Con el recuerdo del atentado y bajo una fuerte custodia, Boston busca recuperar su maratón
Unas 36.000 personas corren este año acompañados por un gran despliegue de seguridad, después del ataque que dejó tres muertos y 264 heridos en 2013
BOSTON.- Campeón en Boston en 1968, el estadounidense Amby Burfoot no pudo terminar la maratón del año pasado por el sangriento doble atentado que dejó tres muertos y 264 heridos. Pero hoy volvió, en una declaración de amor al público de su prueba favorita, igual que lo hicieron unos 36.000 atletas que quieren demostrar que el antecedente no los amedrenta.
"Gracias fanáticos del Maratón de Boston por sus 118 años de apoyo a todos los corredores, veloces y lentos. Sin ustedes, la maratón no sería la increíble carrera que tanto queremos", escribió Burfoot, de 67 años, en una pequeña tarjeta de la que imprimió 200 ejemplares para entregar a los espectadores a lo largo del trayecto.
"Hice 200 pero debería haber hecho 2000. Sabemos que fue el pueblo de Boston, fans y espectadores, los que murieron el año pasado, no los corredores. Nos sentimos todos tan mal por lo que ocurrió a la gente de Boston que queremos agradecerles este año por ser tan fuertes y estar curando a la ciudad. Queremos ser parte de ese proceso de curación", afirmó.
Tras la tragedia, los números de este año son impactantes: unas 36.000 personas se inscribieron a la maratón, la segunda mayor cifra en su historia. Al mismo tiempo, más de 3500 policías (el doble del año pasado) y 60 agencias de seguridad gubernamentales vigilarán la jornada en la ciudad de Massachusetts.
La jornada comenzó con un minuto de silencio estaba previsto a las 8.45 hora local (10.45 en la Argentina) en Hopkinton, lugar de la largada, y poco después comenzó la carrera.
Los organizadores establecieron una serie de medidas draconianas para los participantes, incluyendo una política "sin mochila", en respuesta al hecho de que fue allí que los autores de los ataques, los hermanos de origen checheno Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, escondieron las ollas a presión convertidas en bombas el 15 de abril del año pasado.
En ese sentido, los maratonistas que participarán tendrán que usar bolsas de plástico transparentes para sus pertenencias y quienes deseen darles ánimos en la línea de meta deberán dejar cochecitos para niño y mochilas atrás.
Además, más de 100 cámaras se instalaron a lo largo de la ruta y se colocaron alrededor de 50 puntos de observación alrededor de la meta para "monitorear a la multitud", dijo la Boston Athletic Association (Asociación Atlética de Boston).
Al justificar estas medidas, el gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, explicó que se buscó "un equilibrio entre una seguridad reforzada y preservar el ambiente familiar".
Memoria y dolor
El orgullo de la ciudad podía verse en las decenas de camisetas con el lema "Boston fuerte" vestidas de manera orgullosa y en pancartas en tiendas, restaurantes y hoteles en toda la ciudad.
Las autoridades estadounidenses homenajearon a las víctimas el martes pasado en coincidencia con el primer aniversario exacto de los atentados, pero la emoción es la dueña de esta edición de la prueba de 42,195 km que se corre desde 1897.
En una de las tantas historias conmovedoras de la carrera, la joven Heather Abbott, que sufrió la amputación de parte de su pierna, estaba entre los espectadores para apoyar a Erin Chatham y Peter Riddle, que ayudaron a salvar su vida aquella tarde de 2013.
En la línea de llegada en la calle Boylston se erigió un pequeño memorial en homenaje de las víctimas.
"Nunca los olvidaremos", decía un letrero junto a cuatro cruces con los nombres de los muertos (tres el día de la carrera y un oficial de policía baleado días después cuando los Tsarnaev intentaban huir) escritos en un corazón rojo.
Tamerlan Tsarnaev, de 26 años, murió en una balacera con la policía días después del ataque. Dzhokhar Tsarnaev, de 20 años, está encarcelado a la espera de juicio y podría enfrentar la pena de muerte.
Agencias AFP y AP
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