Con su triunfo en el US Open, Naomi Osaka ayuda a desafiar el sentido tradicional de identidad de Japón
TOKIO.- A primera hora del domingo, cuando la familia Ohno vio desde Tokio a Naomi Osakaderrotar a Serena Williams en el US Open , no tuvieron ninguna duda que ella era una verdadera campeona japonesa.
"Tiene cara de japonesa", dijo Ryutaro Ohno, de 14 años, después de jugar un par de partidos de tenis con su hermano menor y sus padres en una cancha cercana a la Torre Tokio.
Su madre de 49 años, Naoko, sacó su celular y muestra una foto de sus hijos posando con Osaka –hija de padre haitiano-norteamericano y de madre japonesa– sacada el año pasado en la capital del país asiático cuando la tenista estrella compitió en el Abierto del Pacífico.
"Tiene alma japonesa", señaló la señora Ohno. "No sobreactúa su alegría. Tiene un estilo de juego agresivo, pero cuando la entrevistan, siempre se muestra humilde, y eso me gusta".
Al convertirse en la primera tenista nacida en Japón que gana un torneo del Grand Slam y con apenas 20 años, Naomi Osaka está obligando a los japoneses a replantearse su histórico sentido de pureza racial e identidad cultural. Su surgimiento llega en un momento en que Japón también enfrenta un problema de infrapoblación, una crisis demográfica amenazante que ha urgido al país a abrir levemente sus puertas para permitir un aumento de residentes extranjeros y de descendientes de emigrados japoneses deseosos de volver a Japón.
Pero si bien en el país hay una nueva generación que ya empezó a entender de manera más amplia lo que significa ser japonés, existe una vena conservadora que se aferra a una definición étnica de pureza de la sangre. Así y todo, los medios de comunicación japoneses celebraron cálidamente la victoria de Osaka como una victoria propia.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, felicitó a Osaka por Twitter. "Gracias por ser una fuente de inspiración y de energía para todo Japón en estos tiempos difíciles", escribió Abe en referencia a los dos desastres naturales ocurridos la semana pasada: un tifón que arrasó el oeste de Japón y un terremoto que sacudió la isla norteña de Hokkaido.
En tanto, Kei Nishikori, la mayor estrella masculina del tenis japonés, usó emojis para felicitar a Osaka vía Twitter, una seguidilla de pulgares levantados, trofeos y puños en alto intercalados con la bandera del sol naciente.
Sin embargo, en Japón, algunos sintieron que los elogios a Osaka eran hipócritas. Muchos mestizos –conocidos como "hafu" en japonés, un término derivado del inglés half (medio)– dicen no ser verdaderamente aceptados en su país.
Hace tres años, cuando Ariana Miyamoto, una mujer mitad negra, mitad japonesa fue coronada Miss Universo Japón, algunos criticaron a los jueces en las redes sociales, en las que dijeron que la joven no parecía suficientemente japonesa. Pero Japón, aunque sea lentamente, tal vez esté cambiando. Al año siguiente de que Miyamoto ganara el concurso de belleza, otra mujer mestiza, Priyanka Yoshikawa, se alzó con la corona.
Megumi Nishikura, codirector del documental "Hafu: la experiencia de los mestizos en Japón", dijo: "Cualquier hafu que sea capaz de representar a Japón de manera pública ayudará a que se abran el corazón y la mente de los japoneses para que sean más tolerantes".
El domingo pasado se pudieron ver en Tokio algunas señales de que las ideas anticuadas que se están modificando. "Creo que la definición de lo que significa ser japonés es cada vez más difusa", dice Masako Mikami, de 52 años, que trabaja en una empresa de software en la capital del país.
Naomi Osaka se esforzó por cultivar su identidad japonesa en el circuito tenístico. En las entrevistas con medios de su país se ocupó de responder las preguntas en japonés, incluso aunque a veces su uso del idioma sea imperfecto. Además, no deja de mencionar su amor por el manga (historietas) y el té verde.
Tras su victoria, exhibió un rasgo de personalidad característicamente japonés al disculparse por haber ganado. "Lamento que haya tenido que terminar así", dijo Osaka, como un gesto de reconocimiento ante la controvertida decisión del umpire contra Serena Williams. Y al agradecer a sus fans, hizo una reverencia con la cabeza, muy al estilo japonés.
Pero cuando un periodista del Tokyo Broadcasting System le preguntó cómo se sentía por ser la primera campeona japonesa en el Grand Slam, Osaka respondió en inglés. "Me siento muy honrada… No sé cómo decir eso en japonés", manifestó desde Nueva York.
Sus seguidores en Japón lamentaron que la final terminara en medio del escándalo. "Pero ella realmente ganó por su capacidad", dijo Kanako Ozawa, un agente inmobiliario de 32 años, mientras peloteaba en una cancha de tenis en el centro de Tokio.
Darryl Wharton-Rigby, cineasta afro-norteamericano de Baltimore y esposo de una japonesa con la que tiene tres hijos, comentó que el triunfo de Osaka tuvo una resonancia especial y se esperanzó en que Japón se convierta en un país más progresista desde el punto de vista racial.
"No me gusta que usen la palabra hafu", dijo Wharton-Rigby. "Prefiero mestizo o bicultural, porque hafu suena a 'a medias', como si solo fueran japoneses a medias y no totalmente japoneses. Pero creo que eso es algo que podría ir cambiando con cada victoria o con cada persona que se plante y diga: No, soy japonés, aunque uno de mis padres no sea de Japón".
The New York Times
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