Conformar un equipo creíble, recuperar la economía y contener a sus socios, los desafíos que le esperan a la potencial premier de Italia
A pesar de los resultados, y ante las experiencias del pasado, el escenario puede ser menos decisivo de lo que parece para el nuevo gobierno de Italia, que enfrentará enormes desafíos para permanecer en pie;
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ROMA.- Sí, finalmente ocurrió la “cantada” victoria de la derecha de Giorgia Meloni, líder de un partido posfascista, euroescéptico y con aliados amigos de Putin, que asusta en Bruselas, sede de la Unión Europea (UE) y en Washington.
Pero estamos en Italia, donde la democracia es sólida y donde rige un sistema parlamentario y un sistema electoral tan complejo -mezcla de mayoritario y proporcional- por lo que aún nadie sabe cómo estará formado el nuevo Parlamento que deberá elegir al futuro gobierno. Y, vistas las experiencias del pasado, mucha agua aún puede correr debajo del puente y las cosas pueden ser menos decisivas de lo que parece. Y muchos y enormes desafíos se le presentan a la derecha ganadora.
Tal como recordó Stefano Feltri en el diario Domani, como demostraron las últimas elecciones legislativas de 2018, ni siquiera los resultados más netos salidos de las urnas permiten prever quién gobernará. Y es lo que podría pasar en Italia, donde nadie será proclamado en los próximos días nuevo premier, sino que deberá pasar al menos un par de semanas. Deberá esperarse quizás hasta la sesión ya fijada para el 13 de octubre, en la que los 400 nuevos diputados y 200 nuevos senadores, una vez proclamados, deberán elegir los presidentes de las respectivas cámaras del Parlamento.
Pero no sólo habrá que esperar esos tiempos y rituales, lógicos del sistema parlamentario italiano.
Todos recuerdan, por ejemplo, que en las últimas elecciones legislativas, pese a que el voto del 4 de marzo de 2018 certificó el triunfo del populismo en un país fundador de la Unión Europea con el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5E) que cosechó más del 30% de los votos, ese año hicieron falta tres meses y una crisis institucional para llegar a un inédito gobierno, nacido con dificultad de una alianza contra-natura entre los “grillini” y la derechista Liga de Matteo Salvini. Ese gobierno duró apenas un año y fue un reflejo más de la inestabilidad crónica de Italia, que desde que votó por convertirse en una república, el 2 de junio de 1946, tuvo 69 gobiernos. El de Meloni, que probablemente asumirá a 100 años de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini de octubre de 1922, será el número 70.
En esas mismas elecciones el Partido Democrático (PD) de centroizquierda y encabezado por el expremier Matteo Renzi, sufrió “una derrota histórica”. No obstante, como en Italia existe un sistema parlamentario por el cual los gobiernos nacen y mueren en el Parlamento, después de divisiones internas, nuevas alianzas y demás, el PD logró gobernar al menos la mitad de la última legislatura de cinco años, entre 2019 y 2022.
Todo esto para decir que los interrogantes por lo que vendrá ahora son muchos y que todo dependerá de la composición del Parlamento, aun poco clara.
Más allá de esto, todos los analistas coinciden en que no será fácil la tarea de Giorgia Meloni. Deberá mantener a raya a sus dos aliados -Matteo Salvini de la Liga y Silvio Berlusconi de Forza Italia-, que, de acuerdo al número de legisladores cosechado, pretenderán quedarse con buena parte de la torta. Es decir, con los ministerios más importantes.
Incluso deberá saber gestionar las expectativas de su propio partido, ansioso de ver el fin del “ayuno de oposición” que tuvo hasta ahora. Y, sobre todo, deberá poder armar un equipo de gobierno con figuras importantes, a la altura del “otoño de fuego” que todo el mundo sabe que enfrentará Italia este año. El desafío no sólo es económico, porque hay una recesión en puerta, sino también, social. Deberá poder atender esas expectativas de una población ya golpeada por la pandemia, asustada por la guerra en Ucrania y preocupada por la inflación, por el aumento exorbitante de las boletas de la energía y por un posible racionamiento de la calefacción en invierno.
Como decía una manifestante en el acto de cierre que protagonizó Meloni el jueves pasado en la emblemática Piazza del Popolo, la líder de Hermanos de Italia deberá resistir las presiones de sus propios aliados, que en realidad no la soportan y que estarán listos para ponerle la pata.
De hecho, una de las grandes preguntas que muchos se hacen es: ¿cuánto podrá durar un gobierno de Meloni?
En este marco, será crucial su elección del futuro ministro de Economía, que deberá reasegurar a los inversores y a los mercados de que Italia seguirá en la misma senda de “super Mario”, es decir, honrando su gigantesca deuda pública, equivalente al 150% de su PBI.
En este sentido Maria Cannata, funcionaria del ministerio de Economía que estuvo al frente de la gestión de la deuda italiana durante 18 años, recordó en una entrevista con La Stampa que Italia no puede darse el lujo de ignorar todo eso, ni desmontar todo lo realizado por Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, en los 18 meses que estuvo al poder.
“En este momento, vista la altísima credibilidad internacional que caracterizó la figura de Mario Draghi, es evidente que con la perspectiva de un cambio de gobierno con incertidumbres con respecto a quién será el nuevo premier y sus capacidades de mantener los acuerdos, no podemos descartar nada”, advirtió Cannata, aludiendo a un también posible escenario de pánico financiero, con Italia víctima de la especulación. “Los mercados hasta ahora fueron prudentes -subrayó-, pero es decisivo reasegurar a los inversores y es fundamental defender la credibilidad del país”.
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