Con una protesta de alcance global, la oposición venezolana refuerza la presión sobre el chavismo
Machado lideró la masiva manifestación en Caracas para reclamar por el resultado de la elección, en una convocatoria que se replicó en más de 300 ciudades alrededor del mundo
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CÚCUTA, Colombia.– Desde Caracas hacia todo el mundo. En Buenos Aires, Madrid, Miami, Lima, Ciudad de México, Bogotá y otras 300 ciudades del planeta resonó este sábado el grito de libertad de una convocatoria global sin precedentes. La líder opositora María Corina Machado había convocado a los venezolanos de dentro y de fuera para demostrar la victoria electoral del 28 de julio con las copias de las actas en las manos.
Y así sucedió, como si se tratara de una especie de segunda vuelta electoral para confirmar la paliza en las urnas que afirma la oposición, una balotaje ciudadano que nada tiene que ver con lo planteado por los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, y Gustavo Petro, de Colombia, para no enfadar en demasía a su aliado Nicolás Maduro.
Fue otra vez el día de los héroes anónimos, como esa joven que se plantó en soledad, resguardada solo con su bandera, para gritar a los ciudadanos chinos de Dalian que el verdadero sueño de la inmensa diáspora venezolana (8,9 millones de personas) es regresar a su tierra, con sus familias, y no sobrevivir en las ciudades de uno de los grandes aliados del régimen.
O el grupo de vecinos que armó un tanque de cartón en Valencia, a tres horas de Caracas, para “dispararles” a militares y policías una salva de principios: valor, reconciliación, luz… El valor de las mujeres, que lideran el movimiento de liberación nacional que vive Venezuela, como las dos que se plantaron con sus cuerpo diminutos frente al enjambre de militares enormes protegidos de pies a cabeza.
Machado, quien las dirige a todas ellas, apareció de repente, resguardada en una campera negra con capucha, en medio de una nube de motoristas, que la protegen cuando llega el momento. La líder opositora se subió ágilmente en el “Edmundomóvil”, el camión decomisado horas después por el gobierno, dispuesta a desafiar una vez más al todopoderoso chavismo, al que derrotó políticamente una y otra vez durante el último año. Allí la abrazaron Delsa Solórzano y otros dirigentes, como César Pérez Vivas o Alfredo Ramos, aunque faltaba Piero Maroún, el último detenido del comando principal de la Plataforma Unitaria, que en los últimos días perdió a Freddy Superlano y Williams Dávila.
Biagio Pilieri y Juan Pablo Guanipa (tanta tensión le jugó una mala pasada y sufrió un desmayo) también irrumpieron desde las entrañas de la manifestación. Todos ellos, como Machado, están a resguardo de la “furia bolivariana”, como define Maduro a su receta contra la oposición.
Los dirigentes opositores se movieron con agilidad en las horas previas a la marcha en una capital sitiada por militares y policías, sobre todo en torno a los barrios más populares. El cerco contra Petare, la mayor favela de América Latina, que votó masivamente contra la revolución y que se echó a la calle para reclamar la victoria, tiene tanto de control como de venganza.
Machado compareció en jeans, con su habitual camisa de manga larga y una docena de rosarios sobre el pecho, de los más de 5000 que le regalaron durante sus recorridos por la Venezuela profunda. Por fortuna, así lo confesó en las últimas horas, la líder opositora había trasladado semejante colección antes de que paramilitares chavistas asaltaran de madrugada su oficina caraqueña. Cada uno de ellos va acompañado de un papelito con el nombre de quien se lo entregó y el lugar. En la actual Venezuela asediada, a la que el chavismo aplicó el terrorismo de Estado (así definido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) para atornillarse en el poder con la fuerza bruta, hubiera sido peligroso para todos ellos.
Hoja de ruta
Dotada de una energía positiva que parece no extinguirse, Machado recorrió una a una las grandes noticias de la semana, empezando por el informe preliminar del panel de expertos de la ONU: “Confirmaron que los reportes del Consejo Nacional Electoral no son creíbles y que los nuestros son auténticos”. Sabedora de que la represión y el cerco a los barrios populares limitaron la presencia de sus seguidores, Machado adelantó la hoja de ruta para seguir percutiendo contra el régimen tras el apoyo internacional. Los deberes están claros para los venezolanos: mantener la comunicación para “ejercer toda la presión contra el régimen” y para protegerse del látigo represor. Eso es lo que pretende el Palacio de Miraflores al bloquear X o cargar contra WhatsApp.
“No vamos a dejar las calles, siempre de forma pacífica. La violencia les interesa a ellos. Nosotros no atacamos a otros venezolanos”, insistió Machado, que en esta ocasión no contó con González a su lado, protegido por el equipo opositor. “Es mucho lo que logramos, pero viene mucho más”, certificó la dirigente.
El chavismo, al otro lado de la ciudad, aplicó sus habituales herramientas para juntar a un grupo de seguidores, con dinero y logística pública, para que acompañaran la falsa marcha por la victoria de Maduro. Sólo unas horas antes, en una ceremonia esperpéntica, el “conductor de victorias” oraba con fruición con varios pastores evangélicos en el Palacio de Miraflores, todos ellos al borde de la exaltación.
Maduro mantiene que es un enviado de Dios para presidir Venezuela, mientras su fiscal general denuncia que quienes se le oponen pertenecen a una secta satánica. Derrotados electoralmente en la tierra, pareciera que al chavismo solo le queda el milagro del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para multiplicar los votos como aquel episodio bíblico del pan y los peces que tanto le gusta repetir al mandatario.
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