Condenan a Ikea en Francia por espiar de forma ilegal a sus empleados por años
Revelado en 2012, el caso ocurrido en una filial de la empresa sueca puso al descubierto un sistema de vigilancia de asalariados; un exdirectivo fue condenado a prisión en suspenso
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VERSALLES (AFP).- En una sentencia que despertó alarmas a nivel mundial en el mundo empresarial e indignación entre trabajadores, la filial francesa de Ikea fue multada con un millón de euros (1,2 millones de dólares) y uno de sus antiguos directores generales, Jean Louis Baillot, fue condenado a prisión en suspenso por espiar a cientos de empleados entre 2009 y 2012.
¿Qué hacía la firma para controlar a sus trabajadores? De acuerdo con lo publicado por el diario El Mundo, esta sucursal de la empresa sueca dedicada a la fabricación y venta de objetos para el hogar violó por años la privacidad de su plantilla al revisar los registros de sus cuentas bancarias y, en determinadas ocasiones, utilizar empleados falsos para redactar informes sobre el comportamiento del personal. Además la sucursal fue señalada por preguntar sobre antecedentes penales, estilo de vida o herencia a través de una empresa de “consultoría comercial” Eirpace, que extrajo estos datos confidenciales de archivos de la Policía.
Revelado por la prensa e investigado en 2012, este caso puso al descubierto un sistema de vigilancia de los asalariados, e incluso de los clientes, que iba desde sus antecedentes penales hasta su modo de vida y su patrimonio. A lo largo del juicio que duró dos semanas en marzo pasado, Baillot, a cargo de la compañía desde 1996 hasta 2002, negó por completo haber ordenado espiar a empleados.
Sin embargo hoy fue condenado a dos años de prisión en suspenso y una multa de 50.000 euros pero también absuelto de varios cargos, entre ellos violación del secreto profesional.
El tribunal penal de Versalles los declaró, a él y a la filial, culpables de robar datos personales por medios fraudulentos pero los condenó a penas menores que las solicitadas por el fiscal, que los había acusado de “espionaje masivo” y había pedido una multa de dos millones de euros (el doble de la que se dictó) para la sucursal francesa de Ikea y una pena de prisión firme para Baillot.
Asimismo Jean-François Paris, exjefe de seguridad de Ikea Francia de 2002 a 2012, fue condenado a 18 meses de prisión en suspenso y a una multa de 10.000 euros por estar en el centro del “sistema” de vigilancia.
El juicio
Además de Ikea Francia, quince personas se sucedieron para declarar en el estrado y contar su versión de los hechos, entre ellos exdirectivos, directores de tiendas, así como funcionarios de la Policía y el jefe de una empresa de investigación privada.
Los acusados comparecieron por hechos cometidos entre 2009 y 2012, aunque las prácticas ilegales se remontan a principios de los años 2000, según la fiscal, que lamentó que sólo tres años hayan sido retenidos en este expediente por cuestiones de prescripción.
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