Chile: nuevas dudas por la tragedia aérea
La copiloto habría perdido el control del avión
VALPARAISO, Chile.– La impotencia asomó por partida doble en el triste primer fin de semana de septiembre en Chile.
Primero, por la desesperada búsqueda de los cadáveres del accidente de la aeronave de carga de la fuerza aérea, que se estrelló el viernes con 21 pasajeros a bordo, en el archipiélago de Juan Fernández.
Y luego, por las dudas que comienzan a generarse a raíz de la eventual falta de medidas de seguridad en el avión.
En concreto, las críticas apuntan a la carencia de salvavidas en la aeronave y a la falta de experiencia de Carolina Fernández, la copiloto de 26 años que habría perdido el control del avión al momento del accidente.
El horror y el espanto volvieron a combinarse ayer por la tarde, cuando los buzos tácticos encontraron nuevas señales que comprueban la violencia de la tragedia: contrito y nervioso, el comandante en jefe de la fuerza aérea, Jorge Rojas, confirmó el hallazgo de " restos humanos " que serán entregados al Servicio Médico Legal para su identificación. Estos consistirían en extremidades y apoyarían la tesis de que el avión se desintegró completamente al caer, como explicó ayer el ministro de Defensa, Andrés Allamand.
Pero la conmoción se sumó a los cuestionamientos sobre las causas del accidente ocurrido en el aeródromo de Juan Fernández. Se trata de una precaria pista de 1000 metros de largo por 18 de ancho, cercada por dos acantilados y ubicada en un peñón, en el extremo occidental de la isla Robinson Crusoe, la única habitada de las tres que conforman el archipiélago.
Un aterrizaje habitual en la isla -que suelen efectuar avionetas de dos pequeñas líneas aéreas comerciales- obliga, al menos, a un intento fallido antes de conseguir posar la nave en la pista de asfalto. Sometidos a las inclemencias del tiempo, los pilotos que suelen hacer el trayecto cuentan con una experiencia de décadas en vuelos a la isla.
Esta es una de las críticas que hoy se le hacen a la joven copiloto Carolina Fernández, de 26 años, que pilotaba el CASA C-212 y habría perdido el control debido a las fuertes corrientes de viento -laterales y ascendentes- que golpearon la aeronave, la cual tampoco contaba con combustible de reserva ni autonomía de vuelo para volver al continente. También llamó la atención el hecho de que los cuerpos encontrados hasta ahora no tuvieran puestos sus chalecos salvavidas.
El piloto Pedro Forteza, con más de 600 vuelos a Juan Fernández, dijo ayer a La Nacion que cree que las causas del accidente responden a errores humanos. "Los aviones CASA C-212 vuelan con un sistema de punto de no retorno; una vez que pasaron ese punto, tienen la obligación de aterrizar sí o sí en el lugar de destino."
La operación de búsqueda se centró ayer en un rectángulo que rodea a la zona de impacto, con la ayuda de sonares, buzos especializados y sistemas de sonda. Se cree que los restos están a una profundidad de entre 40 y 80 metros.
Pese a que el gobierno confirmó oficialmente el fallecimiento de la tripulación, gran parte del país insiste -con desesperada confianza- en que los milagros son posibles. Los hallazgos, hasta ahora, sin embargo, confirman que la posibilidad de encontrar sobrevivientes es imposible. Computadoras trituradas, una baliza del avión a 26 metros de profundidad y a 600 metros del aeropuerto comienzan a completar el desolador rompecabezas del desastre, mientras que cuatro cuerpos, además de los restos hallados ayer, ya fueron trasladados a Santiago para sus exequias.
De hecho, ayer fue el primer día de luto de tantos otros que vendrán, con misas a nivel nacional y el entierro de una de las víctimas, el periodista Roberto Bruce, cuyo cuerpo fue hallado anteayer junto a los de la también periodista Sylvia Slier, el cabo segundo de la fuerza aérea Erwin Núñez, y la funcionaria de Cultura, Galia Díaz.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, decretó 48 horas de duelo oficial, a partir de hoy, para homenajear al grupo que murió trágicamente en una tarea solidaria conocida y respetada por todo el país. En el avión viajaba un equipo de Televisión Nacional, encabezado por el exitoso presentador Felipe Camiroaga (ver aparte); otro de la Fundación Desafío Levantemos Chile, comandados por el empresario Felipe Cubillos, además de miembros del Consejo Nacional de la Cultura de Valparaíso y la tripulación del avión. Todos viajaban para participar de la reconstrucción de la isla Robinson Crusoe , cruelmente azotada por el tsunami que siguió al sismo de febrero de 2010, que, además de haber destruido su precaria infraestructura, costó la vida de 16 habitantes.
"El gobierno decidió decretar duelo durante dos días para expresar nuestra solidaridad con los familiares de las víctimas", dijo Piñera. "Que el ejemplo de estos hombres y mujeres, que querían colaborar para un Chile más bello y justo, ojalá nos ayude a pensar que lo podemos construir entre todos", agregó el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.
Piñera dijo que no se escatimarán esfuerzos en recuperar los restos de las 17 víctimas faltantes. "Nosotros creemos que no hay sobrevivientes. Si bien vamos a hacer todo lo humanamente posible, no podemos garantizar que esta búsqueda va a ser cien por ciento exitosa", dijo Piñera, visiblemente acongojado. "Ya está identificada la zona del posible impacto del avión, pero no todo depende de lo humano y por tanto, en esta materia, [sólo queda] rezar para que los cuerpos puedan ser encontrados", agregó.
Las posibilidades de encontrar los cuerpos son bastante reducidas. Ayer, en un suspiro de esperanza, el general de la fuerza aérea Maximiliano Larraechea aventuró que gran parte de éstos podrían estar bajo el fuselaje del avión.
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