Coronavirus: alerta en Italia por la "movida" nocturna que podría disparar la curva de contagio
ROMA.- Era de esperar. Después de más de dos meses de encierro, el regreso de la libertad y la reapetura de casi todo, el lunes último, provocó lo más temido: la vuelta de la movida nocturna. Desde hace dos días se ven imágenes de cientos de jóvenes de toda Italia tomando algo juntos, casi al anochecer, sin barbijo y sin respetar la distancia de seguridad de al menos un metro. Esto provocó gran alarma en el gobierno de Giuseppe Conte, que recordó hoy que la batalla contra el coronavirus aún no ha terminado y que se prepara para castigar con multas saladas a los infractores.
En Italia, el primer país del mundo que implementó una cuarentena total –que terminó el lunes– y uno de los más golpeados, se contabilizan hasta ahora 32.169 muertos y sólo ayer se reportaron 813 nuevos casosde un total de 226.699. La mitad provenían de Lombardía, la región más castigada, por lo que todos los epidemiólogos repiten, una y otra vez, que no hay que bajar la guardia.
Aunque desde el lunes está permitido salir de casa sin tener un formulario de autocertificación –como fue necesario durante la cuarentena–, siguen estando totalmente prohibidos los assembramenti, es decir, las aglomeraciones de personas.
"Gracias a todos los italianos, pero esto no ha terminado y hay que aclararlo: no es tiempo de fiesta y movida porque si no, la curva volverá a subir", advirtió Conte, que la semana pasada se vio obligado a anticipar la reapertura de casi todas las actividades –negocios, restaurantes, bares, peluquerías, museos–, visto el gigantesco daño al tejido socio-económico del país. "Hemos quitado la autocertificación porque la curva estaba bajo control, pero que nadie piense que ya no existen las reglas de precaución", agregó el premier, en un intercambio con la prensa al salir del Senado.
Ante una situación que parece estar saliéndose de control, el gobierno decidió ponerse firme y realizar controles más rigurosos en las zonas concurridas de toda Italia. Quienes no respeten las normas de seguridad anti-coronavirus serán castigados con multas de entre 400 y 3000 euros, según anticipó el Corriere della Sera.
Según pudo constatar LA NACION, en los primeros días del regreso de la añorada libertad después de un encierro sin precedentes, la policía tuvo una actitud laxa con los jóvenes que volvieron a salir y a reunirse en sitios emblemáticos de la movida, como es la Piazza Campo de’Fiori de la capital. De hecho, un patrullero que pasó por allí el lunes por la noche fue aplaudido por un grupo de jóvenes reunidos debajo de la famosa estatua de Giordano Bruno, el monje y filósofo quemado allí mismo por la Inquisición en 1600. Con vasos de cerveza en mano, los chicos no llevaban barbijos ni respetaban la distancia interpersonal de al menos un metro.
Como nadie quiere que se repitan escenas como la interior, que se dieron también en muchísimas otras ciudades, de norte a sur, ahora las cosas cambiaron. Alarmado, el gobierno de Conte, que está en contacto permanente con el ministerio del Interior, le pidió a la titular de esa cartera, Luciana Lamorgese, "severidad máxima" a la hora de poner multas.
El jefe de la Policía, Franco Gabrielli, envió una circular a los diversos jefes de destacamentos de la península pidiendo "máxima atención en las actividades de control del territorio". No sólo para contrastar a las organizaciones criminales, favorecidas por la cuarentena, que dejó a muchos italianos en serias dificultades económicas y por lo tánto, presas fáciles de usureros, sino también para que se respete "la prohibición de algomeraciones y reuniones de grupos y el cumplimiento de las medidas de distanciamiento social".
En este marco, el ministro de Salud, Roberto Speranza, llamó al sentido común de los ciudadanos. "No se pueden vanificar los enormes esfuerzos hechos en los últimos dos meses. Si la curva vuelve a dispararse, estaremos obligados a volver a cerrar", advirtió. Le hicieron eco varios gobernadores, como el del Véneto, Luca Zaia, que eligió palabras fuertes para desalentar a los jóvenes a la movida y a aperitivos masivos, sin el respeto de las distancias de seguridad: "los estaremos esperando en el hospital".
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