Etiopía-Eritrea: de la sanguinaria guerra al acuerdo por el que fue premiado Abiy Ahmed con el Nobel de la Paz
El conflicto entre Eritrea y Etiopíaconsistió en una serie de incidentes a lo largo de la frontera compartida, entonces disputada, que incluyó una sanguinaria guerra entre ambas naciones en el año 1998.
Aunque la guerra concluyó dos años después, la disputa por la frontera se prolongó en el tiempo y provocó múltiples enfrentamientos con numerosas muertes, como la Batalla de Tsorona en 2016.
Sin embargo, Etiopía declaró en 2018 que cedería Badme, una ciudad limítrofe, a Eritrea. Esto llevó a la histórica Cumbre entre Eritrea y Etiopía en julio de ese mismo año, donde se firmó un acuerdo que delimita la frontera y acuerda la reanudación de las relaciones diplomáticas entre los dos países, tras 20 años de conflicto. El hombre detrás de ese pacto fue el primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, quien hoy fue distinguido con el premio Nobel de la Paz por esa gestión.
La guerra (1998-2000)
La guerra entre Etiopía y Eritrea se inició en mayo de 1998 y duró poco más de dos años, hasta junio de 2000. Desde 1962 –cuando los ingleses abandonaron la región tras expulsar a los italianos–, Eritrea había luchado por independizarse de Etiopía hasta que en 1991 se celebró un referéndum que condujo a una separación pacífica en 1993. No obstante, el acuerdo de ambas partes no fijaba en varios puntos la demarcación definitiva de la frontera compartida.
La independencia de Eritrea en 1993 se produjo en muy buenos términos con el nuevo gobierno de Etiopía. No obstante, pocos años después estos exaliados comenzaron a tener serias discrepancias sobre las fronteras, hasta que el 6 de mayo de 1998 las tropas eritreanas ocuparon y anexionaron la región de Badme. Esto dio lugar a pequeños enfrentamientos que sirvieron para que Eritrea acusara a Etiopía del asesinato de varios funcionarios e invadiera con un gran número de fuerzas a su vecino. Etiopía declaró la guerra y movilizó su ejército con el fin de contraatacar.
Tras una serie de ataques de las fuerzas aéreas, en febrero de 1999, Etiopía lanzó una ofensiva que le permitió recuperar la ciudad de Badme, la cual había sido tomada desde el inicio por los eritreos.
El gobierno etíope decidió la expulsión hacia Eritrea de 77.000 civiles eritreos y etíopes de origen eritreo, creándose un grave problema de refugiados. Las economías de ambos países, hasta entonces muy enlazadas, se resintieron por el conflicto. La guerra llevó a ambas naciones a endeudarse para la compra de material bélico, lo cual terminaría por generar a muy corto plazo graves problemas. Por otro lado, puesto que los pueblos de Etiopía y de Eritrea estaban íntimamente ligados en términos históricos, culturales y hasta conyugales, debido a la guerra muchas familias se vieron físicamente divididas.
Ambas partes trataron de favorecer los movimientos de resistencia internos del otro país. Los eritreos apoyaron en Etiopía al Frente de liberación de Oromo, y los etíopes a la guerrilla islámica proveniente de Sudán contra Eritrea.
Acuerdos de paz de 2000
En mayo de 2000, Etiopía lanzó una ofensiva que rompió las líneas de defensa eritreas entre Shambuko y Mendefera, ocupando un cuarto del territorio enemigo, destruyendo buena parte de las infraestructuras y causando el desplazamiento de 650.000 personas hacia el interior. La situación provocó la petición del alto el fuego por Eritrea.
En diciembre de 2000, los contendientes convinieron un acuerdo de paz y un arbitraje obligatorio de sus conflictos según los términos del acuerdo previo de Argel. Se fijó una zona temporal de seguridad de 25 kilómetros, desmilitarizada, dentro de Eritrea, ocupada por cascos azules de Naciones Unidas.
El arbitraje vinculante estableció que la ciudad de Badme era de Eritrea, con una inicial reticencia por parte etíope que finalmente aceptó, aunque posteriormente no lo aplicó efectivamente.
En febrero de 2005 las fuerzas mecanizadas etíopes se posicionaron muy cerca de la frontera y el nivel de acusaciones mutuas entre ambas partes aumentó.
A finales de ese año, una comisión del Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya estableció que Eritrea había infringido la ley internacional al atacar a Etiopía en 1998, iniciando así la guerra.
Desde que se silenciaron las armas, en algunos períodos de extrema tensión entre los dos países se han concentrado fuerzas a ambos lados de la frontera.
"Ni paz, ni guerra"
Aunque el acuerdo de paz de 2000 puso fin a la guerra fronteriza, no se implementó completamente por ninguna de las dos naciones. Desde entonces, Etiopía y Eritrea se mantuvieron en un estado de "ni guerra, ni paz".
En 2006, la comisión de límites otorgó a los países un año para implementar el fallo. Pero la iniciativa fracasó y dos años después, la ONU finalizó la misión de mantenimiento de la paz sin una frontera demarcada.
Tras cuatro años de una tensa calma, Etiopía atacó posiciones dentro de Eritrea contra "grupos subversivos".
En 2016, un nuevo choque fronterizo enfrentó a ambas naciones en una serie de ataques con artillería de mediano y largo alcance, que resultaron en la fugaz batalla de Tsnonoma, causando la muerte de entre 200 y 300 etíopes, según reportó Eritrea.
El rol de Abiy Ahmed
El 8 de julio de 2018, el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali, viajó a Asmara, la capital Eritrea, donde se reunió con el presidente, Isaías Afewerki, de 72 años, quien está al frente de ese país desde la independencia nacional en 1993.
Durante la visita histórica, ambos dirigentes enfatizaron su voluntad de construir puentes entre los dos países, dejando atrás las diferencias del pasado. Así, Eritrea y Etiopía firmaron una declaración conjunta que estipulaba que los dos países ya no estaban en guerra.
El texto declaró que el estado de guerra que existía entre los dos países llegaba a su fin, lo que puso término a una situación que prevalecía desde hace casi 20 años.
El documento confirmó la reanudación del comercio, los transportes y las telecomunicaciones, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la implementación del acuerdo de paz de 2000 firmado en Argel.
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