Con una marcha y un haka masivo, los maoríes se levantan contra un proyecto libertario en Nueva Zelanda
La Ley de Principios del Tratado se propone revisar el acuerdo fundacional de Nueva Zelanda con el pueblo maorí y es inmensamente impopular: hasta el primer ministro se burla de ella.
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WELLINGTON.- Más de 10.000 neozelandeses arrancaron este viernes una marcha de más de 1000 kilómetros cuyo destino es el Parlamento de Wellington, la capital, en medio de una ola de oposición contra un proyecto de ley que pretende despojar a los maoríes de los derechos especiales que se les concedieron en el tratado de 1840.
La gente se fue sumando de a pie o a caballo mientras la marcha atravesaba la ciudad de Roturua, en el centro de la Isla Norte. La llegada de la columna a Wellington está prevista para el martes.
Las protestas hicieron eclosión dentro de la Cámara del Parlamento el jueves, cuando a Hana-Rawhiti Maipi-Clarcke, legisladora de 22 años del Te Pati Maorí, el partido de los maoríes, le pidieron que definiera cómo votaría su partido la controvertida Ley de Principios del Tratado, que reinterpreta el acuerdo fundacional neozelandés entre la corona británica y el pueblo maorí.
Maipi-Clarcke aprovechó la oportunidad para realizar un haka, la danza de guerra de los maoríes, y rompió con sus manos una copia del proyecto de ley delante de su autor, mientras los parlamentarios de los partidos Maorí, Verde y Laborista, y el público presente en las galerías del recinto se sumaban a la danza.
La ley es sumamente impopular, incluso entre los miembros de la gobernante coalición conservadora. El primer ministro Christopher Luxon, que el jueves permitió que el proyecto pasara a primera lectura en el recinto, lo calificó de “simplista” y dijo que no lo apoya. Esta semana, más de 40 de los juristas más importantes del país le escribieron una carta abierta a Luxon instándolo a que descarte el proyecto.
Los defensores del proyecto, del partido libertario ACT, dicen que garantizaría la igualdad de todos los neozelandeses, pero los maoríes, que representan alrededor del 17% de la población del país, argumentan que la redefinición del tratado que firmaron hace casi 200 años con la corona británica socava sus derechos.
Maipi-Clarke fue reprendida y suspendida del Parlamento durante 24 horas, y un diputado dirigente laborista fue expulsado de la Cámara tras llamar “mentiroso” al autor del proyecto de ley y negarse a pedir disculpas.
¿Qué es el haka maorí y por qué lo realizaron los legisladores?
El haka es una danza ceremonial fundamental para la identidad cultural maorí. Tradicionalmente, la realizan los guerreros en el campo de batalla o para dar la bienvenida a otra tribu. En los últimos años, esa danza se ha vuelto mundialmente conocida gracias al equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks, que realizan el haka conocido como Ka Mate antes de cada partido.
Con sus aguerridas expresiones faciales y movimientos corporales, el haka puede ser un espectáculo aterrador, pero también se realiza como un acto de solidaridad, como hicieron en 2019 los estudiantes en honor a las víctimas de la masacre de Christchurch, o a principios de este año, durante la procesión fúnebre del rey maorí de Nueva Zelanda.
Pero el haka del jueves tuvo otro significado, explica Margaret Mutu, profesora de estudios maoríes en la Universidad de Auckland y líder de la tribu Ngati Kahu. “En el mundo maorí, si alguien es muy ofensivo, es una práctica habitual hacerle un haka para demostrar que nos ha ofendido y herido gravemente. Cuando vi el haka, pensé: ‘Sí, en un caso así haríamos exactamente eso’”, dice Mutu.
¿Qué es el Tratado de Waitangi?
El Tratado de Waitangi es el documento fundacional de Nueva Zelanda, firmado en 1840 por un representante de la corona británica y 500 jefes maoríes. A cambio de ceder el gobierno a los británicos, el tratado otorgaba a las tribus amplios derechos para conservar sus tierras y proteger sus intereses.
Pero Mutu dice que Nueva Zelanda viene incumpliendo desde hace generaciones algunas de las promesas del tratado y que los maoríes han perdido sus derechos sobre vastas extensiones de tierra, con un efecto cascada de resultados negativos, incluida la sobrerrepresentación de los maoríes en las cárceles y en las estadísticas de pobreza. En la década de 1970, Mutu integró el movimiento de protesta que buscaba la reparación de esas promesas, y en 1975, ella y miles de personas participaron de la primera hikoi, o marcha de protesta, rumbo al Parlamento.
Aquella marcha concitó la atención internacional y llevó al Parlamento neozelandés a aprobar la Ley del Tratado de Waitangi, que creó un tribunal que ya lleva escuchadas casi 4000 demandas. Mutu dice que ese tribunal representa “una válvula de escape para los maoríes” que lleva un registro oficial de las atrocidades cometidas durante la colonización.
A lo largo del tiempo, el Parlamento y los tribunales fueron avalando la idea de que el tratado promete a los maoríes protecciones especiales y facultades importantes en la toma de decisiones.
¿De qué trata el Proyecto de Ley de Principios del Tratado?
El Proyecto de Ley de Principios del Tratado es hijo de David Seymour, líder de ACT, un partido populista de derecha y uno de los tres que forman parte de la incómoda coalición conservadora gobernante. Como parte del acuerdo de coalición, el primer ministro Luxon aceptó permitir que el proyecto de ley fuera a una primera lectura en el recinto, una medida que incluso los miembros de su propio partido han criticado, ya que ni Luxon lo apoya.
Como el Tratado de Waitangi no enumera principios específicos, Seymour afirma que la ambigüedad ha llevado a interpretaciones progresistas, incluida la ley de 1975, que efectivamente favorece al pueblo maorí sobre el resto de los neozelandeses.
“Es hora de que la institución que se planteó esa pregunta en 1975 diga cuáles son esos principios”, apuntó Seymour el jueves, durante la presentación del proyecto. “El propósito de esta ley es romper el silencio de 49 años de este Parlamento, y definir los principios por ley, para que quede clarísimo lo que significa el tratado para los neozelandeses actuales”.
Si bien la ley no reescribiría el tratado en sí, esencialmente lo extendería por igual a todos los neozelandeses, lo que según sus detractores lo neutralizaría de facto. El proyecto también requeriría un referéndum, que según los opositores sería polarizador.
De hecho, algunos dudan de que el proyecto de ley sea efectivo. Dean Knight, profesor de derecho en la Universidad Victoria de Wellington, le dijo a Radio New Zealand que el proyecto de ley era “tan malo y equívoco que no funcionará”.
El gobierno de coalición de Luxon suele ser acusado de “antimaorí” y ha dicho que quiere terminar con las políticas “basadas en la raza” y minimizar el idioma maorí en la atención pública. También descartó rápidamente la creación de una agencia de salud maorí.
¿Qué dice el promotor del proyecto de ley?
Seymour dice que el proyecto de ley no es racista, ya que simplemente amplía los derechos del tratado a todos los neozelandeses.
“Como ya dijo una vez el Tribunal de Apelaciones, ver el Tratado como una ‘asociación entre razas’ no funciona como base constitucional para un país”, dijo Seymour el jueves. “Los juristas defenderán su argumento a muerte, pero hay una pregunta que no pueden responder: ¿En qué lugar del mundo es buena idea dar a los ciudadanos diferentes derechos basados en la ascendencia? ¿En qué lugar del mundo funcionó ese enfoque?”
Pero los detractores del proyecto dicen que la ley efectivamente reduciría los derechos de los maoríes. “Si esos principios se redefinen –y se debilitan de manera significativa– habrá menos mecanismos legales para que los maoríes hagan valer sus derechos”, señala Carwyn Jones, experto legal maorí, en declaraciones al diario británico The Guardian.
Mutu dice que la igualdad estricta ante la ley ignora la discriminación histórica contra los maoríes. “Esto niega una realidad estadística: que los maoríes estamos muy rezagados del resto de la población porque fuimos colonizados y nos quitaron todo”, señala. “Si hay igualdad ante la ley, eso significa que los maoríes seguiremos siendo ciudadanos de segunda clase para siempre”.
Michael E. Miller
(Traducción de Jaime Arrambide)
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