Conmoción en Paraguay: asesinan al vicepresidente
Argaña fue acribillado en el centro de Asunción; acusan al presidente Cubas y al ex general Oviedo.
ASUNCION.- La profunda crisis política paraguaya se tiñó ayer de sangre con el brutal asesinato del vicepresidente, Luis María Argaña, que conmocionó al país y puso en duda su futuro democrático.
En un mensaje a toda la nación, el presidente Raúl Cubas, acusado por muchos de tener algún tipo de responsabilidad política en el crimen, expresó su "dolor y consternación", llamó a la "reflexión profunda y serena" y pidió a los paraguayos "tranquilidad y paz".
"He ordenado la más completa e intensa investigación de la policía y los servicios de seguridad para el más pronto esclarecimiento, en el marco de la ley, de las circunstancias y responsabilidades en el asesinato de tan alta autoridad del Paraguay", indicó Cubas.
El crimen ocurrió a las 8.52 (hora local) cuando el funcionario se dirigía a su despacho en un vehículo 4 x 4 Nissan Patrol, con su chofer y un guardaespaldas. En la intersección de la avenida Venezuela y la calle Sargento Gauto, en el centro de Asunción, un Fiat Tempra amarillo que los seguía se adelantó y al cruzarlos disparó ráfagas de fusil.
Tras los impactos, el vehículo de Argaña se subió a la vereda y chocó contra una pared. Inmediatamente, del Fiat bajaron dos desconocidos vestidos con ropa de camuflaje y dispararon contra los ocupantes de la camioneta. También lanzaron una granada que no explotó. Otros dos hombres fuertemente armados esperaron en el auto.
Argaña, de 66 años, falleció cuando tres disparos le atravesaron el corazón y otro le reventó el globo ocular. El chofer y el guardaespaldas también murieron. Los asesinos se subieron nuevamente a su auto y huyeron. El vehículo fue más tarde encontrado a unos 500 metros del lugar del crimen, incendiándose como consecuencia de las bombas molotov que le arrojaron.
Argaña era un acérrimo rival político de Cubas y encabezaba una fracción del gobernante Partido Colorado contraria al ex general Lino César Oviedo, padrino político del actual mandatario.
Ayer, en su mensaje al país, el presidente aseguró que no piensa renunciar y ordenó el cierre de las fronteras para evitar que los asesinos salgan del país. Cubas indicó que había pedido apoyo a los gobiernos de la Argentina y de Brasil para el control de las fronteras. También reveló que, hace cuatro meses, había ofrecido a Argaña un vehículo blindado, pero éste lo había rechazado.
Ante las acusaciones de los argañistas que lo sindican como responsable del crimen junto al ex general Oviedo, Cubas respondió que tenía "la conciencia tranquila".
"Lamentaría que cualquier sector político aproveche esta tragedia para llevar agua a su molino", señaló Cubas, quien descartó la aplicación del estado de sitio para evitar desórdenes.
Sin embargo, el presidente del Congreso paraguayo, Luis González Macchi, le exigió al presidente que renuncie para que "la paz y la concordia" vuelvan al país. El diputado, cercano a Argaña, no dudó en responsabilizar al mandatario por el atentado y en una entrevista televisiva dijo que si tuviera enfrente a Oviedo y a Cubas juntos, al primero lo trataría de "asesino" y al segundo de "cómplice".
Por su parte, Oviedo, en un comunicado, calificó de lamentable el asesinato, que "llena de sombras mi corazón", e hizo un llamamiento a la "concordia".
"En este momento signado de terribles encrucijadas, el más noble propósito es defender el sistema democrático y alentar firmemente el castigo ejemplar a los terroristas que han provocado un feroz crimen contra una autoridad nacional democráticamente elegida", afirmó.
Minutos después de confirmarse la muerte de Argaña, sus partidarios realizaron una marcha hasta el Palacio de Gobierno, donde corearon estribillos como "Cubas y Oviedo, asesinos".
Frente al Sanatorio Americano, adonde fue trasladado el cuerpo de Argaña, sus partidarios rompieron vidrios y arremetieron a golpes contra los políticos y funcionarios que se acercaron a dar el pésame. Anoche, al cierre de esta edición y tras la renuncia del ministro del Interior, que fue reemplazado por Carlos Cubas, hermano del presidente, se produjeron varios enfrentamientos en las cercanías del Palacio de Gobierno.
"Aquí va a correr mucha sangre"
Icho Planás, político y abogado de Argaña, anunció que el asesinato no quedará impune y advirtió: "Aquí va correr mucha sangre". En el mismo tono, sostuvo que Cubas y Oviedo "serán colgados en una plaza pública, junto con sus respectivas familias".
Planás también responsabilizó a un cartel del narcotráfico como responsable del asesinato y acusó directamente a Conrado Papalardo, diputado colorado y ex funcionario de Stroessner, de haber pagado por el crimen.
Otro hombre cercano al fallecido vicepresidente, el diputado Angel Barchini, dijo que el vicepresidente había sido advertido la noche anterior de que había un complot contra su vida.
"Le advertimos que había un complot, pero Argaña nos dijo que «esa gente es cobarde»", dijo.
Legisladores del Partido Colorado y de los partidos opositores se apresuraron a pedir la inmediata renuncia de Cubas. El presidente del partido, Bader Rachid, dio a conocer un comunicado en el que señaló que la agrupación "condena severamente este repudiable hecho y responsabiliza de él al Poder Ejecutivo y al movimiento político que sustenta al presidente".
Por su parte, el ex presidente Juan Carlos Wasmosy afirmó que el asesinato confirma la imposición del "terror como instrumento de gobierno".
El atentado es "la demostración plena de la existencia de poderes fácticos asociados al gobierno, que buscan destruir nuestro sistema democrático y asumir el poder formal por el camino de la violencia", agregó.
En medio de acusaciones contra el mandatario y Oviedo, el Congreso se declaró en sesión permanente y organizaciones sindicales y campesinas convocaron a una huelga general.
En este tenso y confuso ambiente se difundió la versión de atentados contra radios y emisoras de televisión partidarias de Argaña, pero que resultaron falsas alarmas. Antes había sido desalojado el Palacio de Justicia tras una amenaza de bomba.
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