Conmoción en Nueva York por una explosión: 3 muertos y 9 desaparecidos
Dos viejos edificios residenciales colapsaron en Harlem por un escape de gas; un estudio había advertido sobre la deficiente infraestructura de la ciudad
NUEVA YORK.- Preocupada por el fuerte olor a gas, una mujer llamó ayer a las 9.13 a la compañía Con Edison, la distribuidora de gas y electricidad de la ciudad de Nueva York, para avisar que podía haber una fuga en un edificio cerca del suyo, en Harlem.
Unos minutos después, a las 9.31, una brutal explosión en un sótano demolió dos viejos edificios residenciales y levantó una enorme nube de humo y polvo, que dejó detrás al menos tres muertos, 63 heridos, dos de ellos en estado crítico. Otras nueve personas estaban anoche desaparecidas.
"Ésta fue una tragedia de la peor clase porque no hubo una indicación a tiempo para salvar gente", dijo el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, en una conferencia a dos cuadras del lugar, unas tres horas después de la explosión, cuando la nube de humo y polvo apenas comenzaba a disiparse y 250 bomberos aún se esforzaban por contener las llamas. "No hay indicios de atentado", agregó.
Los bomberos llegaron al lugar exactamente dos minutos después de la explosión, dijo De Blasio, y se encontraron con una devastación absoluta.
Los dos edificios, ubicados en el 1644 y 1646 de Park Avenue, en la esquina con la calle 116, estaban totalmente demolidos, había incendios y el humo y el polvo hacían muy difícil ver y respirar. Los edificios, casi idénticos -cuatro pisos, una fachada antigua de ladrillo a la vista, sin la típica escalera metálica de emergencia-, quedaron reducidos a escombros. En la planta baja de uno había una iglesia hispana y en el otro, un local de pianos.
Cuatro personas, dos residentes de uno de los edificios destruidos, otra de uno aledaño y una integrante de la iglesia, indicaron a medios locales que ya antes habían olido a gas, una de ellas, un mes atrás.
La explosión desató preocupación sobre la seguridad edilicia y dejó al descubierto las consecuencias de la derruida infraestructura de la ciudad. Uno de los edificios tenía "grietas peligrosas para su estructura", según una denuncia de 2008.
La tragedia golpeó con singular dureza a la comunidad latina, al ocurrir en el epicentro de "El Barrio", el rincón de Harlem que se convirtió en el enclave de los hispanos de Manhattan. Antonio Gálvez, mexicano de 35 años, estaba en su casa, muy cerca de allí, en la calle 117 y Park Avenue, cuando la explosión lo sacudió. "Estaba durmiendo y se oyó un ruido muy fuerte, se movió todo. Salí de la cama, bajé y ya se veía que se estaba quemando una casa", relató.
"Mis hermanos y yo estamos a salvo, pero lo perdimos todo. Sólo tengo la ropa que traigo puesta", dijo Manuel Lema, un ecuatoriano de 42 años a El Diario, el periódico de habla hispana de la ciudad. Los "sobrevivientes" se refugiaron en la Escuela Pública 57, donde la Cruz Roja montó un centro de emergencia.
Un premonitorio estudio del Centro para un Futuro Urbano, difundido anteayer, asegura que "muchas de las cañerías de gas, vapor, alcantarillado y agua de la ciudad están hechas de materiales viejos y anticuados [...], algo que las hace altamente susceptibles a fugas y rupturas".
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