Conflicto mapuche: Boric muestra una faceta más dura para levantar su popularidad
“Son unos cobardes y los vamos a perseguir”, dijo el presidente chileno sobre los sectores radicales; un grupo llamó a “sabotear” la gira presidencial
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SANTIAGO, Chile.– Una gira cargada de simbolismo en una zona lastrada por la violencia, una cuenta pendiente después de varios intentos fallidos, y una vidriera para exhibir la hoja de ruta con la que se pretende abordar el conflicto mapuche, uno de los temas más álgidos con los que ha debido lidiar su gobierno.
A ocho meses de asumir el poder, el presidente chileno Gabriel Boric concretó su visita a La Araucanía y realizó una serie de gestos durante su estadía en la región junto una comitiva ministerial, en medio del despliegue de una agenda enfocada en seguridad, intentos de diálogo y promesas de inversión.
Durante dos días, y bajo extremas medidas de seguridad ante el temor de ataques a su comitiva por parte de grupos radicalizados, el mandatario intervino en múltiples actividades que dieron cuenta de una nueva estrategia –más dura, según los analistas– para abordar el conflicto en el militarizado territorio.
Así, mientras en el primer día Boric se reunió con víctimas de violencia rural en la macrozona sur y reconoció por primera vez la existencia de “actos de carácter terrorista” en la región, este viernes realizó un sentido mea culpa en la forma que su administración abordó el problema durante las primeras semanas y evocó la fallida visita en la entonces Ministra del Interior, Izkia Siches, cuya comitiva fue recibida con balazos en la comunidad de Temucuicui en Ercilla en marzo pasado.
“Nosotros tuvimos como gobierno, y creo que es importante reconocerlo, un paso en falso en nuestra primera visita, en donde pecamos de voluntarismo y tuvimos unos incidentes muy complicados que afectaron a nuestra ministra del Interior de entonces”, expresó el mandatario en diálogo con Radio Lonquimay, donde profundizó el objetivo de su gira que incluyó pasos por las comunas de Temuco, Angol y Villarrica, y en la que se reunió con dirigentes y autoridades de localidades rurales
“Nos dimos cuenta de que la situación en La Araucanía hay que abordarla sin atajos y acá no se pueden hacer maniobras comunicacionales. Uno tiene que venir con una agenda sólida, robusta, y por eso nos demoramos en prepararlo. Pero creíamos que era importante para no decepcionar a la gente”, afirmó Boric, quien por su parte se alojó en una austera cabaña en la localidad de Lonquimay, pese a las versiones que apuntaron que lo haría en un recinto militar.
“Esto no se logra de la noche a la mañana, pero creemos que hoy están las condiciones para iniciar un nuevo camino, y aislar a quienes creen que la violencia es el medio”, complementó el gobernante chileno de 36 años, y quien destacó la implementación del Plan Nacional contra el Crimen Organizado en la región, priorizando el robo de madera, la fiscalización de armas y seguridad agroalimentaria.
“Son unos cobardes”
Sin embargo, y pese a que en mayo se anunció un ambicioso plan de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, la violencia estuvo lejos de amainar durante las últimas semanas. En la antesala del arribo del gobernante, se produjeron ataques incendiarios a una escuela rural en Curacautín, a una iglesia en el sector Selva Oscura de Victoria y hubo cortes de camino entre Collipulli y Angol, hechos que fueron recriminados por la autoridad.
“Son unos cobardes. Son unos cobardes y los vamos a perseguir con todo el peso de la Ley”, dijo con dureza el gobernante, y en una muestra de su nueva disposición. “La única forma de detener esta escalada de violencia, en que delincuentes instrumentalizan la legítima aspiración de justicia del pueblo mapuche para sus fines delictuales, es abordar esta deuda histórica”, señaló.
En tanto, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), una de las principales organizaciones radicales mapuche, convocó a “repudiar y combatir” la estrategia “neofascista” del gobierno. “Fuera Boric del Wallmapu”, advirtió en un comunicado el grupo liderado por el detenido comunero Héctor Llaitul, que también incluyó una reafirmación a la autonomía mapuche.
“Nuestro llamado es a repudiar y combatir esta estrategia y a no caer en las trampas del gobierno. Mientras por arriba la pseudoizquierda cocina sus acuerdos, el movimiento mapuche autonomista debe seguir el camino del weychan (lucha), profundizar su estrategia, expandir el control territorial y expulsar a las expresiones capitalistas del Wallmapu”, señaló la organización.
Al mismo tiempo, el polémico grupo indígena llamó a “sabotear” la actividad, e insistió en su histórico petitorio que se basa en el reclamo a tierras que consideran ancestrales, y que han sido explotadas por empresas forestales y agrícolas, y al rechazo de la militarización en la zona, plasmado en la undécima renovación del Estado de Emergencia que le ha permitido a las Fuerzas Armadas desplegarse en las principales rutas. La medida generaó críticas a nivel interno de los sectores del ala más de izquierda del oficialismo.
Objetivos de la gira
“Es un viaje que busca manifestar una diferencia con respecto a lo que realizó la ministra Izkia Siches al inicio del gobierno. No es un diálogo con las comunidades mapuche, sino que más bien tratar de capturar apoyos con el reconocimiento del terrorismo en la zona. Si bien han existido críticas al amplio despliegue policial, marca un punto de quiebre respecto a la estrategia comunicacional para manejar el conflicto. Ya no se habla de ‘Wallmapu’, sino que de ‘Región de la Araucanía’”, evaluó sobre la gira Mario Herrera, académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca.
Para Héctor Millán, profesor de ciencia política de la Universidad Estatal de O’Higgins (UOH), la visita de Boric también le permitió explorar un nueva forma de revertir su baja popularidad, reflejada en las últimas encuestas y condicionada por la irrupción de la inseguridad como la principal preocupación de los chilenos.
“El presidente enfrenta un escenario político y social álgido que viene dado por el rechazo a la propuesta constitucional y el cambio de estrategia política que ello conlleva. En este sentido, la posibilidad de reformas estructurales esperadas queda limitada al actual escenario institucional por lo que apuntar a políticas de seguridad le permitirá al gobierno retomar la agenda, tal vez con la esperanza de mejorar la alicaída popularidad del Ejecutivo”, señaló Millán, quien también recordó la incomodidad que podría generar en ciertos sectores oficialistas aquella impronta.
“Para efectos del gobierno y su coalición, el tema de la seguridad es particularmente delicado por cuanto representa tensiones al interior de su propia coalición, especialmente en lo referente al control del orden público el cual, necesariamente, requiere de la intervención de la fuerza policial”, añadió Millán.
Con todo, varios analistas concuerdan en que la gira reveló a una versión distinta del mandatario chileno.
“El trasfondo está en que el presidente está dando un giro más hacia el centro y ya no son las misma banderas que enarbolaba cuando él era candidato presidencial, ya que hay cambios en la forma de abordar la violencia. Por otro lado, él se encuentra con un escenario que hay comunidades que están dispuestas al diálogo y él reconoce las demandas del pueblo mapuche, por lo que el panorama tiene elementos positivos y negativos, sobre todo tras la derrota en el pasado plebiscito constitucional, pero es un cambio evidente”, apuntó Rodrigo Espinoza, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.
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