Contrastes: la isla que comparten un país que vacuna a toda máquina y otro que no tiene dosis
República Dominicana lleva uno de los mayores ritmos de vacunación en el mundo mientras se convierte en país modelo del turismo seguro; Haití no dio inicio a su vacunación y la población sufre una escalada de violencia sin precedentes
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En las costas del lado este de la isla La Española, los turistas regresan en masa a disfrutar de las playas del mar Caribe en un destino que resguarda a sus visitantes y los provee de unas vacaciones seguras al margen del coronavirus. Del lado oeste de la misma isla, este escenario parece irreal. La población teme salir de sus casas, no por la inminente presencia de un virus fatal, sino por la incesante violencia que se apodera de las calles.
Dos caras de una misma moneda, las realidades antagónicas de República Dominica y Haití, que datan desde sus orígenes, se exacerbaron con la llegada del coronavirus. Desde la respuesta a la pandemia hasta la situación social, los escenarios son muy diferentes, y mientras en un país empieza a iluminar la luz al final del túnel, el otro se sumerge cada vez más en una crisis sin fin.
República Dominicana es el país de América Latina y el Caribe con el mayor ritmo de vacunación en relación con su población, con un promedio de 1.06 dosis por cada 100 habitantes en los últimos siete días. Además, es el tercer país latinoamericano con la mayor tasa de vacunados, detrás de Chile y Uruguay.
Según las cifras de “Vacúnate RD”, que lleva el conteo de la población inmunizada, más de 2,6 millones de dominicanos recibieron las dos dosis contra el coronavirus, mientras 4,6 millones de los 10 millones de habitantes están parcialmente vacunados.
A medida que la campaña de vacunación avanza, el turismo se reactiva con el objetivo de recuperar uno de los principales sectores de la economía del país y apunta a igualar los niveles pre pandémicos con el plan “Turismo Seguro”. Se trata de un paquete que brinda al visitante cobertura médica gratuita, transporte de emergencia y alojamiento en caso de contraer la enfermedad.
El 100% del personal que se desempeña en este sector – ya sea hotelería, restaurantes, aeropuertos, entre otros- ha sido inoculado y se prevé que el plan de vacunación completo termine para fines de 2021, dice el sitio oficial de Turismo.
El ministro de Turismo, David Collado, anunció que el país caribeño mantuvo un incremento sostenido de turistas y en lo que va del mes de junio dio la bienvenida a 200.000 extranjeros. Esta cifra indica un 26% más de los que llegaron en mayo, a pesar del rebrote de casos que alcanzó un pico 1784 positivos diarios hace apenas una semana.
En cuanto a las restricciones, mientras rige un toque de queda en la mayoría de las provincias de 6pm a 5am, el Senado aprobó una resolución en la que habilita al presidente Luis Abinader a disponer la prohibición de entrada a lugares públicos y privados a personas no vacunadas, aunque aún no rige la medida.
Cruzando el Río Artibonito, el más largo de la isla La Española que tiene el rol de frontera internacional, la escalada de violencia alimenta el pánico entre los haitianos e incrementa los desplazamientos de población. Mientras, el coronavirus aumenta las cifras de muertos y colapsa un sistema de salud de por sí precarizado.
“Pedimos a los socios y a las organizaciones que trabajan en Haití que refuercen urgentemente la respuesta ante la COVID-19”, rogó la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne a principios de mes. El virus dio tregua a Puerto Príncipe durante el año pasado, pero duró poco. En medio de una segunda ola que inició a fines de abril, el total de casos superó los 17.700 contagios y los 393 fallecidos gracias a las variantes alfa y gamma, aunque las cifras probablemente estén subrepresentadas.
Haití, la nación más pobre de Occidente, es también la única que no aplicó ni una sola dosis del fármaco contra el virus. El gobierno rechazó la posibilidad de recibir vacunas del mecanismo Covax, ya que entre el 80% y el 90% de la población no quería vacunarse, según dijo el doctor Jimmy Almoza, representante en Haití de la ONG Médicos del Mundo Argentina, entrevistado por Radio France International (RFI).
En paralelo, los enfrentamientos en los principales distritos de la capital suman a las víctimas del virus personas heridas de bala. Las pandillas criminales conocidas como G9 y Grand Ravine amenazan los distritos de Puerto Príncipe en uno de los peores picos de inseguridad.
“¿Cómo quieres que salga de mi casa? Todos los días escuchas disparos, las bandas se enfrentan y te enteras de que tal o cual persona ha sido asesinada. Simplemente no puedo arriesgar mi vida o la vida de mis hijos para ir al hospital en este momento”, dijo a Médicos del Mundo una mujer haitiana.
La ola de criminalidad que afecta a Haití “tiene un efecto en la epidemia, por ser un riesgo en la movilidad. Los pacientes y el personal de salud tienen dificultades para ir a los centros (de salud) y trabajar”, dijo a LA NACION Stephane Doyon, miembros de Médicos Sin Fronteras (MSF) quien sigue de cerca la misión en el país.
En medio de la espiral de violencia, el oxígeno escasea, en especial porque una de las empresas productoras se ubica en el barrio Martissant, en donde transcurren los enfrentamientos, lo que supone un reto para acceder a los suministros, explicó Doyon. “MSF no pudo instalar camas en un hospital en el barrio Martissant porque la guerra se desató justo en frente”, lamentó.
La economía se paralizó a lo largo y ancho del país. Por los choques, el transporte se redujo drásticamente, creando cuellos de botella en las cadenas de suministro que condujeron a una escasez crítica de gasolina y el aumento de los precios de los alimentos básicos, según el último reporte de situación de la Organización Internacional de Migración (OIM)
Los datos del informe de la OIM sugieren que, desde el 1 de junio, al menos 13.600 personas escaparon de sus hogares y un estimado de 1.100.000 del total de la población afectada necesita asistencia humanitaria de forma urgente. En Haití, el 71% de la población es pobre.
Entre los países vecinos la cooperación es limitada a pesar de compartir una frontera. República Dominicana permanece con sus pasos cerrados y continúa en la construcción de un cerco para evitar la inmigración ilegal, mientras el presidente de Haití, Jovenel Moïse, reabrió los aeropuertos internacionales en junio de 2020.
“La pandemia afectó a una población de 750.000 haitianos en República Dominicana, con muchos de ellos perdiendo su trabajo. Se predice que cerca de 280 mil migrantes dejaron la República Dominicana desde marzo 2020 a abril 2021”, dijo a LA NACION Chase Harrison, de Americas Society/Council of the Amercias (AS/COA).
“Para aquellos que permanecen, el acceso a las vacunas es limitado para los haitianos que tienen documentación o nacionalidad dominicana, lo que cual deja fuera a la mayoría de los haitianos en el país”, advirtió.
El lunes, Joe Biden confirmó que donará 14 millones de vacunas a Covax para que las distribuya en países que considera prioritarios. México y Haití están entre los beneficiarios de manera directa.
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