflictos y abusos de derechos humanos. Demasiado a menudo, la discusión ahora es cómo "administramos" una crisis, no cómo terminamos con ella. O cómo hacemos para que asuman su responsabilidad aquellos que bombardean o violan o llevan adelante procesos de "limpieza étnica". Necesitamos que nuestros líderes se enfoquen, se concentren en eso. Debemos trabajar en la preservación y la protección de los valores en los que creemos y en las libertades que exigimos para nosotros y para los demás. Debemos pelear por aquellos que no pueden y fortalecer y apoyar sus capacidades para defenderse por sí mismos.
Biografía
-Nacida en 1975, en Estados Unidos, estudió en el Instituto Lee Strasberg de Teatro y Cine, en California, y en la Universidad de Nueva York.
-Durante su carrera artística ganó dos premios Oscar –uno de ellos por su labor humanitaria- y tres Globos de Oro, entre otros reconocimientos.
-Desde 2001 es Embajadora de Buena Voluntad del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y en 2012 fue designada "Enviada Especial", confiriéndole aún más peso a su labor
-Durante todos estos años recorrió más de 60 zonas de especial sensibilidad para los refugiados en 30 países alrededor del mundo; entre otros, en Haití, Siria y Libia, Colombia y Perú, Sierra Leona y Camboya, Irak y Bosnia
-Como parte de su labor para Acnur, también compareció ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la Cámara de los Lores del Reino Unido y mantiene reuniones regulares con representantes y senadores del Congreso de Estados Unidos
-En 2014 fue nombrada Dama de la Orden de San Miguel y San Jorge por sus servicios a la política exterior del Reino Unido y su campaña contra la violencia sexual en zonas de conflicto
-En 2016, la London School of Economics anunció su incorporación como profesora visitante en la maestría del Centro para las Mujeres, la Paz y la Seguridad
Recomendación para aprovechar el tiempo
-Dado que millones de argentinos -y de latinoamericanos- están confinados en sus casas desde hace meses por la pandemia, ¿qué les sugiere hacer para distraerse o, acaso, "aprovechar" el tiempo? ¿Leer algún libro, ver alguna película o serie, escuchar música o alguna otra actividad? ¿Qué hace usted en su escaso tiempo libre?
-La respuesta ha de ser diferente para cada familia. Pero creo que este es un tiempo para unirse. Para mantener muy cerca a aquellos que amamos e intentar encontrar cobijo en esa unión, en esa compenetración, como así también para dar lo que podamos a aquellos que lo necesitan. También es un tiempo para permitirnos a nosotros mismos sentirnos profundamente humanos y escucharnos unos a otros. Dicho eso, le cuento que en mi caso siempre he deseado visitar la Argentina con mis hijos. Recuerdo que en la escuela primaria me pidieron que escogiera un país para estudiarlo e informar a mis compañeros sobre ese país. Elegí la Argentina. Creo que en aquel momento lo escogí porque es un nombre bellísimo. Y recuerdo haber estado más y más fascinada cuanto más leía sobre el país.
Para más información sobre cómo colaborar: vía telefónica al 0800-345-2444 o a través
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