Frustran una ola de atentados de Irán en Estados Unidos
El blanco eran las embajadas israelí y saudita en ese país; una versión menciona también ataques en Buenos Aires
NUEVA YORK.- Estados Unidos acusó ayer al gobierno de Irán de planear atentados contra las embajadas de Arabia Saudita y de Israel en Washington, junto con el asesinato del embajador saudita en este país, en un complot que se gestó en Irán, México y Estados Unidos, y que algunos llegaron a calificar aquí como un "acto de guerra".
El plan , que comenzó a prepararse hace meses y fue desbaratado por las autoridades de Estados Unidos tras una larga investigación, también incluyó "discusiones" sobre ataques contra las embajadas de Arabia Saudita e Israel en Buenos Aires, según indicaron funcionarios federales a la cadena ABC. Sin embargo, este dato no está incluido en la información oficial difundida ayer por el gobierno de Barack Obama .
La embajada argentina en Washington no respondió a la consulta de LA NACION sobre este punto.
La investigación, que todavía continúa, ya derivó en una causa judicial contra dos iraníes en un tribunal de Nueva York. Ambos fueron acusados ayer de cinco delitos, entre los que sobresalen los de conspiración para asesinar a un funcionario extranjero, para cometer un acto de terrorismo, y para usar un arma de destrucción masiva.
Uno de los acusados es Manssor Arbabsiar, un norteamericano de 56 años que también tiene pasaporte de Irán, que fue arrestado a fines del mes pasado en el aeropuerto internacional JFK. Ayer se presentó por primera vez y quedó detenido sin fianza.
Anoche trascendió también que el acusado vive desde hace ocho años en Texas, en un típico suburbio norteamericano, con una mujer y un grupo -rotativo- de chicos, adultos y jóvenes. El otro acusado, Gholam Shakuri, que está libre, es un miembro de la Fuerza Quds, la unidad especial de la Guardia Revolucionaria, a la que se acusa de promover y apoyar el terrorismo.
"Esta conspiración fue concebida, respaldada y dirigida desde Irán, y constituye una flagrante violación de leyes norteamericanas e internacionales", dijo el fiscal general, Eric Holder, al develar el complot, orquestado por facciones del gobierno iraní, según precisó. "Además de hacer que estos conspiradores rindan cuentas por su papel en este complot -advirtió el funcionario-, Estados Unidos está decidido a obligar a Irán a rendir cuentas por sus acciones."
El episodio marcó un nuevo pico de tensión entre Estados Unidos e Irán , puso una vez más en alerta al país y les dio vuelo a quienes impulsan una postura mucho más dura con el régimen de Mahmoud Ahmadinejad.
Pero la trama detrás del fallido atentado difundida por el gobierno de Estados Unidos sembró, además, inquietantes interrogantes sobre la presencia de Teherán en América latina (ver Págs. 3 y 4).
Uno de los elementos cruciales en la desarticulación del ataque fue la tarea de una "fuente confidencial" de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), que se hizo pasar por un socio de un poderoso y sanguinario cartel mexicano de drogas, Los Zetas.
El informante, según se supo, se reunió en varias ocasiones con Arbabsiar en México. El iraní le encargó la tarea de planear y llevar a cabo el ataque contra el embajador saudita a cambio de 1,5 millones de dólares, una jugada que, de ser cierta, indicaría que Teherán busca el apoyo del crimen organizado en la región.
Estados Unidos ha incluido a Irán en la lista de países que apoyan el terrorismo desde 1984, un vínculo que Teherán ha rechazado.
Ayer, la enérgica desmentida de Teherán llegó pocas horas después de la conferencia de prensa de Holder (ver aparte). La agencia oficial de noticias iraní dijo que el gobierno norteamericano había lanzado una nueva "campaña de propaganda" contra Irán. Un colaborador cercano a Ahmadinejad acusó a la Casa Blanca de querer "distraer" a los norteamericanos.
Obama fue informado sobre la trama terrorista en junio y dio instrucciones para que se brindara todo el apoyo necesario a la investigación que terminó por desbaratar el atentado, según indicó el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tommy Vietor. Anoche, el mandatario norteamericano habló por teléfono con el embajador saudita, Adel al-Jubeir, para expresarle su solidaridad.
La planificación del frustrado atentado se remonta, cuando menos, hasta mayo. Según informó el Departamento de Justicia, Arbabsiar se reunió el 24 de mayo con una fuente confidencial de la DEA -identificada como "CS-1"- en México. En esa reunión, Arbabsiar le preguntó sobre sus conocimientos de explosivos.
Luego, en otras reuniones que tuvieron lugar en junio y julio, le explicó que "sus socios en Irán habían discutido un número de misiones violentas para que CS-1 y sus socios llevaran a cabo, incluido el asesinato de un embajador".
El blanco sería Al-Jubeir, el representante de Arabia Saudita en Estados Unidos desde 2007. Según el FBI, el plan era cometer el atentado en un restaurante de Washington que frecuentan diplomáticos y senadores norteamericanos.
En una reunión en julio, Arbabsiar le dijo a la fuente de la DEA -ayer no se indicó si se trataba de un mexicano o un norteamericano, o si era un miembro de un cartel de drogas o un oficial- que el pedido de asesinato venía de su primo, que era un "general importante" del ejército iraní. Aclaró que lo más importante era acabar con la vida del embajador "a cualquier precio", incluso si el ataque supusiera la muerte de otras personas.
En septiembre, CS-1 le dijo que la operación estaba lista y le pidió a Arbabsiar que pagara la mitad del precio total: 1,5 millones de dólares.
El iraní hizo dos pagos a dos cuentas utilizadas en realidad por el FBI. Luego intentó cruzar a México el 28 de septiembre. Pero las autoridades mexicanas le denegaron el ingreso y lo enviaron de regreso al punto de inicio de su viaje: el aeropuerto internacional JFK, donde fue arrestado al día siguiente. Luego, confesó todo y colaboró con la investigación.
"Este caso demuestra que vivimos en un mundo en el que las fronteras y los límites son cada vez más irrelevantes", dijo el director del FBI, Robert Mueller.
"Un mensaje fuerte"
Mientras la investigación continúa, ayer comenzaban a tejerse especulaciones sobre las consecuencias del frustrado atentado. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que Estados Unidos discutiría con sus aliados cómo podrían enviar "un mensaje muy fuerte" a Irán, que, según dijo, con este complot "ha cruzado una línea". Anunció además que se prevén sanciones contra cinco funcionarios de la Guardia Revolucionaria.
Del otro lado del espectro político, el congresista Michael McCaul, republicano de Texas y presidente del Subcomité de Investigaciones de Seguridad Doméstica de la Cámara de Representantes, advirtió: "Si esto fue efectivamente un acto impulsado por el gobierno, entonces constituiría un acto de guerra, no sólo contra los sauditas y los israelíes, sino también contra Estados Unidos". Ayer, no fue el único que pronunció la palabra guerra.
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