Construyó una cabaña con los restos de un buque de guerra y el resultado es sorprendente
Parte del casco de un destructor británico de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un lujoso hospedaje
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Toby Rhys Davies tiene 49 años, es propietario de un glamping en Gales del Sur y gastó 50.000 libras esterlinas (unos 68.000 dólares) para transformar una reliquia naval en un sitio perfecto para quienes disfrutan la vida al aire libre con un toque de excentricidad.
El casco del viejo destructor HMS tipo 42 tiene medio siglo de antigüedad y fue construido para detectar submarinos enemigos utilizando ondas sónicas, entre otras misiones de la guerra naval.
Toby cuenta que solo quedan tres ejemplares de este tipo de nave: el suyo, otro que fue hundido en el fondo del mar durante la guerra de Malvinas y un tercero que “todavía está flotando, pero es propiedad de los argentinos”. Se refiere al ARA Hércules de la Armada Argentina.
Los destructores Tipo 42 HMS, también conocidos como Sheffield, fueron una clase de 14 destructores de misiles guiados que se ordenaron por primera vez en 1968 y luego se botaron en 1971.
Durante 38 años, entre 1975 y 2013, la Royal Navy usó esta clase de destructor antes de que fueran reemplazados por destructores Tipo 45, publicó el sitio británico Metro.
Toby lo rescató en noviembre del año pasado cuando un amigo con conexiones navales sugirió que le diera una nueva vida.
Anteriormente, el propietario del sitio de glamping ha sido noticia por convertir un antiguo Airbus de Etihad y un Jetstar de los años 70 en otras dos viviendas de lujo.
“Estaba de vacaciones cuando recibí una llamada de alguien relacionado con la Royal Navy”, recordó Toby. “Me dijo que había adquirido este casco de sonar y pensó que podría convertirlo en algo”, agregó.
“Ya había planeado hacer algo bajo tierra y estábamos pensando en crear casas hobbit, pero cuando vi el casco del sonar era mejor que cualquier otra cosa que hubiera visto.
“El caparazón de esta cosa es absolutamente sólido, fue construido para resistir bombas, por lo que fue un poco complicado hacer algunas alteraciones para hacerlo habitable.
“Pasamos tres semanas con cortadores de discos tratando de darle forma y quitarle trozos y rompimos varias herramientas tratando de hacer agujeros de buey.
El casco convertido en vivienda tiene tres camas, cocina, baño e incluso efectos de luz y sonido de sonar submarino para completar la estancia atmosférica.
“A la gente le encanta y los padres se están volviendo tan locos como sus hijos. Tuvimos una pareja que decidió quedarse adentro y puso a los niños en las carpas afuera”, relató el emprendedor
“Hay tantas pequeñas características gratificantes como los orificios de efecto de periscopio que dan al prado de flores, la decoración del equipo de buceo antiguo o los efectos de sonido del sonar a medida que desciende hacia el casco en la escalera de caracol’', finalizó.
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