Con pequeñas resistencias, Francia activó el pase sanitario en sitios públicos
Los franceses deberán presentar un código QR que especifica la vacunación, un test negativo o un certificado de recuperación
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PARÍS.– Francia comenzó a aplicar hoy sin demasiados tropiezos el nuevo pase sanitario, obligatorio para ingresar a bares, restaurantes, cines, teatros, hospitales, salas de deportes, ciertos centros comerciales de más de 20.000 m2 y para subir a bordo de un avión, un tren o un ómnibus de larga distancia.
El ya célebre y controvertido “sésamo” adoptado por el gobierno del presidente Emmanuel Macron, objeto de manifestaciones desde hace semanas por una parte minoritaria de la sociedad, fue aprobado la semana pasada por el Consejo Constitucional, máxima autoridad jurídica del Estado. Desde hoy, pues, la ampliación del alcance de ese pase sanitario –que debe constar de un comprobante de vacunación completa, un test negativo de menos de 72 horas o un certificado de recuperación de la enfermedad– obliga a los franceses a mostrar ese código QR para acceder a la mayoría de los espacios públicos.
Sin embargo, ante la persistencia de la protesta de algunos sectores antivacuna (237.000 personas se manifestaron el sábado pasado en todo el país), el gobierno moderó en parte las reglas. Ahora, por ejemplo, un test antigénico o PCR será válido 72 horas en vez de 48.
Es difícil, sin embargo, que esos gestos consigan convencer a los recalcitrantes que no tienen ninguna intención de hacerse vacunar y que representan, según un reciente estudio del instituto OpinionWay, el 16% de los franceses. Se trata sobre todo de mujeres, de menores de 35 años y de personas pertenecientes a las categorías más populares, afirma el estudio.
“Mientras más abajo se está en la jerarquía social, mayor es la reticencia a la vacunación en general y contra el Covid-19 en particular. Es el caso de 17% de los obreros, contra solo 8% de los cuadros superiores”, precisa.
Pero el gobierno ha decidido optar por la firmeza, sobre todo ante el avance de los casos provocados por la variante delta. El número de enfermos en terapia intensiva aumenta: 1667 personas se encuentran en reanimación, hubo 68 decesos y 833 nuevos enfermos fueron admitidos en los hospitales en 24 horas. En todos los casos, más del 85% no estaba vacunado, según los médicos.
Semana de tolerancia
Por su parte, los profesionales de todos los sectores encargados de controlar los pases sanitarios recibieron la consigna de respetar “una semana de tolerancia”, para “enseñar” las nuevas reglas. Pasado ese lapso, las multas para los clientes se elevarán a un mínimo de 135 euros. El gobierno también previó multas para penalizar el fraude: 750 euros en caso de presentación de un QR falsificado o de otra persona.
Los responsables de comercios y espacios gastronómicos terminaron resignándose a esta nueva exigencia, aunque temen una reducción de su cifra de negocios.
Anoche, los mozos de varios cafés parisinos confesaban sentirse medianamente “desorientados”.
“Verificar esos pases será sin duda complicado para nosotros, que estamos generalmente bastante ocupados”, explicaba el mozo de un restaurant del barrio de la Opéra.
Unas cuadras más lejos, por el contrario, la gerenta de un restaurant tailandés mostraba con orgullo en su celular TousAntiCovid Verif, la aplicación creada por el gobierno para controlar en escasos segundos el pase sanitario de cada cliente.
Los responsables de bares y restaurantes también temen las reacciones negativas y los posibles ataques de parte de algunos irreductibles antivax. En la región de Perpiñán, en el sudoeste del país, varios establecimientos recibieron insultos y sus responsables fueron tratados de “fachos” o de “colaboradores”. Algunos recibieron incluso amenazas de represalias o una avalancha de comentarios negativos sobre sus restaurantes en sitios como Tripadvisor (1500 de esos comentarios en una sola noche contra un solo establecimiento).
Por temor a ese tipo de violencia, ciertos lugares pequeños de la región de Bretaña, en el noroeste, publicaron un comunicado advirtiendo que no aplicarán la medida, a pesar de que la multa prevista en esos casos se eleva a 1500 euros, un año de prisión y 9000 euros de multa en caso de triple reincidencia.
En estos días de intenso tráfico ferroviario hacia y desde los sitios turísticos, también los ferrocarriles franceses tuvieron que adaptarse. Hoy, las grandes terminales, como la Gare de Lyon en París, colocaba un brazalete plastificado de color turquesa a cada pasajero cuyo pase sanitario había sido controlado antes de acceder al andén. A bordo del tren, los controles también se harán, pero en forma aleatoria.
Buenas noticias, en todo caso, a pesar de las nuevas exigencias: el uso del barbijo dejó de ser obligatorio en todos aquellos espacios sumidos a control, a menos que –debido a una explosión de contaminaciones– las autoridades regionales decidan lo contrario. El pase sanitario tampoco será necesario para viajar en los transportes urbanos o para ingresar a los comercios de proximidad.
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