Conmoción en Uruguay por un cuádruple homicidio, entre ellos un chico de 11 años
En la noche del jueves mataron a balazos a un hombre de 40 años, un joven de 18 y dos menores, uno de 16 y otro de 11; los vecinos aseguraron que el crimen estuvo relacionado con el narcotráfico
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MONTEVIDEO.- La policía de Uruguay investiga el asesinato de cuatro personas, incluido un niño de 11 años, acribilladas a balazos en una casa de la capital donde las autoridades sospechan que se vendían drogas.
Por la balacera, ocurrida la noche del jueves en una vivienda en un barrio humilde del oeste de Montevideo, otro adolescente, de 17 años, fue hospitalizado con múltiples heridas y corre riesgo de vida, informó la policía.
Un vocero del Ministerio del Interior dijo que cinco personas fueron detenidas en siete allanamientos, aunque la fiscalía “no encontró evidencia” de que estuvieran relacionados, dijeron este sábado.
En declaraciones a periodistas, el director nacional de Policía, Juan Manuel Azambuya, descartó que el inmueble donde ocurrió la matanza estuviera destinada a uso residencial.
Las autoridades encontraron más de cien casquillos de bala de distintos calibres, precisó Azambuya.
Según el reporte oficial, el jueves sobre las 23 una mujer llamó a la línea de emergencias 911 para denunciar que su hijo había sido herido por disparos de arma de fuego efectuados en su casa en el barrio de Maracaná.
Al llegar al lugar, los policías encontraron cuatro muertos: un hombre de 40 años con antecedentes penales por rapiña, un adolescente de 18, otro de 16 y un niño de 11.
Azambuya dijo que el adulto era el padre del adolescente que está en estado grave. A su vez, uno de los jóvenes fallecidos era pareja de la hija de la expareja del adulto. El niño no tenía parentesco con ninguna de las víctimas.
Cuando ocurrió el ataque, dentro de la casa había al menos ocho personas. Aparentemente dos hombres lograron escabullirse y huir por el campo cuando finalizó el ataque, según los vecinos.
Un testigo dijo al diario El País que, momentos antes de la balacera, algunos de integrantes del grupo consumían pasta base y agregó que el niño se entretenía jugando con el celular de uno de los adultos.
“Cuando escuché los tiros me tiré debajo de una cama. Un amigo hizo lo mismo. Cuando pararon los disparos salí y vi los cuerpos. Fue una matanza. Yo ligué porque estaba sentado en el suelo arreglando la moto”, relató el hombre que dijo llamarse Julio Pintos.
Al ver los cuerpos, dijo que huyó del lugar. Otro de los sobrevivientes comenzó a gritar al ver los cuerpos llenos de sangre en el piso. La madre del dueño de la casa -un muchacho de 17 años- llegó enseguida. Ella vive enfrente y cuando llegó vio al joven baleado.
Según reportes de prensa, frente a la escena del crimen funciona un comedor que está a cargo de la madre del adolescente que sobrevivió.
La inseguridad preocupa a los vecinos de la zona. “Tienen miedo de andar por la calle”, denunció el alcalde del municipio, Juan Carlos Plachot, en Canal 12.
“Esto fue una matanza; yo ligué”, indicó un vecino de Maracaná que fue testigo del cuádruple homicidio a El País.
En el barrio casi nadie quiere hablar con los periodistas. El miedo a represalias es evidente. Esa es una prueba cabal de que los agresores viven en la zona. Lo poco que los vecinos dicen es que escucharon ráfagas como si fueran de ametralladoras. Todo indica que los agresores utilizaron pistolas automáticas Glock reformadas, a las que los delincuentes suelen adherir un cargador de 30 tiros.
El caso motivó una reunión de urgencia de la cúpula del Ministerio del Interior, que recorrió el barrio la mañana del viernes.
¿Cuál fue el móvil de los crímenes? Todo el barrio Maracaná dice saber la razón que llevó a por lo menos dos personas acercarse armadas hasta la casa, pero ninguno se anima a declararlo con su nombre: el ataque se debió a que dos de los jóvenes asesinados dispararon varios tiros a un traficante del barrio hace dos meses. El narcotraficante se salvó de milagro y decidió vengarse, señalaron varios, y esta hipótesis también es la que manejaba la Policía.
Otra hipótesis de los vecinos es que se debió a un ajuste de cuentas porque dos de los que estaban en la casa “andaban en malos pasos”.
Uruguay, con 3,4 millones de habitantes, registró 382 homicidios en 2023, una tasa de 11,2 muertes violentas cada 100.000 habitantes, prácticamente la misma que en 2022, cuando aumentó casi 26% con relación a 2021.
“El crimen organizado se ha convertido en un tema cada vez más relevante en el país. Aunque los homicidios han disminuido desde el pico alcanzado en 2018, siguen siendo elevados, impulsados principalmente por pequeños clanes familiares que luchan por el territorio”, dijo Insight Crime en un informe regional publicado en febrero de este año.
Uruguay registró 420 muertes violentas en 2018.
Agencia AFP y diario El País/GDA
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