Con siete candidatos detenidos, Nicaragua entra en la recta final de su elección más controvertida
Para las presidenciales del domingo se da por descontado el triunfo de Daniel Ortega y su esposa; organismos y representantes internacionales denuncian una “parodia” montada por el régimen
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CIUDAD DE PANAMÁ.– Nicaragua vive la recta final de un proceso de votación que se parece muy poco a unas elecciones democráticas, más allá de que las boletas se depositarán en las urnas dispuestas por un Consejo Supremo Electoral (CNE) al servicio del sandinismo.
Y lo hace entre acusaciones casi generales y la defensa feroz de sus funcionarios, como la realizada este miércoles por Michael Campbell, su delegado en la Organización de los Estados Americanos (OEA). “¡Actores de reparto, malvados! Son evidentes las intenciones desestabilizadoras”, profirió el diplomático ante las críticas y las evidencias que lo obligaron a repetir proclamas revolucionarias que casi todo el mundo sabe de memoria en América Latina.
Parecidas palabras y la misma contundencia emplearon tanto Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea (UE), como delegaciones en la OEA. El jefe de diplomacia europea, de visita en Perú y Colombia, calificó los comicios del próximo domingo como un completo fake.
“Los resultados serán ilegítimos, una parodia”, precisó Hugh Adsett, el representante de Canadá. “Son simplemente una mentira. Daniel Ortega y Rosario Murillo no tienen el consentimiento del pueblo nicaragüense para convertir su país en la dictadura de un solo partido”, añadió el estadounidense Bradley Freden.
“Estas censuras no afectan a la realización de la farsa electoral, porque están decididos a hacerlo y lo van a hacer, no importándoles que el mundo entero esté en contra de ellos”, explicó a LA NACION Edgard Parrales, que fuera representante permanente de Nicaragua en la OEA durante los primeros años del sandinismo y que también formó parte del grupo de sacerdotes de la “teología de la liberación”, junto a Ernesto Cardenal, suspendidos por el papa Juan Pablo II.
“Pero sí afecta para después –precisó el catedrático–. Saben que van a tener enormes problemas de tipo económico, porque la comunidad internacional les va cerrar las puertas a las herramientas financieras, como el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y otros. Es algo que les va a preocupar de manera progresiva e intensa”.
No se trata solo de diplomáticos o dirigentes, también las redes sociales vigilan al régimen de Managua. Primero fue Facebook quien anunció el cierre de una “granja de trolls” administrada por el gobierno. Ayer continuaron Instagram y YouTube, que canceló 82 canales y tres blogs.
Presidenciables detenidos
Todos los presentes en Washington conocen las evidencias aportadas por la encuesta de Gallup, que asegura que cualquiera de los siete precandidatos detenidos y encarcelados derrotaría a Daniel Ortega en las urnas. Se trata de Cristiana Chamorro (hija de la expresidente Violeta Barrios, retenida en su propia vivienda); su primo el economista Juan Sebastián Chamorro; el exembajador en Washington Arturo Cruz; el activista y académico Félix Maradiaga; el líder campesino Medardo Mairena; el periodista Miguel Mora, y el tantas veces aspirante, el conservador Noel Vidarreta.
“El fundamento de esta afirmación no es sólo por la capacidad individual de los precandidatos, sino porque representan un símbolo para oponerse a Ortega. El voto no sería por un candidato o un partido, se trataría de un voto contra Ortega. Sólo que el pueblo necesita tener un partido y un candidato a quien votar. Los hay más capacitados entre ellos, con mayor apoyo de la población, pero todos representan la lucha contra el orteguismo murillista. Cualquiera de ellos ganaría”, aseguró convencido Parrales.
El periodista Carlos Fernando Chamorro, que no sólo sufre la detención de Cristiana, también la de su hermano Pedro Joaquín, dirigente del partido Ciudadanos por la Libertad y también presidenciable, ha profundizado en la encuesta de Gallup para su medio Confidencial, que reveló que el 76% de los nicaragüenses están convencidos de que su país va por el rumbo equivocado. Sólo el 23% piensa todo lo contrario.
Además, el 79% considera que no hay libertad de expresión. El 59% tampoco escuchan los sermones diarios de la vicepresidenta Rosario Murillo, que desde el lunes próximo se convertirá en “copresidente”, según ha adelantado su marido.
Frente a la farsa del domingo, organizaciones de la sociedad civil y la oposición han puesto en marcha una campaña que denominan de “paro electoral”, consistente en que nadie salga a la calle el domingo. Todo lo contrario se llevará a cabo en Costa Rica, que reúne a más de 100.000 exiliados, que preparan una gran concentración.
Ambas iniciativas cuentan con el apoyo del grueso de quienes se oponen al régimen revolucionario, desde la Iglesia Católica, al frente de las demandas desde el primer día, hasta colectivos estudiantiles, trabajadores y campesinos. El gobierno de Ortega, que mantuvo buenas relaciones con el cardenal Miguel Obando y Bravo, ha cercado la vivienda del actual cardenal, Leopoldo Brenes.
“El pueblo de Nicaragua va a reconstruir este país que tanto amamos”, clamó desde su exilio forzado en Florida el arzobispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, que apoyó en primera línea la rebelión popular del 2018.
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