El estricto acuerdo social de un país europeo para evitar la cuarentena absoluta
BERLÍN.- En Alemania, las medidas más estrictas contra el coronavirus llegaron finalmente el domingo pasado, pero no fueron tan duras como se esperaba: después de una conferencia telefónica entre la canciller Angela Merkel y los gobernadores de los dieciséis estados federados de Alemania, el gobierno federal emitió un comunicado en el que anunciaba que desde la medianoche quedaban prohibidas las reuniones de más de dos personas.
La estrategia para frenar el contagio sería desde ese momento el Kontaktverbot, la prohibición del contacto, en lugar del confinamiento obligatorio. Según estas reglas, afuera de casa las personas deben procurar estar siempre a un metro y medio de distancia.
Las "directrices para restringir los contactos sociales", como llamaron al acuerdo que debe regir en toda Alemania, buscan reducir al máximo la vida pública alemana por al menos dos semanas sin llegar a clausurarla por completo. En la mayoría de las ciudades todavía está permitido salir a hacer deporte, tomar aire fresco y hacer compras en los únicos negocios que quedan abiertos: supermercados, farmacias y restaurantes con comida para llevar.
Gradualismo
La expansión del virus fue vertiginosa: el miércoles 12 de marzo, cuando Merkel dio una primera conferencia de prensa junto al ministro de Salud Jens Spahn y el director del Instituto Robert Koch, Lothar H. Wieler, que monitorea el avance de la pandemia en Alemania, en todo el país había cerca de 1300 infectados.
Hoy es el quinto país con más casos de coronavirus del mundo: al 25 de marzo había 27.000. La mayoría se concentra en tres estados: Baviera, con 5700 casos, Renania del Norte, con 6300, y Baden-Wurtemberg, con 5300. La tasa de muertos es sorprendentemente baja: desde que se registró el primer infectado, el 27 de enero, hasta ahora, murieron 114 personas.
Tal vez esas cifras expliquen por qué Alemania demoró en entrar en modo-Covid: hasta el último fin de semana, en muchas de las grandes ciudades alemanas todavía se veía a grupos de amigos y familias disfrutando del sol en los parques o almorzando en restaurantes.
En Berlín, donde hay unos 1200 casos confirmados, el cambio en la vida cotidiana fue paulatino. La noticia de primer caso de Covid-19 en la ciudad se conoció el 1° de marzo. Una semana después, se ordenó el cierre de los teatros y salas de conciertos para más de 500 personas. Unos días después cerraron los museos, las bibliotecas, las escuelas, los jardines y las universidades. El fin de semana del 13 de marzo se ordenó el cierre de todos los bares y las discotecas.
Pero en la calle, hasta hace un par de días, la vida seguía casi normal: con los bares cerrados, muchos berlineses mudaron su vida social a los parques y las casas particulares. Las invitaciones a las "corona parties" empezaron a circular por Whatsapp y en la puerta de los späti (pequeños kioscos que también venden cerveza y vino) se improvisaron bares con mesas al aire libre. Entonces, el gobierno anunció la prohibición de las reuniones de más de 50 personas y recortó el horario de los restaurantes, que solo podrían funcionar hasta las 18, y les exigió que separaran las mesas. Mientras tanto, los shoppings seguían abiertos.
Reglas no tan claras
Después de tres semanas de restricciones por goteo, las medidas anunciadas por el gobierno este domingo sí transformaron la vida cotidiana de los alemanes.Las calles no están vacías como en España, Italia o ahora Gran Bretaña, pero la circulación y el movimiento habitual disminuyó drásticamente. Después de las seis de la tarde, Berlín parece una ciudad fantasma.
Las reglas, sin embargo no son del todo claras y cada estado, incluso cada ciudad, puede aplicarlas de manera diferente. En Berlín, la recomendación es que las personas permanezcan en su alojamiento habitual, pero las visitas a familiares y a "compañeros de vida" están habilitadas. También los paseos de a dos si se mantiene la distancia indicada.
La noche del domingo, después de que se anunciaron las medidas, la policía de Berlín les pidió por redes sociales a los habitantes de la ciudad que salieran de casa siempre con identificación y comprobante de domicilio. Más tarde aclararon que solo pedirán documentos a grupos de más de dos personas. Desde el lunes, se dedican a responder dudas sobre la nueva normativa en redes sociales; "Vivo en Berlín, mi madre en Brandenburgo, ¿puedo viajar a visitarla?", "Suelo salir a correr con un amigo tres veces por semana, ¿podemos seguir haciéndolo sin mantenemos la distancia?", "Si no tengo documentos que prueben quién es mi pareja, ¿igual puedo visitarla?".
En los parques, la policía se acerca a los grupos de más de dos personas para explicarles las nuevas normas. Tampoco es posible hacer un picnic solitario o sentarse solo con un libro o una cerveza. Estar afuera para ejercitarse o tomar aire fresco está permitido. Detenerse a leer, no.
El acuerdo alcanzado por el gobierno y los estados federados el domingo es solo una recomendación. Cada Länder puede implementar estas medidas de distanciamiento social a su manera. En Baviera, por ejemplo, las restricciones son más estrictas: el estado del sur de Alemania estableció que solo dos personas que vivan en la misma casa pueden salir juntas a la calle y solo si es por una buena razón, como hacer las compras. La ciudad bávara de Mitterteich ordenó un toque de queda hasta el 2 de abril y prohibió todas las salidas que no sean al supermercado o el médico.
Nadie quiere decir "toque de queda"
"¿Alguien entiende por qué Alemania todavía no ha decretado el estado de alerta?", se preguntaba la semana pasada en Twitter una española que vive en Düsseldorf. "Es que no logro llegar a una conclusión.".
En esos días, la noticia de la cuarentena total parecía inminente y mientras los casos crecían de a 3000 por día, en las redes sociales alemanas el hashtag #Ausgangssperre (toque de queda o prohibición de salir) era trending topic.
Pero el toque de queda total nunca llegó y si las medidas actuales funcionan, es posible que ya no lo haga. ¿Por qué? Una de las razones tiene que ver con el temor al impacto psicológico que el confinamiento pueda tener en las personas. Nadie sabe aún cómo impactará la cuarentena en la salud mental y las relaciones familiares. El crecimiento de la violencia de género y los problemas de depresión son dos riesgos claros en este contexto.
Por otro lado, el Instituto Robert Koch -que asesora al gobierno en sus medidas contra la pandemia- no recomienda el encierro total. Por el contrario, aseguran que tomar aire y hacer deporte es bueno para la salud.
Pero también hay razones políticas e históricas. El discurso de Angela Merkel del 18 de marzo da algunas señales en este sentido. "Para gente como yo, para quienes la libertad de movimiento supone un derecho ganado duramente, estas restricciones solo pueden estar justificadas por absoluta necesidad y en este momento son indispensables para salvar vidas", dijo ese día en un discurso grabado en el que le explicó a los alemanes la razón de las medidas que vendrían. La historia reciente de Alemania (que este año celebra el 30 aniversario de la reunificación) es otra de las explicaciones posibles a la cautela con la que Merkel evitó tomar medidas drásticas de encierro.
Bernd Pickert, periodista especializado en asuntos internacionales del diario berlinés Taz, cree que en definitiva las medidas acompañaron el proceso de entendimiento de la pandemia de los alemanes. "Hace dos semanas el coronavirus parecía una cuestión local, un poco de China, un poco de Italia y la gente no se había dado cuenta de que es un problema mundial y que el contagio puede ser tan rápido", explica. "Las medidas anteriores no eran tan drásticas pero seguían el paso del entendimiento del público: ordenar medidas como las que tenemos ahora hace dos semanas hubiera provocado un reacción, un grito de ¡dictadura! Ahora todo el mundo lo entiende".
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