Con su aislacionismo, EE.UU. podría perder el liderazgo global
Mientras sus países rivales hacen gestos de apoyo hacia otras naciones golpeadas por el coronavirus, Estados Unidos está perdiendo la contienda geopolítica que desató la pandemia, y al mismo tiempo tiene problemas para contener el virus en su propio territorio.
En tiempos como estos, el mundo siempre espera el liderazgo de las naciones más ricas y poderosas, pero Estados Unidos se ha retirado a su propia forma de autoaislamiento, su presidente ningunea la gravedad de la pandemia y sus máximos funcionarios se la pasan peleando entre ellos. Mientras tanto, sus adversarios, especialmente China y en menor medida Rusia, han dado un paso al frente con ayuda concreta a otros países afectados, un rol que ante cada crisis cumplía Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial.
Aviones chinos repletos de equipamiento médico, máscaras y elementos de protección están aterrizando en Italia, España, los Países Bajos, Ucrania, Irán e Irak, entre otros países. Jack Ma, el hombre más rico de China, donó kits de prueba, máscaras y trajes de protección a todos y cada y uno de los 54 países de África. Los mandatarios africanos inundaron las redes sociales de manifestaciones de agradecimiento hacia el megamillonario chino, y los titulares de los principales diarios del continente elogiaron su generosidad. "Lo que percibe la gente a lo largo y a lo ancho de África es que China está ofreciendo el tipo de ayuda pública que antes daba Estados Unidos", dice Eric Olander, director del Proyecto China-África.
El compromiso de Estados Unidos con el resto del mundo por la pandemia, por su parte, se ha limitado a intercambiar chicanas con sus rivales por el nombre del virus -Trump insiste en llamarlo "virus chino"- y acusaciones por su propagación.
Anteayer, Trump participó de la cumbre virtual del G-20, donde se acordó inyectar hasta 5 billones de dólares a la economía internacional y dar financiamiento a los distintos esfuerzos por encontrar una vacuna que se están realizando alrededor del mundo: Estados Unidos no dijo con cuánto piensa contribuir.
"En momentos de crisis, el mundo siempre esperaba que Estados Unidos tomara el timón. ¿Ahora quién espera algo de Estados Unidos? Nadie", dice Elisabeth Braw, del instituto Royal United Services.
El desentendimiento de Estados Unidos de la lucha contra el coronavirus es parte de una retirada más amplia del mundo en general. El gobierno de Trump se ha ocupado de desmantelar décadas de liderazgo norteamericano en los más diversos frentes, como su retiro del Acuerdo Climático de París 2015 y muchos tratados de comercio.
Pero la gravedad de la crisis es tal que la ausencia de Estados Unidos podría hacerlo retroceder definitivamente en el tablero internacional, cediendo terreno ante una China en fulgurante ascenso. "Realmente me pregunto si no estamos ante un punto de inflexión para el orden internacional", dice Nathalie Tocci, directora del Instituto Italiano de Asuntos Internacional y exasesora de política internacional de altos funcionario de la Unión Europea.
No falta el oportunismo en algunos gestos de los rivales de Estados Unidos. La gigante tecnológica Huawei ha enviado decenas de miles de máscaras y elementos de protección con el logo de la empresa a los países más golpeados de Europa, con la esperanza de sumar apoyo para la adopción de su tecnología G5 en ese continente, a pesar de la oposición de Estados Unidos.
"China huele que hay un vacío", dice Braw, y agrega que "si Trump y su gobierno no suben la apuesta, en este momento de la historia la balanza podría terminar de inclinarse a favor de China".
Vacío
Rusia también ha olido ese vacío dejado por el liderazgo norteamericano, y a principios de esta semana envió a Italia un avión sanitario cargado de ayuda. Pero los funcionarios italianos dijeron que la ayuda no fue solicitada y que lo recibido no coincide con lo que Italia necesita.
Los funcionarios norteamericanos también dicen haber ofrecido ayuda. Las tropas norteamericanas destacadas en Italia ayudaron a distribuir camas de hospital, colchones, camillas y otros elementos en la región de Lombardía, epicentro de la crisis en Italia. A fines de enero, cuando el brote en China tocó su pico, el gobierno norteamericano dijo estar enviando más de 17 toneladas de equipos e insumos médicos a ese país, y a principios de febrero, el secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció asistencia adicional "a China" por unos 100 millones de dólares. El Departamento de Estado más tarde modificó esa declaración diciendo que la ayuda iba destinada a países de alto riesgo y en vías de desarrollo, sin mencionar a China. La semana pasada, un funcionario chino dijo que su país no había recibido "ni un solo dólar" de Estados Unidos.
Para colmo, la caótica respuesta de Estados Unidos ante la propagación del virus dentro de su propio territorio también está socavando su reputación como líder global en ciencia y tecnología. Las imágenes viralizadas de los neoyorquinos haciendo largas colas en el frío terminaron de acentuar la sensación de que si Estados Unidos no puede manejar ni su propia epidemia interna, menos aún guiar la lucha de otros países. "Al paso que vamos, Estados Unidos parece encaminado a convertirse en el país más endémico de coronavirus: más que China, más que Italia, más que ningún otro país", dice Taufiq Rahim, experto en salud pública global de la organización New America.
Traducción de Jaime Arrambide
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